La gobernabilidad del Estado

La cruzada de Sánchez para resquebrajar el poder del PP en el Madrid DF

Cuenta con directivos afines a los sectores estratégicos, mientras la mayoría plurinacional aprovecha para penetrar en ellos

Madrid / Barcelona"Pedro Sánchez entiende muy bien lo que es la cultura del poder". Ésta es una frase que se repite a menudo sobre el presidente español cuando se pregunta por los planes de la Moncloa para extender su influencia más allá del ámbito político. Desde que ha llegado que no se ha conformado con sobrevivir con una mayoría frágil en el Congreso, sino que su apuesta ha sido jugar fuerte en sectores estratégicos del Estado, con la idea de resquebrajar el poder del PP en las empresas del Ibex 35, pero también de reforzar el poder público español frente a la entrada de capital extranjero. El contexto le va a favor: desde la crisis por la cóvid-19, la Unión Europea ha avalado una mayor intervención del sector público en la economía y la apuesta por la autonomía estratégica.

Para entender la situación actual es necesario remontarse a la época de las privatizaciones de empresas públicas con José María Aznar (PP), que el PSOE de Felipe González había iniciado. Las privatizaciones de Aznar permitieron a los populares afianzar su influencia en grandes corporaciones y lo hizo sin reparos. Un ejemplo fue el de Telefónica, junto a César Alierta, un hombre de Aznar, en el 2000. Su antecesor, Juan Villalonga, también había sido compañero de pupitre del popular.

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Sánchez intenta ahora situar sus afines, una pata importante en su estrategia en Catalunya: ha situado a directivos catalanes, afines al PSC, en posiciones clave, y el discurso de Salvador Illa desde la Generalitat es precisamente hacer de contrapoder en el Madrid de Isabel Díaz Ayuso, núcleo del antisanchismo y reducto del PP que ya se conoce como el Madrid DF.

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Entre las empresas en las que tiene presencia el Estado, destacan Antoni Llardén, presidente de Enagás, o Mauricio Lucena, presidente de Aena. Sin embargo, una de las operaciones que sintetiza este juego es la de Telefónica. Tras el terremoto que supuso la entrada del grupo árabe STC, el Estado vuelve a ser el primer accionista. Para presidir la teleco, Sánchez ha escogido al catalán Marc Murtra, vinculado al PSC y sobre todo a Isla, pese a los esfuerzos del directivo por deshacerse de esta sombra. Asimismo, Murtra ya ha movido ficha pescando dentro y fuera de la casa. Entre los nombres que ha elegido para su equipo destaca el de Javier de Paz, cercano a José Luis Rodríguez Zapatero, a quien ha ascendido a presidente de Movistar+.

El aterrizaje de Murtra en Telefónica venía precedido de su entrada en Indra en el 2021, uno de los primeros ejemplos de cómo Sánchez ha querido poner un pie en los sectores estratégicos. En esta multinacional, ahora pieza clave del rearme, el Estado es el primer accionista vía la SEPI, el brazo inversor del gobierno español, y puso punto y final a la época de Fernando Abril Martorell, vinculado al PP, y al bloque de consejeros afines a él. Esto desató un terremoto político. En el grupo Prisa Sánchez también ha intentado una operación frustrada a través de José Miguel Contreras, persona de su confianza: el impulso de una televisión para contrarrestar a la derecha mediática. El presidente de la empresa, Joseph Oughourlian ha descartado el proyecto y ha habido ceses de cargos cercanos a la Moncloa, con una crisis en el grupo propietario deEl País.

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"Citarlo en la Moncloa no fue apropiado"

"Es normal que si el gobierno entra en una empresa y pone dinero, quiera decir la suya. Cualquier accionista importante lo quiere", apunta un ex alto cargo de Sánchez que ahora está en el sector privado. Es una máxima con la que coinciden otras voces. Lo que genera recelo, apuntan fuentes empresariales, son las formas; por ejemplo, como se hizo el cese de José María Álvarez-Pallete de Telefónica: "Citarle en la Moncloa no fue apropiado", apunta esta voz, una opinión que ratifica a un directivo del Ibex 35 . Sin embargo, otra fuente empresarial dice que el PP hacía lo mismo: "Sánchez no tiene ningún problema en defender la presencia del Estado en sectores estratégicos. La derecha, en cambio, siempre lo hacía por detrás porque ellos, como liberales, renegaban de entrar en el capital de las empresas".

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Pero la vía de los nombramientos no es la única a través de la que Sánchez incide. El escudo antiopes aprobado durante la pandemia, y en vigor hasta el 2026, ha permitido al gobierno español decir la suya ante la entrada de un fondo extranjero: el veto a la opa húngara sobre Talgo y el apoyo a un consorcio vasco para que lo controle; las condiciones en STC Group para entrar en Telefónica, o las que se pusieron en el fondo IFM cuando desembarcó en Naturgy. Asimismo, el gobierno insiste en que las puertas están abiertas a los inversores. En esta estrategia juega un papel clave Isidre Fainé, presidente de La Caixa, y su holding, CriteriaCaixa, que vive un momento de efervescencia inversora coincidiendo con el aterrizaje de Àngel Simón como nuevo consejero delegado.

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Criteria tiene fuerte presencia en sectores estratégicos en los que la Moncloa tiene el ojo puesto. Cabe recordar que Marc Murtra también porque es patrón de la fundación. El entorno de La Caixa niega que haya una entente política, pero sí habla de convivencia, como estaría con un gobierno del PP. "[La Caixa] practica el pez en el cuerno", dice una fuente. Otro político catalán bien vinculado al mundo empresarial afirma que La Caixa se ha alejado del PP, y dice lo propio del Banc Sabadell. Hay que tener en cuenta que el regreso de sedes a Cataluña es un éxito para el discurso de la Moncloa de normalización política.

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La pata de la mayoría plurinacional

Juntos también aprovecha que es decisivo en Madrid para ganar posiciones en el mundo económico. No es ningún secreto que vive una luna de miel con Foment, ya que Josep Sánchez Llibre se ha preocupado desde hace tiempo de engrasar una relación con el expresidente Carles Puigdemont. Quien hace de puente, más allá de Míriam Nogueras y Jordi Turull, es Albert Batet. Asimismo, Sánchez Llibre también tiene un vínculo estrecho con Isla.

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Fruto de todo ello, Ramon Tremosa, exconseller y hasta ahora concejal en Barcelona, ​​ha entrado como nuevo consejero de Aena en pleno debate sobre la ampliación del aeropuerto de El Prat. También han introducido piezas en el consejo de administración de RTVE, como el periodista Miquel Calçada, y en la CNMC, con el ex director de la Policía Pere Soler. ERC también promovió al economista Jordi Pons en el Banco de España y Sergi Sol en RTVE. En el ámbito privado hay fichajes que se pueden interpretar como guiños a Junts. El consejo de administración de Enagás incorporará a Elena Massot, expresidenta de la entidad soberanista Femcat. Juntos busca así rehacer los puentes que cayeron en el 2017, y quiere recuperar influencia en Madrid.