Fortalecer los consensos para fortalecer la negociación
BarcelonaCoincidiendo con el primer aniversario de las elecciones que lo llevaron al Palau de la Generalitat, el president, Pere Aragonès, ha querido hacer una radiografía del momento político actual combinada con un discurso más de fondo sobre su proyecto de país. Respecto al primer punto, Aragonès ha admitido que la mesa de diálogo con el Estado para resolver el conflicto político vive una "situación de bloqueo", un "momento de dificultad", que él atribuye a la "poca valentía" del gobierno español a la hora de articular una propuesta para la sociedad catalana.
La propuesta de Aragonès para superar este mal momento de la negociación es, precisamente, fortalecer los consensos de la sociedad catalana mediante un proceso de diálogo interno que tiene que ser lo más amplio posible, cosa que, como ya avanzó en el Parlament, incluye también al PSC. En paralelo, el presidente también hizo un llamamiento al resto de independentistas para que se dejen de "reproches" y de hablar de "héroes y traidores", puesto que "nadie es más independentista que nadie". La combinación, pues, de un gobierno español que aprovecha cualquier excusa para dilatar el diálogo y unos socios que no se fían de la mesa y que mantienen una estrategia teóricamente diferente deja a Aragonès en una situación delicada.
Por este motivo, el presidente de la Generalitat pretende hacerse fuerte en la idea de diálogo y unidad para intentar superar el bloqueo y no quedar atrapado entre unos y otros. Habrá que ver, sin embargo, la efectividad de este diálogo interno prometido y de la iniciativa de reunirse con los diputados catalanes en Madrid y Bruselas (se entiende que excepto los de la triple derecha) para intentar encontrar el máximo de puntos en común. Pero nada de todo esto funcionará si el presidente no es capaz de convencer a su homólogo español, Pedro Sánchez, que tiene que mover ficha con la mesa de diálogo si no quiere poner en peligro la misma gobernabilidad (al fin y al cabo, los votos de ERC son clave en Madrid) y acabar abriendo las puertas a un gobierno PP-Vox.
En este sentido, las elecciones en Castilla y León pueden funcionar como una vacuna, puesto que el PP andaluz descarta ahora adelantar las elecciones. Si esto se confirma, se abrirá un periodo sin elecciones hasta finales de año en el que los gobiernos catalán y español tendrían que hacer adelantos sustanciales en el proceso de negociación. Se trata de una ventana de oportunidad que no se puede desaprovechar, porque el próximo año será año electoral y el margen de maniobra se reducirá muchísimo. Aragonés se tendría que mover rápido para tratar de atar en corto al PSC con el compromiso del diálogo, y movilizar a los agentes sociales para que, a su vez, presionen a Sánchez. En el campo interno independentista, sería deseable un pacto de mínimos que incluya la necesaria lealtad institucional entre socios que todo gobierno necesita para funcionar, y que un año después de las elecciones todavía no se ha conseguido.
El tiempo va pasando y, a pesar de que todo el mundo es consciente de que el conflicto no se resolverá en cuatro días, es el mismo instrumento, la mesa de diálogo, el que se pone en peligro si no hay continuidad ni, todavía menos, voluntad de que dé frutos visibles.