Sánchez sitúa al 12-M como una segunda vuelta de la cruzada socialista contra la derecha

Isla obvia la polémica con Carnero y llama a continuar la campaña sin caer en "provocaciones"

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Pedro Sánchez en Montmeló.

Barcelona"O democracia, o barro. O votos, o mentiras". Esto es, según Pedro Sánchez, lo que se dirime a las próximas elecciones catalanas, un mensaje marcado por el período de reflexión que le mantuvo fuera de juego al inicio de la carrera electoral y que el presidente español lleva ahora a la campaña del PSC para el 12M. Una vez más, Sánchez sitúa unos comicios como una cruzada política contra el frente "indistingible" de PP y Vox que privatiza, recorta derechos sociales y "frivoliza" con la violencia machista. Es una estrategia que ya le funcionó en Catalunya el 23-J y que ha vuelto a sacar del cajón este sábado en un mitin en Montmeló frente a unas dos mil personas.

Precisamente, el líder del PSOE apeló este sábado al precedente de las generales en Catalunya, donde el PSC sacó un resultado casi histórico de 19 diputados, y instó a repetir la movilización el 12 de mayo para que Salvador Illa pueda presidir la Generalitat con "estabilidad" y dejar atrás el Proceso. "Fueron dos presidentes de derechas, en la Moncloa y en Palau, los que llevaron a Catalunya a quebrar, y seremos dos presidentes socialistas los que haremos que Catalunya avance en derechos, en convivencia y en oportunidades", ha dicho. Consciente de que se le podrían complicar los planes si Esquerra o Junts presionan a Madrid para acondicionarlo tras las elecciones, Sánchez pidió una "victoria amplia" para su candidato a Catalunya.

El elefante en la habitación

Por su parte, Salvador Illa encaraba la jornada de campaña con un elefante en la habitación: la polémica por las palabras del presidente de UGT, Matías Carnero, que cierra la lista de los socialistas por Barcelona y que en un acto electoral del PSC con los sindicatos se mofó de Carles Puigdemont diciendo que se marchó "mejado o cagado" de Catalunya dentro del maletero de un coche. La directora de campaña socialista, Lluïsa Moret, pidió ayer disculpas por el episodio "a quien hubiera podido sentirse ofendido" y una de las incógnitas era si Isla, que ha hecho del respeto una de las banderas de su campaña, se referiría a ello en algún momento. No lo ha hecho. El candidato se ha limitado a animar a los compañeros de partido a continuar la campaña "sin caer en provocaciones" para consolidar los buenos resultados que le pronostican las encuestas y evitar que las ofensivas de sus rivales le erosionen.

"Cada día me levanto por la mañana con frases en las que ya ni me reconozco. Unos me dicen que estoy por un lado, otros por otro. Estoy en medio, estoy en las soluciones y en la colaboración", ha dicho Isla evitando el cuerpo a cuerpo pese al alud de críticas de ayer. En clave de programa, se comprometió a impulsar una ley de barrios con 800 millones para actuar en 25 barrios cada año hasta el final de la legislatura para planificar "de forma integral" el desarrollo de equipamientos y espacios públicos con los consistorios.

Míting a pleno sol

En el mitin en Montmeló, el primero al aire libre, se ha vivido algún percance cuando algún asistente ha tenido un golpe de calor debido a las altas temperaturas. La organización había intentado minimizar riesgos repartiendo sombreros de paja y agua entre simpatizantes y periodistas, pero han hecho corto y, ante alguna urgencia, han tenido que tomar prestado algún sombrero a quienes estaban en la sombra. Isla ha recibido el calor de la militancia del Vallès Oriental, la comarca donde empezó su carrera política como alcalde de La Roca.

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