La relación amor/odio en Junts que interpretan Junqueras y Rufián
El portavoz republicano ha vuelto a disparar contra los junteros para defender el traspaso de Cercanías


BarcelonaEl pasado domingo, en la clausura del congreso de ERC en Martorell, Jordi Turull, secretario general de Junts, escuchaba desde primera fila como el líder de ERC, Oriol Junqueras, le alargaba la mano para afrontar la negociación con el Estado sin hacerse la zancadilla. Tres días después, Gabriel Rufián disparaba contra Junts y la tensión entre los dos partidos se volvía a hacer evidente en el Congreso de los Diputados, escenario que se ha convertido en el principal ring entre ambas formaciones independentistas. "Imaginen la impunidad mediática y digital que tiene esta gente para trincharnos a nosotros por el traspaso de Cercanías mientras meten a los suyos amiguitos al consell d'administració de Renfe", deia el portaveu republicà dirigint-se a la bancada de Junts. Si hi ha un dirigent d'Esquerra que és especialment bel·ligerant amb els juntaries, és precisament Rufián. ¿Són compatibles la mà estesa de Junqueras i els dards de Rufián?
Des de la cúpula d'ERC no hi veuen cap contradicció, però descarten que les declaracions de Junqueras i Rufián formin part d'una estratègia pactada per assenyalar els juntaires. Rufián, reconeixen nombroses veus del partit, és un vers lliure, que no sempre se cenyeix a la versió oficial que surt de Calàbria. De vegades això genera malestar, però d'altres ajuda a consolidar la posició d'un partit més habituat a esquivar el cos a cos amb els rivals polítics. Sobre la polèmica d'aquesta setmana, el president d'Esquerra no s'hi ha pronunciat, però tampoc ha contradit Rufián quan ell mateix defensava la su posición en un tuit al día siguiente del vuelo que cogieron sus palabras en el Congreso. "Mientras yo sea portavoz de ERC en el Congreso se nos respetará y responderemos a cada una de sus agresiones. Cueste lo que cueste", escribió en X.
Junqueras y Rufián se conocen bien. Han sido y siguen siendo aliados en el partido y, de hecho, el ascenso del segundo no se entendería sin la confianza del primero. Junqueras siempre ha cerrado filas con el actual portavoz republicano en Madrid, e incluso durante la crisis interna le ha tenido de aliado.
Durante muchos meses, la estrategia de los republicanos fue ignorar las críticas de Junts, que fueron una constante cuando Esquerra abrió el diálogo con el Estado. Rufián se intentó ceñir, pero rompió en varias ocasiones las directrices del partido. La vez que más alboroto generó fue cuando se refirió a Carles Puigdemont como "tarado" por haber declarado la DUI, en unas declaraciones que después tuvo que rectificar.
Ahora el telón de fondo que ha enervado el portavoz republicano ha sido el traspaso de Cercanías, un tema especialmente relevante para ERC. De hecho, antes de que Rufián se dirigiera a Junts desde el hemiciclo este miércoles, ya había encendido las redes sociales al acompañar de un emoticono con una rata un mensaje dirigido al diputado de Junts Josep Maria Cruset, que previamente había cargado contra ERC por haberse opuesto a la ley contra las ocupaciones propuesta. La tensión entre ambos grupos en el Congreso no es de esta semana, sino que hace siete días el propio Rufián tachó de "miserable" al diputado juntario Isidre Gavín por haber responsabilizado a ERC de las incidencias de Cercanías. Tampoco es desde esa semana que Rufián es una de las figuras más detestadas por los junteros, que suelen responderle a través de las redes –y también desde el hemiciclo de la cámara baja–. Han sido figuras como Agustí Colomines o Francisco de Dalmases quienes lo han hecho esta semana, sin comunicado oficial del partido.
Cada uno tiene su papel
Tanto Junts como ERC reconocen que su relación sigue tocada y que no ha mejorado desde el encuentro que Puigdemont y Junqueras mantuvieron en Waterloo en enero. Allí se conjuraron a "impulsar espacios de trabajo coordinado" para debatir las cuestiones que "afectan al futuro nacional y al progreso social de Catalunya". Pero la coordinación está lejos de materializarse. De hecho, los junteros mantienen sus críticas en cuestiones como el traspaso de Cercanías y el nuevo sistema de financiación pactado entre ERC y el PSOE. Los republicanos responden básicamente a través de Rufián, quien ha llegado a calificar a los junteros de "derecha reaccionaria" y señala cada vez que tiene ocasión el lobi empresarial en el que considera que se ha convertido el partido de Carles Puigdemont. A menudo recurre a la ironía y cada vez que se diluye un pacto de Junts con el PSOE, Rufián utiliza la frase "a cambio de nada" con la que los junteros criticaban el apoyo de ERC al gobierno socialista.
El rol de Junqueras es compatible con el de Rufián, insisten fuentes republicanas. El presidente del partido intenta ser la cara más amable y rehuye las críticas a Junts. Hace poco celebraba la delegación de las competencias en inmigración, sin escarbar en la letra pequeña del traspaso. En la sala de máquinas del partido, cada uno tiene su papel.