Puigdemont por Cataluña y la idiosincrasia del espacio (post)convergente

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El expresidente Carles Puigdemont en Elna el pasado jueves, donde anunció su candidatura como presidenciable.

BarcelonaEsta semana se ha conocido el nombre de Junts pel 12-M. Juntos+Carles Puigdemont por Catalunya es cómo los junteros han bautizado la nueva marca electoral para la próxima cita en las urnas. Unas siglas que llaman la atención porque incorporan el nombre y apellido de su máximo líder.

Ahora bien, esta fórmula no es nueva, y Junts también la utilizó las pasadas elecciones municipales en Barcelona con Xavier Trias. En ambos comicios, la lectura que hace el partido es obvia: sus cabezas de lista tienen una marca personal mucho más fuerte que la propia formación. Algo que, por ejemplo, no ocurría con las elecciones españolas en las que Junts estaba liderado por Míriam Nogueras. En esa cita electoral no hubo añadidos.

La crítica más fácil al partido es el exceso de personalismo. No es habitual que las formaciones lleven el nombre de su líder en las marcas electorales, puesto que la mayoría de los partidos se encuadran en tradiciones ideológicas más o menos constantes en el tiempo. El PSC en la tradición socialista, ERC en el republicanismo y el PP en la derecha conservadora –o en algún caso liberal–. Ahora bien, Junts no es esto, ni tampoco ha sido ésta su tradición política. Convergencia, les guste o no a los junteros, forma parte de sus raíces políticas, ya no era eso. Al contrario: quería ser todo a la vez para aglutinar al máximo de sensibilidades posibles. Era un partido construido en torno a una persona, Jordi Pujol, que con el suyo hacer desde el Palau de la Generalitat fue llenando de contenido lo que quería decir ser convergente. Por ese mismo motivo, la formación entra en colapso con la confesión de Pujol en el 2014. Es un torpedo a su identidad que acaba con su extinción, pese a que en ese momento Artur Mas ya se había consolidado como máximo líder del partido. Su gran activo, pues, fue también a la vez su gran debilidad.

El peso del líder forma parte de la idiosincrasia del espacio convergente y postconvergente. De hecho, sólo cuando existe un líder fuerte supera sus tensiones internas. La fundación de Junts está casi tan ligada a Puigdemont como en su día estuvo ligada Convergència a Pujol. Pero hay al menos una diferencia: la de CDC fue una marca sólida, que gobernó Catalunya más de un cuarto de siglo y que fue un reclamo electoral hasta el 2012, cuando su cotización cayó en picado por las recortes y la corrupción. Juntos, en cambio, es una marca joven con una acción política titubeante y con una identidad todavía en construcción. Desde hace seis años se comporta como un péndulo entre la dureza y el pragmatismo.

Por eso son relevantes las caras que acompañarán a Puigdemont en la lista. El expresidente ha querido edificar su propia plataforma por el 12-M, con la idea de romper las fronteras de partido. En función de quien incorpore, estará modelando de nuevo la identidad de la formación. Los convergentes clásicos que hay dentro de Junts recelan de la idea de repetir la operación del 2017 –cuando Puigdemont rellenó más de la mitad de la candidatura de personas ajenas a la política–, pero el expresidente quiere simular transversalidad. Esto no dependerá de los acuerdos que firme con formaciones que no tienen implantación –como el llamado acuerdo de Vernet–, sino de los perfiles que pueda atraer a su candidatura. Por ahora, el entorno de Puigdemont piensa en mujeres del mundo económico.

Los detalles

1.

Amante de los perros

Salvador Illa no es solo un aficionado a los maratones, sino que esta semana también se ha demostrado amante de los perros. Así lo exhibió en Escocia, donde fue de viaje esta semana y en un pub entabló amistad con un perro de agua y sus propietarios. Tanto es así que su foto (con el perro) acabó en las redes sociales. “Encantado de conocerte”, pió el cabeza de lista de los socialistas.

2.
El hotel de la "Cataluña real"
El líder estatal del PP, Alberto Núñez Feijóo, amb el flamant candidat del partit a la Generalitat, Alejandro Fernández.

La "Catalunya real" que suele defender al PP parece empezar y acabar en el hotel Gran Marina Barcelona, ​​junto al puerto. Rajoy y Casado acostumbraban a realizar sus actos cuando visitaban el Principado. Y ahora también Feijóo, que ungió a Alejandro Fernández como cabeza de lista de los populares del 12-M desde allí. Desde la misma sala, de hecho, desde donde Fernández le había desafiado sólo seis meses antes.

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