Pedro Sánchez y sus

1 min
Pedro Sánchez en una imagen de archivo

Yo diría que no es agradable que le digan a alguien de tu familia que tiene negocios sucios, o que se asemeja a un travestido. Es evidente que un ser "público" sufre no por él, sino por los suyos. Zapatero debió morir de pena cuando vejaron a sus hijas adolescentes porque iban –en la entrevista con Obama– vestidas de satánicas.

Entiendo que es peor que le digan travestido a tu pareja que corrupto (siendo mentira ambas cosas), pero entiendo que esto no es lo más duro. Yo diría que se trata del fuego amigo. Los tuyos. Felipe González, momio saliendo de la tumba, cualquiera de los varones, más facha que los fachas, diciendo que eres un tifa. El otro día, por la calle, me encontré a un socialista famoso. Me dijo: “Yo no voy a votar. Estoy decepcionado por la amnistía”.

A veces, en un partido, programa de radio, grupo de trabajo, te encuentras con que los que más se odian son de la misma facción. A mí siempre me sorprende esto porque de natural habría dicho que entre compañeros siempre hay sintonía. Pero no. Y Monty Python ya nos lo explicó a La vida de Brian. Entiendo que Pedro Sánchez estaría diciendo “Aquí se quedan, mamones, si soy tan tifa, mande vosotros”.

La acusación falsa a la mujer no es la razón. Los independentistas saben muy bien cómo va esto. Lo han sufrido en la piel. La razón es el fuego amigo, claro, la advertencia severa que te dice: “Y si yo me voy, ¿qué vas a hacer tú, cascarrabias?”. Dicho esto, la castellanización de la campaña, aprovechando la ocasión, es significativa.

stats