1. Este sábado, con unos amigos cirujanos que tampoco han hecho puente, vamos a comer a la Floresta. En el Rancho el Paso, paraíso para los celíacos y para los que no lo somos, nos ponen en la mesa del fondo. A un lado, celebran los 91 años de una abuela que tiene ganas de contarme cuál es el último libro que ha leído. "Yo leo y no miro la tele", me cuenta, orgullosa. En la mesa del otro lado come un matrimonio con un hijo de unos seis años. El chaval solo habla a la hora de realizar el pedido. Tampoco sus padres le dan conversación. Se ha pasado toda la comida con la pantalla del móvil, en horizontal, absorto en unos dibujos con mucha acción. Vuelvo a casa y me acuerdo de la experiencia reciente de Guardiola, el entrenador que ha revolucionado el fútbol y que tanto luce una sudadera de Open Arms como le dice al primer ministro de Suecia por qué el catalán tiene que ser lengua oficial en Europa.
2. Pep Guardiola, con el parón de las ligas en Europa, ha aprovechado el tiempo. El pasado lunes estuvo en Cuneo, allí donde el Piamonte huele a trufa blanca, para dar una charla ante tres mil quinientos chicos de secundaria que lo escucharon embobados. ¿El tema? "Cómo utilizar el talento y el trabajo en equipo para enfrentarse y vencer los retos de la vida". Sin duda, el ganador de un triplete con el Barça y otro con el Manchester City no solo tenía mucho que decir, sino que rompió un montón de tópicos en su apasionada charla en el pabellón de deportes. “Ningún entrenador juega por estética, juega para ganar. Todo el mundo piensa que su método es el mejor para ganar, así de fácil”. Pero más allá del relato del triunfo o el fracaso en torno a un balón, Guardiola alertó sobre la nueva pandemia. La adicción al móvil y cómo las redes sociales condicionan nuestras vidas.
3. Guardiola, con la vehemencia pegadiza que lo caracteriza, aconsejó a los jóvenes que persigan lo que desean, que no se estén quietos: “Uno no se hace fuerte quedándose en la cama o en Instagram. Si quieres ser fotógrafo, tienes que hacer mil fotos. Ahora el problema es que pensamos en lo que dicen los demás, y no en nosotros mismos”. Y el mensaje más contundente, que quizá debería estar en las aulas de nuestros institutos: “Si te quedas en casa o en las redes sociales no podrás tener éxito, es más difícil”.
4. La conferencia de Guardiola en Italia coincide con la misma semana que en Catalunya hemos conocido que nuestros alumnos pinchan estrepitosamente en las competencias básicas de catalán y castellano, que van a la baja, mientras que las de matemáticas siguen muy por debajo de los límites de la decencia. En el suplemento Criatures del ARA hemos leído mil veces interesantísimos reportajes que nos demuestran hasta qué punto el móvil, como canguro, retrasa el lenguaje, impide una relación sana con la comida y perjudica todo el proceso de aprendizaje. La teoría la sabemos todos, padres y madres y educadores, pero todos caemos en la trampa, por comodidad y porque, al fin y al cabo, los primeros enganchados somos nosotros.
5. No se trata tanto de levantarse temprano, temprano, temprano, como de apagar el móvil mucho más a menudo de lo que hacemos, o de ponerlo en modo avión o, sencillamente, dejarlo durante muchas horas en otra habitación. Quizás, poco a poco, alejados de memes, tiktoks, vídeos virales y grupos de WhatsApp que nos chupan tantas horas a la semana, podremos recuperar nuestra vida. Y, mejor aún, reencontrar la añorada capacidad de concentración, que hemos perdido a marchas forzadas. Así, tal vez, podremos volver a leer largo sin cansarnos y acotaremos la progresiva imbecilización de nuestras mentes. ¿Dónde tenemos que firmar para llegar a los 91 con ganas de soplar velas para seguir leyendo libros?