El abecedario del maltrato: el Supremo fija 27 normas para condenar la violencia contra la mujer
La doctrina se establece a partir de la sentencia contra un maltratador que también violó a la hija de la víctima
BarcelonaNo es la primera vez que el Tribunal Supremo endurece la doctrina contra la violencia machista. Desde el año 2018 –cuando se llegó al asesinato número 1.000– se han sucedido las sentencias del alto tribunal con mano dura contra los maltratadores, que intentan modernizar una Justicia a la que las entidades que defienden los derechos de las mujeres a menudo reprochan que todavía vive anclada en el paternalismo. La aplicación de la perspectiva de género a la hora de juzgar o que se considere un agravante agredir a una mujer por el hecho de serlo son algunas de las modificaciones más recientes. Hasta ahora se trataba de normas que se iban dictando en función de las sentencias que revisaba el Supremo. Ahora, sin embargo, el alto tribunal ha aprovechado un caso en Galicia para publicar un compendio con 27 normas que los juzgados tendrán que seguir a la hora de juzgar un caso de violencia machista. Y lo ha denominado "el abecedario del maltrato habitual".
Las normas surgen a partir de la sentencia del Supremo que ratifica la condena de 14 años de prisión para un maltratador que pegó durante años a la pareja y agredió sexualmente a su hija, que ya había sido víctima de delitos sexuales con anterioridad. La sentencia destaca "el ambiente irrespirable" que el agresor había creado en el piso donde vivía con las dos víctimas y subraya que la mujer sufrió una doble victimización porque también se ha sentido culpable por el trance de la hija. Además, da valor a su testigo pese a los intentos de la defensa del hombre de hacer tambalear la credibilidad de la mujer alegando que había tardado mucho en denunciar o que no recordaba con exactitud las fechas y los detalles de las continuadas agresiones que sufrió.
Máxima credibilidad para la víctima
El abecedario intenta poner en el centro a la víctima y le da la máxima credibilidad, independientemente de lo que haya tardado a denunciar o de si recuerda con exactitud los detalles y las fechas de las palizas. Según el Supremo, el maltrato habitual es una "práctica constante" o un "estado permanente" en el que el agresor reproduce sistemáticamente la "misma conducta" contra la víctima. Por eso considera que "es igual" el número de veces que se repita, con una hay suficiente para considerar que la práctica ha sido habitual. Del mismo modo, el tribunal subraya que el tiempo que haya tardado la víctima en denunciar los hechos "no minimiza su credibilidad", igual que no lo hace que no hubiera denunciado hasta entonces a su verdugo.
Que el Supremo ponga en el centro del proceso a la víctima tiene, sin embargo, una doble lectura: el tribunal considera "imprescindible" el testimonio de la mujer para el proceso judicial. Y esto topa con la realidad, porque muchas de las víctimas, por miedo o por falta de acompañamiento, no se atreven a denunciar o desisten del procedimiento para no tener que declarar ante su agresor.
Un ambiente "infernal e irrespirable "
Algunas de las 27 normas que crean doctrina también insisten en el hecho de que los juzgados tengan en cuenta el clima que el maltratador crea en el hogar a la hora de abordar todos los casos de violencia machista. Según el Supremo, el maltrato habitual es aquel que genera "una atmósfera general de dominación y sometimiento" independientemente de las veces que cometa una agresión o la verbalice. Según los jueces, el maltratador acaba creando un "ambiente infernal e irrespirable", no solo para la mujer sino para todas las personas que viven en el hogar. Este sometimiento psicológico es el que "paraliza" a la víctima y su entorno más inmediato a la hora de denunciar los hechos o de poner fin a la convivencia, aunque sea "insoportable", explican los jueces.