Los cinco momentos en los que Sánchez ha estado contra las cuerdas

MadridPedro Sánchez se ha arriesgado a lo largo de su trayectoria política en perder la presidencia del gobierno español en varias ocasiones. Pero nunca había estado sobre la mesa la posibilidad de irse motu proprio, como por ejemplo, que ha dejado en el aire su futuro en la Moncloa en una carta llena de incertidumbres. "¿Vale la pena todo esto?", se pregunta. A continuación, repasamos cinco momentos en los que el líder del PSOE ha tenido que utilizar su manual de resistencia para mantener su liderazgo.

Sánchez no estaba dispuesto a permitir la investidura de Mariano Rajoy tras la repetición electoral de junio del 2016 y abanderó el no es no al candidato del PP. Llevó el convencimiento hasta las últimas consecuencias, frente al sector que lideraba la andaluza Susana Díaz, partidaria de la abstención para desbloquear la gobernabilidad. En el comité federal más tenso que ha vivido la sede socialista de Ferraz, el secretario general del PSOE abandonó el cargo al ver que se hallaba en minoría. El PSOE acabó permitiendo la investidura de Rajoy y Sánchez inició un camino que le llevó a recuperar el liderato unos meses después en las primarias.

Esquerra y el PDECat, que habían posibilitado que Sánchez llegara a la Moncloa votando favorablemente a la moción de censura contra Mariano Rajoy, rechazaron los primeros presupuestos que presentó el nuevo gobierno del PSOE a principios del 2019. Se había abierto una negociación con la Generalitat, pero la negativa a abordar un referendo de autodeterminación hizo que las fuerzas independentistas retiraran el apoyo al presidente español, que decidió convocar elecciones para el 28 de abril. La amenaza de una triple derecha encendida contra el Proceso, escenificada en la fotografía de Colón, benefició a Sánchez, que ganó en las urnas.

La distancia que separa al PSOE de la derecha sitúa como única posibilidad de que Sánchez intente la investidura con Podemos. Las negociaciones con el entonces líder del partido lila, Pablo Iglesias, no llegan a buen puerto. El presidente en funciones calcula que puede beneficiarle una repetición electoral que acaba celebrándose el 10 de noviembre del 2019, pese a una oferta de última hora del presidente de Cs, Albert Rivera. Sánchez lo descarta y se la vuelve a jugar en las urnas. El 10-N pierde a tres diputados y pacta una coalición con Podemos.

El segundo adelanto electoral que propicia Sánchez desde la Moncloa es el del 23 de julio del 2023. Sorprende a todo el mundo convocando a los españoles en las urnas al día siguiente de las elecciones municipales y autonómicas de 28 de mayo, en las que se constata que el PP de la mano de Vox está en disposición de tomar buena parte del poder territorial del PSOE. Con el viento en contra, Sánchez se la juega como nunca a perder la Moncloa, pero la jugada le sale bien: Alberto Núñez Feijóo no puede articular una mayoría y el líder socialista sí, aunque necesita los siete votos de Junts. Los siguientes pasos son conocidos: el PSOE pasa a aceptar una amnistía para Carles Puigdemont en una negociación no exenta de tropiezos y logra mantener la presidencia.

En esta ocasión Sánchez se cierra a "reflexionar" sobre su continuidad después de que un juez haya admitido a trámite una querella contra su esposa, Begoña Gómez, por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios. El jefe del ejecutivo del Estado lo enmarca en una campaña de la derecha y la ultraderecha contra el proyecto que representa. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ve una "victimización" y subraya que Sánchez tiene un "problema judicial", no político. Además, lo vincula a que la Audiencia Nacional reabriera el martes la causa sobre el espionaje con Pegasus. La formación conservadora siempre ha especulado con que en su móvil podría haber información comprometedora.