Cataluña podría terminar el verano con los embalses al 25%

BarcelonaTras el mínimo histórico en los embalses de las cuencas internas (14,41%) registrado a principios de marzo, una primavera y una parte de junio lluviosas en gran parte del territorio han logrado revertir la dramática tendencia negativa que arrastrábamos desde hacía más de dos años y catapultar las reservas. Ahora bien, ¿se puede decir que llegamos con buenas garantías para subsistir los meses de mayor calor? Para saberlo debemos fijarnos en el comportamiento de las reservas de agua durante las últimas dos décadas, entre 2004 y 2023. De momento, después de superar el 37% de las reservas a finales de junio por primera vez en más de año y medio, a mediados de julio ya han bajado por debajo del 36%, y todo apunta a que es seguro acabar el verano con unas reservas totales inferiores al umbral del 30% (lo que teníamos a finales de mayo) e incluso cercano al 25%.

El verano es la estación con la mayor insolación (que conlleva una temperatura más alta) y también la más seca en muchas comarcas, lo que hace que aumente sustancialmente la evaporación del agua de los embalses. Además, debe tenerse en cuenta que la población habitual de Cataluña, con 8 millones de habitantes, aumenta considerablemente con la llegada de millones de turistas que llegan para pasar las vacaciones en nuestro país. Por tanto, no sólo deben cubrirse las necesidades hídricas de los residentes, sino también las de los visitantes. No es de extrañar, pues, que de media en un año normal (previo a la sequía) los embalses pasen de un 78,7% a principios de junio al 62,8% a finales de septiembre. Es decir, que se produzca un descenso de más de 15 puntos porcentuales.

El bajón puede llegar a ser incluso superior si los veranos son muy cálidos y secos. Por ejemplo, entre junio y septiembre de 2022 los embalses perdieron cerca del 22% de las reservas, pasando del 59% al 37%. Con estos datos, y teniendo en cuenta la relajación en las medidas de restricción del consumo de agua de las últimas semanas, el escenario más probable es que acabe el verano con los embalses cerca del 25% de su capacidad , incluso por debajo si la segunda mitad de julio y agosto van acompañados de calores y siguen la tónica de carencia de lluvias de esta primera mitad de julio. Esta cifra aún mantendría al país por encima del porcentaje que el Gobierno fija como umbral para declarar una situación de emergencia (16%).

La almohada de la lluvia de junio

En este punto, es importante también añadir realismo a la mejora de la situación de sequía que vive el país, ya que el nivel de reservas de agua con el que hemos empezado el verano es el segundo peor desde 2004, sólo superado por un 2023 que ya estuvo muy marcado por la sequía. Se parte de una situación comparativamente mucho peor que otros años y que podría empeorar si el verano es tan cálido y seco como indican los modelos estacionales. De hecho, apenas ahora se vive el calor más importante de este verano. Sin embargo, la buena noticia es que este año los embalses ganaron agua durante el mes de junio, incluyendo los primeros días del verano. Una situación que normalmente no ocurre en otros años, cuando en este período ya suele perderse de media un 2% de las reservas.

Por tanto, en el conjunto de las cuencas internas tenemos agua para subsistir sin restricciones más severas este verano, pero falta mucha más lluvia y algunas zonas siguen al límite. Hay embalses que se mantienen muy bajos, como el de Darnius-Boadella (22%) o el sistema Siurana-Riudecanyes (al 2%). Por contra, la situación es radicalmente distinta en los embalses catalanes de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que afrontan el verano con más de un 62% de las reservas.