La evidencia científica disponible en Estados Unidos sobre la despenalización del aborto demuestra la incongruencia que, si se acaba confirmando, supondrá la abolición o limitación de la sentencia de Roe vs. Wade por parte del Tribunal Supremo de este país, tal como se ha filtrado a la prensa en los últimos días. Para ponerlo de manifiesto me basaré en un informe redactado por los autodenominados “amici curiae economists”, que son, básicamente, 154 eminencias en el área de la economía aplicada con una amplia experiencia en la evaluación de las políticas públicas.
En Estados Unidos, desde la aprobación de Roe vs. Wade en 1973, se garantiza el derecho constitucional de las mujeres a decidir sobre su vida reproductiva, incluyendo la decisión sobre si continuar o no con su embarazo. Posteriormente, el Tribunal Supremo ha reafirmado esta sentencia inicial añadiendo nuevos argumentos como, por ejemplo, el impulso que ha supuesto el acceso al aborto en la consolidación de las libertades de las mujeres, así como de su papel y estatus en la sociedad.
La evidencia científica acumulada durante estos 50 años corrobora, empíricamente, estas afirmaciones. Varios artículos identifican los efectos de la legalización del aborto en la vida de las mujeres americanas. Por ejemplo, a pesar de que la fertilidad decrece en todos los grupos, el impacto es sustancialmente mayor para el grupo de mujeres más jóvenes, casi adolescentes, con una reducción del 34% en la probabilidad de tener hijos. Esto se traduce en aumentos en los niveles de educación que logran estas adolescentes y, de rebote, en sus perspectivas laborales y salariales. En el colectivo de mujeres negras, también se demuestra una caída del 28% en la mortalidad materna. Todo esto revierte en mejoras en las condiciones de vida de las generaciones futuras a través de la disminución del número de familias que viven en situación de pobreza y que dependen de las ayudas sociales. Finalmente, también se observan reducciones en las situaciones de abandono y abuso infantil.
La idea de que, en la actualidad, el aborto ya no es necesario gracias a la generalización de los métodos anticonceptivos no tiene una base científica sólida; los estudios identifican grupos poblacionales con claras dificultades para acceder, de manera segura y asequible, a estas opciones preventivas. Prueba de esto es el hecho de que la mitad de los embarazos en Estados Unidos siguen siendo no deseados y, de estos, la mitad acaban en aborto. Esto indica que los métodos anticonceptivos actúan más como complementos que como sustitutos del aborto.
No hay duda: el aborto supone una condición necesaria para que las mujeres sigan mejorando su situación y puedan lograr sus aspiraciones profesionales y personales. Es un elemento indispensable para conseguir una sociedad más justa, más libre y más igualitaria. Y todo esto está actualmente en riesgo en un país que se erige como referente mundial en temas de libertad y democracia. Nos jugamos mucho, todas y todos.