Si llega a buen puerto, el resultado de la negociación entre el PSC y Esquerra sobre la investidura de Salvador Illa no será la soberanía fiscal plena que pedía la consellera Natàlia Mas desde estas mismas páginas ("Qué es y qué no es la financiación" singular", 25/6/2024), pero sí que constituirá "un paso muy claro en términos de financiación", utilizando la expresión de Marta Rovira. Éste es el punto de intersección entre la financiación "justa y suficiente" de los servicios que gestiona la Generalitat, que el programa electoral del PSC considera una prioridad inaplazable, y la financiación "singular" que defiende el programa de Esquerra, para "disponer de todos los recursos que merece y necesita la ciudadanía".
Mientras los negociadores realizan su trabajo en esta área tan sensible, puede resultar oportuno que reflexionemos sobre otras intersecciones programáticas que podrían facilitar un pacto de investidura y quién sabe si de legislatura. Una de las más evidentes es la política lingüística.
En campaña, Pere Aragonès pronosticó que si el candidato socialista, Salvador Illa, accedía a la presidencia de la Generalitat, el catalán estaría "en peligro". (Illa replicó arguyendo que si el uso social del catalán había retrocedido lo había hecho precisamente durante los mandatos de Mas, Puigdemont, Torra y el propio Aragonès.) Más allá de lo que se dice o se deja de decir en una campaña electoral, la verdad es que los numerosos puntos de contacto entre las propuestas programáticas de unos y otros no abonan la extravagancia del candidato de Esquerra.
En su programa, Esquerra se jacta de haber incrementado la dotación de la Secretaría de Política Lingüística a lo largo de la legislatura anterior y de haberla llevado hasta los 62 millones de euros en los presupuestos fallidos de 2024. En este punto , el acuerdo no puede ser más manifiesto: el PSC ya había dado su sí a ese incremento.
En su programa, Esquerra propone la creación de una Consejería de Política Lingüística, con el argumento de que "la situación de la lengua hace imprescindible que la política lingüística sea una prioridad del nuevo Govern y por eso hay que atribuirle el máximo rango en la estructura de la Generalidad". El programa del PSC propone una variante de la misma idea: su oferta es "devolver la política lingüística a Presidencia de la Generalitat, de forma que no quede reducida en el ámbito de las políticas culturales, sino que se proyecte sobre el conjunto de las políticas de gobierno". Aunque la fórmula definitiva deba concretarse, la idea de elevar el rango de la actual Secretaría es claramente compartida.
En su programa, Esquerra dice que es necesario "garantizar que el modelo lingüístico escolar impulsa intensamente el aprendizaje, el uso y la apreciación del catalán" (sic), en un marco de respeto y valoración por la diversidad lingüística del alumnado, mejorando el aprendizaje del castellano, el inglés y otras lenguas extranjeras. Curiosamente, en materia escolar el programa del PSC utiliza el mismo verbo "garantizar": su propuesta es "garantizar la escuela común para todos, la que no separa a los alumnos por razón de lengua, sino que debe asegurar a todo el alumnado el conocimiento del catalán, el castellano, el occitano-aranés en Aran y el inglés (u otra tercera lengua)". No olvidemos, en este sentido, que el PSC y Esquerra (además de Junts i els comuns) ya pactaron en el año 2022 la ley que regula el uso y el aprendizaje de las lenguas oficiales en la enseñanza no universitaria.
En su programa, Esquerra hace varias alusiones al consenso para promover el uso del catalán en otros ámbitos. El programa del PSC propone resucitar al Consejo Social de la Lengua para que "se generen los consensos y la iniciativa social necesarios para impulsar los objetivos deseables".
En su programa, Esquerra promete "un plan de choque para facilitar y promover el uso del catalán entre los niños, los adolescentes y los jóvenes". El PSC, por su parte, propone "recuperar y producir recursos útiles en catalán para las edades críticas en la socialización de la lengua" (es decir, niños, adolescentes y jóvenes). Etcétera.
Si se nos permite dar un consejo a los negociadores de uno y otro lado, les recomendaríamos un vistazo al acuerdo de gobierno firmado por el PNV y el PSE-EE en la comunidad autónoma vasca. Es una prueba más de que socialistas y nacionalistas se pueden poner de acuerdo, y no sólo en materia de lengua, para avanzar, parafraseando el documento vasco, "en bienestar, progreso, autogobierno y la transformación de una Catalunya global".