El Raval de Barcelona es un baño de realidad con todos sus contrastes: limpieza municipal y suciedad ciudadana en una diaria danza y contradanza, madres y niños hacia la escuela pasando por delante de personas tumbadas en el suelo que acaban de pincharse droga , grandes equipamientos culturales con rincones que personas sin techo transforman en asentamientos hasta que la Guardia Urbana les...
En la Escuela Vedruna Àngels, en la plaza del Macba, tienen alumnos de una treintena de nacionalidades diferentes, sobre todo de familias de Filipinas, Pakistán y Bangladesh. Este curso cumplirá 150 años, la escuela, hoy definida como “catalana y multicultural, familiar, acogedora, plural y abierta a la realidad del barrio, educadora en valores cristianos respetando a las demás religiones”. Este viernes, todas las clases, desde infantil 3 hasta cuarto de ESO, se han reunido en el patio para despedir a la secretaria de la escuela, que se jubilaba, y que les ha dicho: “No soy vuestra madre , ¡pero os he matriculado a todos!”
Así es. Durante años, la secretaria ha tenido que orientar a alumnos que acaban de llegar y casi no saben ni dónde están, que a menudo llegan a medio curso y que hay que inscribir a toda costa, o ayudar a padres que apenas pueden pagar una excursión o que no tienen cuenta corriente porque cobran en negro, pero también buscar un certificado para exalumnos que están estudiando una carrera o que quieren ingresar en los Mossos d'Esquadra. Suerte tenemos del trabajo de estos maestros, como el de tantos maestros del país, que dotan de un común denominador a jóvenes de culturas tan diversas. Roser también ha hecho un trabajo todos estos años, y en su último día en la escuela ha sido despedida entre aclamaciones emocionantes para ella y para los que le hemos acompañado, porque una hermana no se jubila cada día.