Hay que evitar entrar en un bucle de frustraciones

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La salida de Barcelona por la avenida meridiana  a media tarde

Estos días se calcula que la movilidad interna en Catalunya habrá aumentado de manera muy significativa y que hasta 930.000 vehículos, por ejemplo, habrán salido del área metropolitana. Este es el primer fin de semana en que no hay confinamiento comarcal siempre que el desplazamiento se haga con los convivientes o el grupo burbuja y que esto no suponga aumentar la interacción social, especialmente en interiores. Será muy difícil vigilarlo todo y se han anunciado controles policiales en las zonas donde se puede prever más aglomeración de visitantes, pero de nuevo aquí la clave será la responsabilidad individual y la contención de la población. Como bien explica Clara Prats, investigadora del BIOCOM-SC de la UPC, la situación epidemiológica no es buena pero tampoco estamos en un pico sino en un estancamiento en la bajada: "Ahora se pueden hacer más cosas que hace unas semanas después de tres meses de sacrificios, pero siempre que sea de manera responsable". Ya sabemos como funciona esto después de un año de pandemia. Cuando se ha conseguido controlar un poco la situación y se empiezan a levantar las restricciones, a veces demasiado pronto, si no se extreman las precauciones vuelven a aumentar los contagios y hay que volver a endurecer los confinamientos y restricciones. Es un bucle de frustraciones que tiene consecuencias sanitarias, económicas y también emocionales. Ahora que ya lo tenemos al alcance gracias a la lenta pero constante vacunación, vale la pena aguantar y aprovechar estas bocanadas de aire, necesarias, sin caer en los excesos.

De hecho, Francia acaba de endurecer las restricciones, Alemania no las ha retirado, Italia lo hizo la semana pasada y la situación en general en Europa es más que preocupante. Cuesta entender el comportamiento del virus porque países que parecía que se habían salvado de la tercera oleada ahora están en pleno pico de contagios y hospitalizaciones. En Catalunya ya la hemos pasado y ahora se trata de evitar la cuarta oleada o al menos de retrasarla lo bastante para que el efecto de la vacunación haga que no tenga muchos efectos en cuanto a los casos graves y las muertes. De momento, y esto es muy buena noticia, esta vez no afectará a las residencias, puesto que allí la campaña de inmunización está prácticamente acabada.

Sin perder de vista este contexto, hay que tener en cuenta también que las salidas de este fin de semana serán terapéuticas para mucha gente que finalmente podrá salir a la naturaleza, a su segunda residencia o a los alojamientos turísticos en un cambio de rutinas que puede eliminar angustias y paliar un poco el cansancio pandémico. Además, también aliviará un poco al sector turístico que ya ha perdido la temporada de invierno y que al menos podrá divisar mejores condiciones para la primavera. Tenemos un horizonte esperanzador al alcance que incluye desde la opción de abrir los restaurantes por la noche a poder salir sin ningún confinamiento o retrasar más el toque de queda. Todo esto si realmente la población tiene autocontrol. Como recordaban estos días los responsables de Salud e Interior, de lo que pase estos días puede depender lo que pueda pasar por Semana Santa y más allá.

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