Memoria histórica

El pueblo que recupera el nombre de calles franquistas: "En una dictadura no hay buenas ni malas"

El alcalde de San Vicente de Castellet (Juntos) justifica mantener la nomenclatura por el rechazo de los vecinos

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Vecinos de Sant Vicenç de Castellet reclamando la retirada de la nomenclatura franquista

BarcelonaJunts y ERC ya hace mucho tiempo que no van a la par y tampoco lo han hecho con las negociaciones para la investidura, pero es en el ámbito municipal donde afloran más las divergencias. Lo menos habitual es que se enfrenten por la nomenclatura franquista. Y eso es lo que ha pasado en Sant Vicenç de Castellet, donde Junts ha decidido mantener los nombres franquistas de tres calles cuando ERC había aprobado cambiarlos en el anterior mandato.

Pero ¿qué ha movido los junteros, que gobiernan con mayoría absoluta, ¿a revocar en el último pleno la decisión de cambiar los nombres de dos obispos y de un maestro al que acusan de apoyar al bando fascista? El alcalde, Dani Mauriz, justifica mantener la nomenclatura franquista porque se hizo sin tener en cuenta la opinión de los vecinos: "La oposición es beligerante porque vive mucha gente mayor que no quiere problemas. Da igual que estos calles se identifiquen con franquistas porque en aquella época quizás lo eran todas y ninguna de las tres calles lleva el nombre del Caudillo". "En una dictadura no hay ni buenos ni malos, el abad Escarré se reunió con Franco y tenemos una plaza con su nombre en el pueblo y nadie dice nada", añade, molesto por la polémica.

El gobierno municipal es escuda en la recogida de firmas en contra que hicieron los vecinos afectados y que superó al número de personas que participaron en la consulta popular no vinculante para escoger los nuevos nombres de las calles. "En sólo diez días recogieron el doble de firmas que en la consulta, donde solo votó un 1% del censo y 40 de los 500 vecinos con derecho a voto que viven en estas calles, y con 136 votos no puede legitimarse el cambio ", expone el alcalde, que denuncia que en la votación no se planteaba mantener los nombres sino elegir otros nuevos a partir de diferentes propuestas.

"La gente no está por estas historias"

Mauriz defiende la legitimidad de la decisión. "Nosotros nunca hemos defendido el cambio y como no iniciamos este procedimiento lo revocamos democráticamente en el pleno". No piensa reabrir el debate: "Dejémosles que vivan en paz, la gente no está por estas historias y no hace falta añadir un problema que no existe cuando nuestra prioridad debe ser su bienestar". También cuestiona que en la consulta pudiera participar todo el pueblo: "La independencia de Catalunya no debe votarla España", rebate mientras asegura que la dirección de Junts no le ha tocado el corteza.

El alcalde de San Vicente de Castellet, Dani Mauriz, en una imagen reciente

El alcalde también critica que la propuesta de cambio de nombres se aprobara en el último pleno del anterior mandato. "ERC ha tenido cuatro años, 1.460 días, para hacerlo y lo hicieron 15 días antes de las elecciones, quién sabe si para que nos lo encontráramos nosotros, cuando en tres o cuatro meses lo hubieran tenido listo". Los republicanos justifican la demora por la pandemia y por las complicaciones de impulsar un proceso participativo, siguiendo la ley de consultas, que nunca se había realizado.

El portavoz republicano, Jordi Palma, admite que la participación fue "baja" y lo atribuye a que no se pudiera votar telemáticamente. Sí defiende que no se diera la opción de mantener los nombres actuales. "No se debe consultar si hay que sacar los nombres franquistas de las calles. Por dignidad y porque hay una ley de memoria histórica que así lo establece. Es incomprensible lo que ha hecho Junts", espeta el concejal de Esquerra, que es aferra a la ley para revocar la decisión. "No vamos a desistir porque la ley prevé sanciones y hay que mirar el recorrido", avanza.

Tampoco comparte que el Ayuntamiento se haya echado atrás por la recogida de firmas en contra. "No se puede gobernar a golpe de firmas. Si ahora recogen firmas contra la subida de la tasa de basura, ¿también la revocarán?", se pregunta Palma. Ni que en la consulta solo participaran los vecinos que viven: "Las calles son de todas y no se puede comparar la independencia con el cambio de nombre de tres calles que por ley estamos obligadas a cambiar".

Una disputa histórica

No se trata de una polémica nueva. En el 2009, un vecino entró una instancia para cambiar los nombres de las calles, pero el equipo de gobierno formado por CiU y ERC ya lo aparcó por el rechazo del vecindario. El debate se reabrió en el 2016 cuando ERC e ICV, que estaban en la oposición, exigieron la modificación. CiU, con mayoría absoluta, contraatacó con otra moción, que salió adelante, donde acordaba que esa medida fuera ratificada por los vecinos en una consulta que nunca terminó.

Son pocos los vecinos que avalan el cambio: "Todo el mundo se opone porque implica unos trámites y gastos económicos que el Ayuntamiento no asume", dice Anna Maria Garcia, que impulsó la recogida de firmas. "Debemos mirar al futuro. Fue una guerra absurda de una parte contra otra y al entierro del cura Orriols fue todo el pueblo, no se sabe si es verdad o mentira que eran franquistas", concluye para cerrar el debate. Maria Gispert, Marina Torres y Clara Campoamor, los nuevos nombres que se aprobaron, tendrán que esperar para tener una calle en Sant Vicenç de Castellet.

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