Díaz vs Montero: la batalla por la supervivencia a la izquierda del PSOE

Sumar y Podemos se enfrentan al Estado tras acumular varios fracasos autonómicos

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Yolanda Díaz e Irene Montero

Madrid / BarcelonaPor primera vez desde el 23-J, los partidos españoles tienen la oportunidad de medir sus fuerzas en el conjunto del Estado en una especie de segunda vuelta de las elecciones generales. Los comicios europeos, aparte de ser un plebiscito entre el PP y el PSOE, también servirán para poner a examen las estrategias de Sumar y Podemos, que tras concurrir juntos hace casi un año, el 9-J se baten en duelo tras el divorcio de hace unos meses. La formación de Yolanda Díaz se pone a prueba en pleno debate interno sobre cómo encajar todas las piezas que la conforman y tras encadenar fracasos electorales en Galicia, en Euskadi y en Catalunya. Para Podemos, estas elecciones son el último balón de oxígeno tras quedar excluidos del gobierno español, del posterior quebradizo con Sumar en el Congreso y de no haber obtenido representación en ninguno de estos tres Parlamentos autonómicos. ¿Existe espacio electoral para ambos a la izquierda del PSOE? Pueden resistir el embate de los socialistas si van por separado?

Ya hace meses que la formación lila está entregada en cuerpo y alma al objetivo de conseguir representación en las europeas. Fuentes de Podemos explican que van a por todas en lo que ven como las "primarias" que Díaz no aceptó hacer antes del 23-J. En ese momento, el partido lila exigió que el peso que tendría cada formación en la coalición se decidiera con una votación abierta. La líder de Sumar descartó configurar así la lista electoral y excluyó a Irene Montero. Podemos lo acató críticamente y una vez el entendimiento saltó por los aires busca un resarcimiento. Por eso ha situado como número 1 el 9-J a la exministra de Igualdad vetada y confía en que las urnas les den la razón sobre la defensa enconada que hicieron de Montero y sobre el pedazo de la tarta que creían merecer.

Las encuestas vaticinan que conseguirán entrar en la Eurocámara –el CIS les da entre dos y tres escaños–, pero el partido evita fijarse un objetivo numérico para "no agarrarse los dedos", conscientes de que ponen toda la carne a la parrilla con su principal activo político y con el viento en favor de la circunscripción única. No obtener representación les abocaría a la irrelevancia y les daría muy malas perspectivas de poder entrar en otras instituciones más adelante. El hecho de que Montero sea una cara tan conocida esperan que les juegue a favor ante un Sumar que parte con lo que, de entrada, parece una desventaja: tienen una cabeza de lista poco mediática, Estrella Galán, que se estrena en la política proveniente de una entidad del tercer sector. Un 45,6% de los encuestados en el último CIS no sabe quién es, mientras que en Montero dice conocerla un 95%.

Fuentes de Sumar, por el contrario, restan importancia y ponen el foco en la marca –aunque el 23-J Díaz tuvo que poner su imagen en las papeletas–, así como en las medidas que consideran que simboliza el partido de Díaz como formación de gobierno que "marca el rumbo" a los socialistas para escorar la coalición a la izquierda. De hecho, la líder de Sumar hace bandera públicamente de la carencia de mochila política de Galán y de su trayectoria profesional "en defensa de los derechos humanos" como directora general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Al otro lado, tienen una Montero que también se ha visto desgastada por la polémica con la ley del sólo sí es sí o por la confrontación con Díaz. En este sentido, ambos partidos afirman no querer entrar en el cuerpo a cuerpo porque la sensación de disputa constante les resta.

Ahora bien, solo mirando los carteles electorales, es fácil tener la sensación de que existe un plebiscito paralelo al de Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez entre Díaz y Montero. La líder de Sumar comparte protagonismo con Galán y se implicará en la campaña: participará en una decena de actos. De hecho, el 9-J también es un examen de su liderazgo y de su apuesta personal, no sólo por esta candidata, sino también por la forma en que ha decidido tejer su proyecto, que otras formaciones que participan están cuestionando. El recientemente designado nuevo líder de IU, Antonio Maíllo, ha advertido del peligro de los "hiperliderazgos" y reclama más protagonismo. IU ha frenado hasta después de las europeas su posible integración dentro de los órganos de dirección de Sumar y un mal resultado podría dinamitar su relación con el proyecto de Díaz.

En IU hay malestar por el hecho de que la líder de Sumar situara a su candidato, Manu Pineda, en la cuarta posición, por detrás de formaciones con implantación en un único territorio como los comunes en Catalunya y Compromís en la Comunidad Valenciana, cuando ellos están desplegados en todo el Estado. El CIS vaticina que Pineda entrará, pero en Sumar nadie se atreve a darlo por sentado y evitan poner una cifra de eurodiputados concreta como objetivo. Si IU queda fuera y, por el contrario, Podemos entra en la Eurocámara, la estrategia de ir en coalición bajo la marca de Sumar puede quedar en entredicho.

La batalla en Cataluña

En Catalunya, los comunes harán una campaña paralela a la de Galán con su candidato, Jaume Asens, número dos de la lista y exmiembro de Podemos, que también tendrá que enfrentarse a Montero. La dirección del partido lila en Catalunya ha cedido todo el protagonismo a la exministra, que será incluso quien participe en el debate de TV3. Los comunes reivindican que su candidato también es bastante conocido, especialmente por el rol que desempeñó en el Congreso la pasada legislatura y por su papel como negociador de la ley de amnistía. De hecho, la previsión es que el próximo 30 de mayo –en plena campaña– Asens esté en la cámara baja para celebrar su aprobación definitiva.

Tras la decisión de Podemos de no concurrir a las elecciones catalanas, en parte por la imposibilidad de cerrar una coalición con los comunes y en parte por no desgastar la candidatura de Montero, ésta será la primera vez que los dos ex socios enfrenten a las urnas en Catalunya desde su ruptura. El choque electoral ya les ha traído malos resultados en Euskadi y en Galicia, donde concurrieron por separado, y habrá que ver además qué factura les pasa competir en Catalunya cuando hay un PSC fortalecido con el empuje de la victoria del 12-M.

Desde Podemos esperan poder "morder" un pedazo de la tarta de unos comunes que, pese a la tendencia a la baja de las catalanas, son una de las patas más fuertes de Sumar. El 9-J contribuirá a despejar la duda de si, tras el divorcio, ambas formaciones podrán coexistir en Catalunya. Los comunes evitan mojarse sobre si hay que volver a construir puentes para evitar ir encadenando malos resultados y se limitan a señalar que la puerta para que Podemos se sume al espacio de Sumar sigue abierta.

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