Malestar en el Camp de Tarragona por el giro del Govern con el Hard Rock
Los alcaldes de Vila-seca y Salou alertan del riesgo de indemnizaciones por la reforma fiscal pactada por PSC, ERC y comunes
BarcelonaEl pacto del PSC con los comunes y ERC para eliminar el privilegio fiscal del Hard Rock a cambio de investir a Salvador Illa cayó como un cubo de agua fría en Salou y Vila-seca, los dos municipios que deben acoger este macroproyecto en el Camp de Tarragona. La reforma que entierra la rebaja fiscal al juego aprobada en 2014 para facilitar el aterrizaje del Hard Rock en Cataluña había que votar antes de finalizar el año. Sin embargo, la petición de Junts de solicitar un dictamen al Consejo de Garantías Estatutarias por los "problemas de seguridad jurídica" que ve retrasará el cambio hasta, al menos, en enero -el organismo avaló el pasado viernes la proposición de ley de Esquerra y los comunes y aseguró que el texto "no vulnera el principio de seguridad jurídica"–. Sin embargo, la reforma tiene votos de sobra para salir adelante, porque la CUP también apoyará. Esto preocupa a una parte del territorio, que lamenta que el Gobierno haya accedido a modificar las condiciones de un proyecto que sigue atascado. Especialmente, después de que el PSC le situara como línea roja en las negociaciones de presupuestos del 2023 y del 2024 ante el gobierno de Pere Aragonès, que se vio obligado a asumirlo, y que le defendiera durante la campaña electoral desde Tarragona.
"El proyecto, tal y como se planteó, no creo que sea ya factible ni viable", dice al ARA el alcalde de Vila-seca, Pere Segura (Juntos). Él recuerda que el proyecto lleva diez años coleando y considera que alterar ahora sus condiciones para que tribute al 55% (en lugar del 10%) es cambiar las "reglas del juego". ¿Será esto el fin del Hard Rock? El alcalde es pesimista y solo ve dos opciones: o los inversores demandan al Gobierno, dado que obtuvieron la licencia de casino bajo el marco fiscal todavía vigente, o se replantea el proyecto desde cero, con un nuevo calendario. "Pero hay que decirle la verdad a la gente: todo proyecto se basa en la viabilidad económica, y ahora esto ha cambiado", lamenta. El alcalde avisa de que las consecuencias de esta reforma van más allá del Hard Rock, porque afecta a la previsibilidad y la seguridad jurídica que Catalunya, como país, es capaz de ofrecer a los inversores internacionales. Los vecinos del municipio, afirma, ya están cansados de que se les utilice como "moneda de cambio" en la política nacional catalana.
En Salou, el alcalde Pere Granados, del PSC, también cree que la Generalitat tendrá que pagar indemnizaciones con este cambio normativo, si bien cruza los dedos: "De momento, los inversores no dicen que no al proyecto", explica en el ARA, sin poner el dedo en la llaga de su mismo partido. Según recuerda, el Hard Rock cuenta con el apoyo del tejido empresarial de la Costa Daurada. La Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de Tarragona ha sido uno de sus máximos defensores y, de hecho, ha sido muy dura con el PSC por haber cedido ante los comunes y ERC con el macroproyecto a cambio de la investidura. Paradójicamente, en el Parlament sí hay una mayoría para salir adelante: así quedó patente hace un par de semanas cuando la cámara catalana, a propuesta del PP, instó al Govern a aprobar el plan director urbanístico pendiente desde hace año y medio. La iniciativa prosperó con el seno del PP y de Junts, la abstención del PSC y de Vox y el no del resto de fuerzas políticas.
La posición del Gobierno
Desde el Govern, los socialistas hacen equilibrios y defienden que el cambio en la fiscalidad no debe ser un freno al desarrollo del macroproyecto. "Es verdad que se modifica la fiscalidad, pero eso no tiene por qué ser un impedimento. Pero no depende de nosotros, va a depender de la decisión de los inversores", aseguró la consellera de Economía y Finanzas, Alícia Romero. La consellera también defendió una tesis que comparten los dos alcaldes de los municipios: que el Hard Rock es "más que un casino" y que, sobre todo, tiene sentido en su vertiente comercial y como foro de grandes eventos para desestacionalizar el turismo, complementando la oferta de PortAventura. "Puede actuar como polo de crecimiento, con más de 100 tiendas. Sería más similar a La Roca Village", apunta Granados.
Según los alcaldes, el Hard Rock también podría posicionar al Camp de Tarragona como sede de grandes conciertos, como ocurre ahora con el Bernabéu. Para ejemplificarlo, Segura pone como ejemplo una conversación que mantuvo con James F. Allen, el CEO del Hard Rock: "Cuando le pregunté lo importante que era el juego para el proyecto, él me contestó: «Ten en cuenta que nuestro logo es una guitarra».