¿Por qué mi hijo no habla catalán?
¿Qué hacemos? Es la pregunta de los padres que todavía tienen neuronas cuando sienten que su hijo no habla catalán ni con los que también hablan catalán de familias que charlan en catalán. Los crios repiten como una ametralladora (estamos en guerra y les han dado armas): "El catalán no está de moda". El catalán debe ser la única lengua de este planeta y la galaxia que no está de moda. ¿Está en boga el islandés? ¿El malayo? ¿El portugués? ¿Eh?
El castellano "hace más fino", es "algo de buen ver" y "es la moda y debemos hablar con ella", dice un protagonista de la obra Gente bien, del adicto a la morfina de la vida Santiago Rusiñol. Estrenado en 1917, el sainete retrata aquella moda de aquellos catalanes que deciden hablar castellano a los niños, farolas y ardillas, de repente. Creían que el ascensor social estaba en castellano. Sólo podría escribirlo Rusiñol.
Dios del modernismo. "Príncipe de los catalanes", título otorgado a Francia. Rusiñol es el padre del modernismo catalán y sideral. Hace de Barcelona (y Sitges) cocapital del modernismo internacional con París. Arte total. Y 360 grados fue como en ninguna parte en Cataluña: literatura, pintura, teatro, arquitectura, escultura... Los modernistas catalanes lo hicieron todo en una lengua que no estaba de moda: el catalán. Incorporaron el catalán a Europa sin esta Unión Europea estado nacional-burocrático. Se niega a Cataluña en el siglo XXI lo que no se le negaba al paraestado modernista catalán del XIX. Pero el tema es la moda, ¿no?
La que explica Rusiñol. La de los "condes de Ribeiro". Hacen una fiesta. El protocolo dice que todo en español. Les cuesta. Se les escapa el catalán, las catalanadas, esas caras de estreñimiento. Y en este bullicio todo el mundo es catalanohablante pero hablan todos en castellano. Un baile de máscaras de zombies. Por eso un amigo del conde le dice que si quiere resucitar, si quiere la aprobación que busca, debe manejar la otra lengua: debe morrearse, magrejar, con otra señora que no sea su señora. Y la condesa con otro señor que no sea él. Necesitan un amante cada uno. Es el ISO 9000 de la aceptación social en español. La verdad: el amigo le dice esto porque quiere beneficiarse de su señora.
El colega le pasa la lengua y todo ADN por el cuerpo público de la condesa. Y el conde busca a una víctima: la mujer del senador. La arrima para sanarla y saltan todas las alarmas del cinturón de castidad. El senador estalla y el conde se excusa: "Nada, nada. Son juegos de salón". El senador atómico: "Ya se lo daré yo, el salón! ¡Insolente! ¡Bandido! ¡Parnales! Vaya a flirtear con su abuela. ¡Perdido!" A él sólo se le ocurre contestar: "Esto no es correcto, senador. Ni es català". El senador: "Romances con el castellano! ¿Quién traduce cuando está exaltado?" Y marcha disparando en catalán reptándolo a un duelo al amanecer.
Herido y aleccionado, lo que no quería saber el conde es que en Cataluña los condes hablaban catalán. Que teníamos condes propios, reyes, príncipes... Y que la lengua, como la. de la moda: és follar-nos i robar-nos. Avui encara es viu d'aquell modernisme artístic i material. La idea i el bitllet. I es ven tot i es compra tot. Volen la violació i l'espoliació. I la llengua no està de moda. Per això la volen... perquè és la que ho ha fet tot. Per això la realitat és en qualsevol llengua menys el català. Se li diu moda a la violència. Els nens i no nens, ja assenyalats per parlar català, es lo que les queda por tenerlo todo: cuerpo y alma.