La prensa moderna nos permite un juego impensable, claro, cuando empecé a publicar (sin internet ni periódicos online): comentar las noticias y leer sus comentarios. En mi artículo de ayer, "Netanyahu y un árbol", leemos: “Si en su tiempo alguien hubiera ordenado matar a la cúpula del partido nazi, ¿habría estado bien o mal? En la foto, Netanyahu está a punto de ordenar matar a la cúpula de Hezbollah; y en único edificio”.
Es una pregunta filosófica muy interesante. ¿Habrías matado a Hitler si hubieras tenido la ocasión? Si la respuesta es sí, también contestarías sí ¿en el caso de Franco? Probablemente la respuesta sea la misma. Y en este caso se entiende, pues, que pueda parecerte bien que ETA hiciera volar por los aires el coche de Carrero Blanco con él dentro. Si dices sí a Hitler pero no a Franco, o sí en Hitler, sí a Franco y no en Carrero Blanco, piensas, quizás, en "jerarquías". Entonces, no puede parecerte bien matar “la cúpula” de Hezbollah porque dentro del edificio podría haber una secretaria o un cocinero.
Si seguimos haciéndonos preguntas, ¿habrías matado también a Eva Braun y Carmen Polo, si hubieras tenido ocasión o no se hubiera podido evitar? Si la respuesta es sí, consideras correcta la muerte de los Ceaucescu, él y ella. ¿Y considerarías correcto matar también a la hija de los Franco, si no se hubiera podido evitar? Consideras correcta una matanza como la de los Romanov, pues.
En mi caso no considero que haya ninguna causa que valga mi vida, salvo la defensa de mis seres cercanos. Como ninguna causa vale mi vida, tampoco arriesgaría la vida de nadie por ninguna causa. Con esto quiero decir que en la causa entre el Estado de Israel y Palestina veo un cactus con muchos pinchos, pero cuando en la causa hay un solo niño mutilado, hambriento, asustado, expatriado, huérfano o todo a la vez, ya no puedo pensar en razones. Entonces sólo veo al niño, y el cinismo gobernante me entra por las orejas como un tinnitus insoportable.
