El fantasma de Convergència recorre el Congreso: ¡visca el peix al cove!

MadridDe vez en cuando, un fantasma recorre el Congreso, y es el de Convergència y el peix al cove. El pasado miércoles Alberto Núñez Feijóo lanzó una pregunta al aire que quedó sin respuesta: “¿De verdad no queda nada de esa Convergencia?”

En realidad la añoranza de Convergència va más allá de las filas populares y abarca las socialistas. Sin embargo, ambos partidos aplican una memoria selectiva sobre aquella época. Olvidan que durante todos aquellos años se acusaba a los catalanes de mercaderes y chantajistas, y cuando pactaba el PSOE el PP le acusaba de venderse España y al revés ocurría lo mismo. entre 1993 y 1995 con el PSOE y entre 1996 y 2000 con el PP. Fueron sólo siete años, puesto que cuando Zapatero llegó al poder fue con los votos de ERC y no los de CiU y con un cambio de paradigma. Pasqual Maragall y el PSC quisieron superar la etapa del peix al cove, que tenía el copyright convergente, con un nuevo Estatut que pusiera negro sobre blanco el reparto de competencias. Pero no funcionó.

Después del 2012 CiU abandona el peixalcovisme y se pasa al independentismo, pero también es cierto que lo hace en un contexto en el que la aritmética en el Congreso no le ofrece ningún tipo de juego. ¿Habría habido Procés si en el 2011 Rajoy hubiera necesitado los votos de CiU y hubiera un nuevo Majestic? Nunca lo sabremos. El caso es que el Procés catapulta el caso catalán a la agenda internacional y erosiona la imagen de España, pero, y en eso tiene razón el PSC, no hay ningún avance en el autogobierno, al contrario.

En realidad se puede afirmar que no ha habido ninguna transferencia importante de soberanía en Cataluña desde el Pacto del Majestic de 1996, hace 27 años. El Estatut se saldó con un traspaso incompleto de Cercanías y otras transferencias menores. No fue el salto que soñaba Maragall cuando dijo que el Estado sería "residual" en Catalunya. La alternativa del PSC al peix al cove, pues, fracasó. Y el Procés no ha dado sus frutos en este sentido. ERC pudo hacerlo a partir del 2018 y, sobre todo, en el 2019, pero renunció a ello porque le parecía un paradigma superado. Hasta ahora.

Las elecciones del 23-J han vuelto a darle la vuelta todo. La aritmética otorga a Junts un poder que no tenía desde 1996, cuando el cabeza de lista de CiU en Madrid era Joaquim Molins. Ha llovido mucho. Muchísimo. Tanto que ninguno de los dirigentes de Junts que provienen de CiU la vivieron. Pero no cabe duda de que hacía tiempo que lo ansiaban. El suyo es un peix al cove reloaded y basado, por ahora, en el Procés. Pero es peix al cove.

Curiosamente es ERC quien ahora es más desacomplejadamente peixalcovista. Quieren la amnistía, evidentemente, pero también el traspaso de Cercanías y más financiación. Cambiar una ley está bien, pero no es soberanía real. En cambio, las vías son un pedazo de Estado. El peix al cove ha vuelto. ¡Viva el peix al cove!

No cabe duda de que una de las estrellas de la semana ha sido el diputado socialista y exalcalde de Valladolid Óscar Puente, encargado de darle la réplica a Feijóo en su discurso de investidura. Puente, sin embargo, es un diputado nuevo y lo demostró la noche del miércoles cuando por error se coló en la zona donde trabajan los periodistas buscando la salida. Uno de esos periodistas tuvo que guiarle hasta la puerta.

No todo el mundo en el PP está en contra del uso de las lenguas oficiales en el Congreso de Diputados. En una conversación informal, una diputada del PP comentaba que estas cosas son muy difíciles de echar atrás y que esperaba que su partido no cometiera el error de llevarlo al Tribunal Constitucional. Lo curioso es que a su lado una trabajadora de prensa del PP se mostraba completamente en contra y defendía la línea oficial del partido.