Lluvia de inversiones, ¿sequía de presupuestos?


La inversión pública desempeña un papel fundamental en el impulso del crecimiento económico y la competitividad de un país. En octubre de 2023, el anterior Gobierno creó el Comité Estratégico de Inversiones de la Generalidad de Cataluña para identificar, priorizar y planificar la financiación de las inversiones más estratégicas para el país. Dadas las presiones presupuestarias que afronta la Generalitat, la planificación de la política inversora y su financiación es absolutamente esencial.
Hay que tener presente que, desde 2003, la Generalitat ha liquidado siempre su presupuesto con déficit, lo que indica que los ingresos anuales no son suficientes para cubrir los gastos. Esta diferencia, conocida como déficit público, alcanzó un máximo de 10.000 millones de euros en 2011 y, desde entonces, se ha ido reduciendo, en más de un 60%.
Una relativa mejora de las finanzas de la Generalitat que ha permitido, en la última legislatura, iniciar una fuerte apuesta por la inversión pública. En tres años, el presupuesto de inversión se incrementó un 50% hasta alcanzar los 3.064 millones de euros anuales. De hecho, sólo para mantener el actual stock de capital público en Catalunya –es decir, garantizar el mantenimiento mínimo de carreteras, escuelas, hospitales y otras infraestructuras ya construidas– calculamos que debería destinarse a inversión un 0,5% del PIB anual, el equivalente a unos 1.500 millones de euros. Durante muchos años, no se ha alcanzado ni siquiera esa cifra mínima.
Recientemente, el presidente Illa ha presentado el Plan Catalunya Lidera, con el objetivo de movilizar hasta 18.500 millones de euros en los próximos cinco años, buena parte de ellos destinados a inversión pública. Unas cifras que dan continuidad al pulso inversor, proyectando a cinco años los 3.000 millones de euros anuales de inversión y añadiendo el apoyo del Instituto Catalán de Finanzas (ICF), que, con su actividad crediticia, se sitúa en torno a los 600 millones de euros anuales.
Pero más allá de los anuncios, ¿qué debe suceder para que una firme política de inversión se haga realidad en Cataluña? Tres cuestiones son esenciales:
1- En primer lugar, es necesario que haya crecimiento económico, que se traduzca en más ingresos para la Generalitat y que estos ingresos puedan incorporarse en un presupuesto y en una inversión creciente.
Las prórrogas presupuestarias son muy dañinas para la inversión. En situación de prórroga, sólo se puede garantizar la continuidad de obras ya licitadas, no se pueden iniciar nuevas. Sin presupuestos aprobados, los anuncios de inversiones futuras quedarán en papel mojado.
2- La inversión pública en Cataluña es impulsada tanto por la Generalitat como por el Estado. Si analizamos los datos del último quinquenio (2019-2023), el grado de cumplimiento de las inversiones presupuestadas por parte de la Generalidad se ha situado en un 87%. Es un buen registro que contrasta con el del Estado, con un 51% de cumplimiento de la inversión prevista. Esto ha supuesto más de 4.000 millones de euros en oportunidades perdidas para mejorar las infraestructuras de Catalunya. El acuerdo de investidura entre ERC y el PSOE prevé un mecanismo corrector a partir del 2024. Hay que realizar seguimiento y reclamar su cumplimiento.
3- Un último y crucial elemento es que se concrete, sin más demora, la cancelación del 20% de la deuda FLA. Serán 15.000 millones de euros menos de deuda y unos 1.300 millones de ahorro de intereses. En global proporcionará un espacio fiscal muy necesario para plantear nuevas inversiones. El 26 de febrero está convocado el Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde se prevé que esta cuestión, finalmente, quede concretada.
Por último, es necesario implementar un nuevo modelo de financiación singular para Cataluña, que comience con la recaudación del IRPF a partir del año 2026.
Los próximos años serán muy exigentes en lo que se refiere a las necesidades de inversión: inversiones imprescindibles en el ámbito ferroviario, la vivienda, la educación, la energía o el agua. La Cataluña de los 8 millones de personas, en este complejo mundo de 8.000 millones de personas, necesita disponer de infraestructuras a la altura del esfuerzo fiscal que realizan sus ciudadanos, considerable.
Pienso que es necesario centrar los esfuerzos en asegurar el cumplimiento de importantes acuerdos económicos ya firmados. El cumplimiento de estos acuerdos desbloqueará, a su vez, los acuerdos presupuestarios y las inversiones. En suma, cumplimiento de acuerdos, presupuestos e inversiones. Ésta es la vía para asegurar más bienestar y prosperidad.