Macron, vacuna y libertad

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No es fácil prepararse para unas elecciones cuando todavía llevamos la pandemia puesta. A dos años vista, Pedro Sánchez se ha adelantado a poner el gobierno en línea de reelección, a sabiendas perfectamente de dónde se la juega -recuperación, fractura social y Catalunya-, pero no está claro si tiene muy definido el camino del éxito. Pero donde la prueba electoral está cerca es en Francia.

Macron se la juega el año que viene. Ya no es el candidato sorpresa que hace cinco años se construyó una imagen presidencial capaz de sumar juventud, modernidad digital y tradición republicana. En la práctica de la acción de gobierno el líder se ha hecho carne y la ciudadanía ya conoce sus sombras. El presidente ha precipitado la entrada en campaña con una arenga a favor de las vacunas. Es sabido que en Francia siempre han generado resistencia. Los antivacunas no son marginales y nunca se ha discutido el derecho a negarse a la inyección. Pero Macron sabe que volver a los confinamientos y otras opciones restrictivas sería su perdición. Consciente que en las vacunas está su salvación, ha entrado de cara. Un discurso a la nación con un solo objetivo: obligar a los sanitarios a ponerse la vacuna, como paso previo a trasladar la exigencia al conjunto de la población. Y a sabiendas perfectamente de que habrá resistencia. Discípulo de Paul Ricoeur, Macron seguro que tiene presente una pregunta recurrente del maestro: “¿Disponemos de instituciones que hagan una síntesis feliz entre el poder de mando del estado y el ejercicio espontáneo de las libertades individuales?”

Pandemia y campaña electoral: una nueva experiencia se propaga por Europa. Alerta. La modesta prueba catalana tuvo un invitado especial: la abstención. Y Macron se enfrenta a Le Pen apelando a la ciudadanía a vacunarse en nombre del equilibrio entre interés social y libertad individual, mientras que su rival Marine Le Pen apela a “la unidad de los patriotas europeos” poniendo su firma en un manifiesto de la extrema derecha, liderado por Orbán. ¿Qué hará el PP, que hace cuatro días apoyó al presidente húngaro siendo la excepción de los conservadores europeos? Es en situaciones inéditas cuando más se retrata el personal.

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