Izquierda: el reto de retener la primera presidencia republicana después del franquismo

El partido defiende su gestión al frente de la Generalitat pese a las turbulencias de la legislatura

Pere Aragonès con Oriol Junqueras y algunos consejera como Roger Torrent, Tània Verge o Ester Capella en la manifestación del 1 de mayo
01/05/2024
5 min

BarcelonaEn mayo del 2021, Esquerra logró un reto que hace unos años parecía imposible: volver a presidir un gobierno de la Generalitat. La última vez que los republicanos encabezaron la máxima institución de Catalunya fue durante el período de la Segunda República, hace más de ochenta años. El partido reivindicó el hito como histórico y ahora se conjuró para no dejarlo escapar el 12-M. Sin embargo, a estos tres años de “presidencia republicana” no les han faltado turbulencias. De hecho, la legislatura acabó abruptamente tras el fracaso de los presupuestos del 2024 pese a la voluntad de Pere Aragonès de agotar los cuatro años. Ahora mismo las encuestas no pronostican que Esquerra pueda repetir el hito de hace tres años, pero la formación quiere reivindicar la gestión llevada a cabo desde el Govern para intentar revertir los sondeos.

“En los años 30, cuando tuvimos la primera Generalitat republicana, transformamos con el fascismo pegado a la nuca”, decía el lunes en un mitin en Girona la diputada de ERC en el Congreso, Teresa Jordà. "Somos los que proclamamos la República en 1931, restauramos la Generalitat republicana, luchamos contra la barbarie nazifascista, que no hemos dejado de luchar la batalla contra el fascismo, una batalla que todavía dura y que todavía tenemos que ganar", decía también el líder de ERC, Oriol Junqueras, en el acto de inicio de campaña en Barcelona. Desde la restauración de la democracia, los republicanos se habían sentado en el consejo ejecutivo durante los dos tripartitos y, desde el 2016, compartiendo coalición con Junts. Pero la presidencia se les había resistido. Por eso, ahora quieren visibilizar un hilo conductor entre el que fue el gobierno de la Segunda República y el que ha presidido durante tres años Pere Aragonès para reivindicar el hito histórico que ha supuesto recuperar la presidencia de la Generalitat y, por tanto, la importancia para el partido de mantenerla el 12-M. Hasta ahora, todos los partidos que han encabezado el Govern lo han hecho durante al menos dos legislaturas consecutivas. "No hemos terminado el trabajo. La gobernanza republicana apenas comienza. El 12-M queremos mucha más fuerza", ha dicho Aragonès este miércoles.

La gestión de estos tres años

Los republicanos reivindican haber rehecho, a su juicio, el camino de las transformaciones de los años 30 en esta etapa y haber puesto fin, por ejemplo, a los recortes en sanidad y educación –la última medida, aprobada por el Gobierno el martes en plena campaña para revertir los ajustes presupuestarios a los docentes–. Aragonés lo resalta en cada acto de campaña y branda el fantasma que se puedan “repetir” con Junts y PSC en el Govern. "Si vuelven los de los recortes, devolverán los recortes”, ha afirmado en el acto por el 1 de mayo ante el monumento de Francesc Layret en Barcelona. Y, desde Terrassa, por la tarde ha añadido: "Hemos revertido los recortes de CiU y el PSC que tanto daño hicieron en este país".

Ahora bien, la gestión de la conselleria de Educación, por ejemplo, no ha sido plácida en toda la legislatura: empezó con el Govern teniendo que asumir las críticas por el avance del curso escolar –con huelgas de los docentes– y ha acabado asumiendo los malos resultados del informe PISA. Al ejecutivo de Aragonès también estalló en sus manos el caos por las oposiciones organizadas por la empresa Cegos y, en los últimos meses, también las protestas de los agricultores. Esta última crisis se ha sumado a la gestión de la sequía: la oposición le ha criticado, mientras que el Gobierno ha defendido las medidas de prevención. y haber puesto al día las infraestructuras para hacerle frente.

Esquerra reivindica haberse sobrepuesto a las crisis y haber puesto en marcha medidas como la gratuidad del I2, de los productos menstruales en las farmacias o también haber incorporado más agentes en los Mossos d'Esquadra o haber rebajado las tasas universitarias. Los republicanos también defienden haber situado el paro en su mínimo desde la crisis del 2008, conseguir un récord de inversión extranjera o legislar el tope del precio de los alquileres. De hecho, Aragonès ha propuesto la continuidad de algunas de estas medidas, como extender la universalidad de la guardería a todos los cursos o también potenciar el uso de la lengua catalana a través de una consejería de Política Lingüística. Es esta gestión la que ERC pone como carta de presentación para continuar al frente de la presidencia de la Generalitat, acompañada de una reforma de la financiación y la negociación de un referendo acordado con el Estado, dos de los ejes programáticos principales de la su campaña.

Cambio de alianzas y negociación con el Estado

Ahora bien, la legislatura del 52% de mayoría independentista ha terminado con quebradiza y con una bifurcación de alianzas. El pacto entre ERC, Junts y la CUP por la investidura de Pere Aragonès se fue rasgando a medida que avanzaba el mandato. Hasta el punto de que el partido de Carles Puigdemont abandonó el Govern en octubre del 2022 y los cuperos se borraron de socios tras votar en contra de los primeros presupuestos. Esquerra se quedó en minoría (33 diputados) y buscó nuevas alianzas. El PSC se brindó, al igual que los comunes, que les aprobaron los presupuestos del 2023 –ahora prorrogados–. En este camino, el Gobierno ha tenido que tragarse algunos sapos como la B-40, la ampliación del aeropuerto –el ejecutivo hizo su propia propuesta hace pocas semanas, que no convence a la Moncloa– o el Hard Rock. De hecho, este último macroproyecto es el que ha acabado abocando a Catalunya a un adelanto electoral después de que los comunes se negaran a apoyar las cuentas mientras siguiera adelante este macrocasino.

La gestión de la Generalitat ha discurrido en paralelo a la estrategia negociadora de ERC en Madrid. Los republicanos pactaron los indultos y la reforma del Código Penal para eliminar el delito de sedición y reformar el de malversación, reanudaron la mesa de diálogo con el Estado, y ahora han negociado la ley de amnistía en paralelo con Junts . Desde el Gobierno, Aragonés también impulsó el acuerdo de claridad por un referendo acordado con el Estado. Una propuesta que quedó congelada a raíz de las negociaciones por la investidura de Pedro Sánchez y de los presupuestos catalanes, pero que el Govern reanudó en precampaña cuando el Instituto de Estudios de Autogobierno presentó las vías jurídicas para celebrar un referendo pactado.

Es esta estrategia negociadora la que ERC también reivindica en cada acto ante las críticas que han recibido en los últimos años por parte de Junts. El partido quiere exprimir ahora esta vía y sumarla a la gestión en la Generalitat para intentar revalidar una presidencia que está en juego el 12-M.

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