BarcelonaVamos camino del séptimo año desde el punto de inflexión que significó en otoño del 2017. Entonces Carles Puigdemont presidía la Generalitat y lideraba su espacio político pese a no tener ningún cargo ejecutivo en el PDECat (fundó Juntos pocas semanas después del exilio), Oriol Junqueras estaba al frente de ERC ya Josep Lluís Trapero aún no se le había apartado de la dirección de los Mossos d'Esquadra. Entre el 27 y el 28 de octubre los tres fueron destituidos por el gobierno español una vez aplicado el artículo 155. Hoy los tres vuelven a estar en primera línea y, pese a la aparente contradicción, se presentan como una vía renovadora .
Puigdemont dejó la presidencia de Junts en junio del 2022, cediendo el testigo a Laura Borràs. De hecho, había ido flirteando con la posibilidad de dedicarse prácticamente en exclusiva al Consejo de la República y dejar de hacer vida de partido. Todo esto cambia con la amnistía, que le ofrece la oportunidad de volver a presentarse como un candidato efectivo a la presidencia del Gobierno. Juntos le implora que sea el candidato y él toma el compromiso con una cláusula de salida: llega a verbalizar que dejará la política si los catalanes no le dan confianza suficiente y no puede volver al Palau de la Generalitat. Aún podría llegar a materializarse este escenario, pero cada vez hay más voces dentro de Junts que confían en que Puigdemont asuma el reto de volver a presidir el partido y también la oposición a Salvador Illa. Internamente, se entiende que, con un gobierno socialista, el independentismo ha entrado en una nueva etapa y que es Puigdemont quien debe liderarla.
El caso de Junqueras es algo diferente porque las derrotas electorales de ERC han comportado que las críticas internas a su gestión se hayan hecho públicas, una situación que le hizo dimitir en junio, con la intención de recuperar el poder a partir del congreso previsto para noviembre. Seguro que no será de la mano de Marta Rovira, quien ha reclamado un cambio de liderazgo en el partido. Pese a haber presidido ERC durante 13 años, Junqueras asegura que lleva unos cuantos sin tomar las decisiones y se presenta, ante la sorpresa de quienes reclaman una “transición tranquila”, como un elemento para renovar el partido.
De policía a político
Trapero sí ha cambiado sus funciones, de policía a político, pero siete años después también vuelve como renovador del cuerpo de Mossos d'Esquadra. La nueva consejera de Interior, Núria Parlon, no se cansó de repetir que con Trapero de director general y Miquel Esquius de comisario jefe, se iniciaba, de nuevo, una “nueva etapa”. Ambos han dirigido el cuerpo en los últimos años (Trapero de 2020 a 2021 y antes de 2013 a 2017 y Esquius entre 2018 y 2019). La experiencia y el carisma de Trapero, Junqueras y Puigdemont son cualidades muy codiciadas, pero los tres están identificados con una época muy concreta de la historia reciente del país y tendrán deberes de entrada: demostrar que en un contexto muy distinto siguen siendo necesarios .
Los detalles de la semana
Salvador Illa ha dejado atrás al gobierno en la sombra que impulsó como jefe de la oposición y ya trabaja desde el Palau de la Generalitat con su consejo ejecutivo al completo. Este fin de semana se ha llevado a los consejeros al monasterio de Poblet, como solía hacer de vez en cuando con el gobierno alternativo. Quizás por este recuerdo todavía vivo, en un día de sol, el viernes decidieron hacerse la foto a la sombra.
Laura Borràs se hizo conocida por su implicación en el movimiento independentista a partir del 1-O y ella misma se reivindicó en un libro como “hija del 1 de Octubre”. Ahora, en la Generalitat hay otra hija del 1 de octubre, pero en su caso el sentido de la frase es literal: la consejera de Educación, Esther Niubó, nació el 1 de octubre de 1980 . Este fin de semana la ha entrevistado el ARA.