Los vinos
24/03/2025
2 min
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Luis Gutiérrez, el genial y –por tanto– feliz y modesto catador de Parker –esta guía, la más importante del mundo–, fue a degustar a la bodega de nuestros amigos Irene Alemany y Laurent Corrió. Lo pude entrevistar en el Cata vertical, de Catalunya Ràdio, el programa que hacemos, de "servicio campesino", a propósito de los cien puntos (la máxima distinción) que otorgó, por primera vez, a un espumoso catalán: Recaredo. Todos los demás espumosos puntuados con cien puntos son grandísimas marcas de champán francés. Me pareció una persona tan poco tragada, tan poco protagonista, que me emocionó. Y quien tenga interés en ver cómo es, esto de los puntos Parker, puede ver el documental sobre el viticultor Raúl Pérez, El mago del vino, una preciosísima y sorprendente, honesta película documental, dirigida por David Moncasi.

Nuestros amigos, pues, nos dijeron: "Tenemos los Sot Lefriec, de los veinte años, abiertos, de la cata de ayer. ¿Quieres venir a compartirlos?". Y fuimos al pequeño garaje donde hacen este vino tan mítico, porque de algunas añadas ya no les quedan botellas. Probamos el último Sot Lefriec 99, con el frío de la bodega, alegres y trascendentes. Probamos pruebas, antiguas, del blanco, del Principia Mathematica, y les suplicábamos que las embotellaran! En estos veinte años han ocurrido muchas cosas. Una vez, Irene, embarazada de su hija Sara, movió unas botas de vino. Al día siguiente se puso de parto. Esta añada, para mí, explica sangre, vida y amor total. Degustar esos vinos abiertos, de nuestros amigos, era degustar la historia de esta tierra, a veces tan ingrata, a veces tan mágica. Veinte años de vinos que ya son historia de lo que somos y de lo que hemos sido, que se han transformado como nosotros, que se han hecho bellísimos y perfectos, que merecen un homenaje a la honestidad, a la verdad, a la furia, a la calma. "Tenemos las botellas abiertas, ¿quiere venir?", dijeron, sencillos. Y todavía tengo el vino en el recuerdo.

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