No sabemos cómo acabará todo, pero por si algún día los historiadores se preguntan si los humanos del 2025 no veíamos el curso alarmante que estaban tomando los acontecimientos, la respuesta es que sí lo veíamos. ¿Cómo no teníamos que verlo, si pasaba de día y delante de nuestras narices?
El miércoles China organizó una de las desfiles militares más grandes de la historia, con la presencia de los presidentes de Rusia y Corea del Norte, ya continuación el presidente de Estados Unidos cambió el nombre del departamento de Defensa por el de departamento de la Guerra, que había sido el nombre tradicional durante un siglo y medio. "Defensa es demasiado defensivo", había dicho días atrás, coincidiendo con la orden de sacar a los soldados a patrullar por las calles de la capital. Era el mismo presidente que había enviado a la gente a asaltar el Congreso para impedir la proclamación de la victoria electoral de su rival.
Sí, veíamos eso, como veíamos el ascenso de los partidos con discursos de odio, la UE aconsejándonos tener a punto un equipo de supervivencia, el canciller alemán justificando que su país debía tener el mayor ejército de Europa y el rearme de los países de la OTAN hasta el 5% del PIB. Hemos visto esto, y hemos visto a Israel convertir Gaza en un vertedero de escombros, y Rusia invadió Ucrania.
Entonces quizá la pregunta del futuro sea cómo era que una sociedad tan consciente de lo que ocurría se dejó hervir como la rana. Quizás porque nos habían distraído, dividido y empobrecido hasta dejarnos sin valentía ni unidad para rebelarnos, y nos sobraba miedo disfrazado de comodidad, mientras deseábamos muy fuertemente que la próxima desgracia no nos tocara a nosotros por el eficaz procedimiento de cruzar firmemente los dedos.
