Mueren 431 personas de covid en Catalunya en una semana, un 59% más
España ya diagnostica 575 contagios por cada 100.000 habitantes y supera el pico de la segunda ola
BarcelonaUnas sesenta personas mueren cada día en Catalunya debido al coronavirus. Mientras la curva de contagios se ensarta “de manera sostenida” y los hospitales se llenan gradualmente de enfermos, las funerarias están reportando decenas de víctimas atribuibles a complicaciones de la infección. La última semana han sido 431. De hecho, entre el 5 y el 11 de enero se observa un pico de mortalidad. Se han producido un 59% más de muertes que la semana anterior, cuando se notificaron 271.
Las defunciones son la consecuencia más cruda de la epidemia pero también el indicador que más tarda a manifestarse, en la mayoría de los casos entre dos y cuatro semanas después del contagio. En Catalunya el goteo de víctimas solo se paró en verano por el efecto del confinamiento total y se ha mantenido a diferentes velocidades desde septiembre. Las últimas semanas, coincidiendo con la eclosión de la tercera oleada, se ha acelerado y en tan solo un mes 1.170 personas han perdido la vida, 17.867 desde el febrero pasado.
Atendida la elevada transmisión del virus en todo el país, casi un tercio de las nuevas muertes (122) corresponden a personas que viven en residencias de gente mayor y que se contagian en brotes como el de la Fundación Pere Màrtir Colomés de Solsona. Este centro acumula 16 defunciones desde finales de diciembre. Los más mayores de 70 años continúan siendo el colectivo más vulnerable por su edad y por las patologías previas que arrastran. Si además viven en geriátricos, el riesgo es todavía más grande: suelen tener la movilidad reducida, sufrir demencia y problemas cardiovasculares.
“La gente mayor tiene cuadros más graves ante las infecciones y con el covid no es diferente. Cuanto más años se tiene, menos probabilidades tenemos de recuperarlo”, explica el coordinador de cuidados intensivos del Hospital Clínic, Pedro Castro. Ayer los hospitales catalanes superaron los 500 ingresados en las unidades de cuidados intensivos (UCI), concretamente había 509. Castro recuerda que durante la primera oleada tres de cada diez positivos que ingresaban morían. Ahora la cifra de mortalidad oscila entre el 15% y el 20% de los casos. “No son cifras nada despreciables”, dice.
Esperanzas en la vacuna
Para los más vulnerables al virus, la vacuna es la esperanza. Castro señala que evitará que las personas que se exponen al virus desarrollen la enfermedad y esto tiene que reducir tanto la entrada de casos graves a los hospitales como la cifra de defunciones, sobre todo entre los más mayores de 60 años. “La vacuna minimizará el impacto asistencial del virus. Esto ya pasa con la gripe: no evitamos que todo el mundo se ponga enfermo, pero ingresan muchos menos”, recuerda.
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, también confía que el efecto de la vacuna en la letalidad se empiece a notar dentro de dos semanas. A estas alturas se han puesto 768.950 dosis de Pfizer y Moderna en España, un 67% del millón de dosis recibidas. De estas, un total de 120.956 se han administrado en Catalunya, 15.876 en un solo día.
Y mientras la campaña de vacunación va cogiendo ritmo, la epidemia está en fase de expansión. Este viernes el ministerio de Sanidad notificó 40.197 positivos, 235 defunciones en España y 575 casos nuevos cada 100.000 habitantes. Con este último dato, el más alto de la pandemia, el Estado supera el pico de contagios de la segunda oleada, logrado el 9 de noviembre con 529 casos cada 100.000 habitantes. Según Simón, esto se debe al esfuerzo diagnóstico de ahora, que “no tiene nada a ver” con el de la primera oleada.
“Hay que fijarnos en Europa”
Los últimos 14 días se están detectando 573 casos por cada 100.000 habitantes en Catalunya. La tasa de contagio (R) se sitúa en el 1,35 -cien casos causan 135 contagios- y se están notificando más de 24.000 infecciones a la semana. Según un informe de Salut a partir de la información recogida por los gestores covid, el 70% de los contagios entre los meses de octubre y diciembre se produjeron dentro de hogares, el 58% entre convivientes y el 11% por visitas de amigos y familiares.
Para frenar el crecimiento de la curva que, si bien no se ha acelerado, tampoco se ha parado, el Govern prorrogó jueves el confinamiento municipal y el cierre del comercio no esencial los fines de semana. Una decisión criticada por algunos expertos por considerarla insuficiente. “Parece que estamos esperando que la cosa se ponga muy fea para plantear escenarios más restrictivos y si hay una lección que ya tendríamos que haber aprendido es que es preferible actuar y no esperar una subida drástica”, alerta el analista de datos de salud pública Joe Brew, que califica de “muy graves” las semanas que vendrán. “Será difícil encarar la bajada”, advierte.
Brew destaca que, a diferencia de la segunda oleada, la escalada se está viviendo en paralelo a la de otros países europeos. “Sería terrible repetir el error de obviar el peligro de Italia y no fijarnos ahora en Portugal o Irlanda, que ya viven una aceleración”, asegura Brew, que critica que los gobiernos actúen tarde otra vez. “Así, solo podemos esperar el mismo resultado”, lamenta el analista.
Las residencias harán cribados a todas las visitas
Salud hará un test rápido de antígenos (TAR) a todos los ciudadanos que visiten personas que viven en centros residenciales. Si el resultado del cribado es positivo no se autorizará la visita y se derivará al familiar a su centro de atención primaria. Esta es una de las novedades del plan para intensificar las medidas para frenar el crecimiento de contagios del covid-19 en esta fase de alta transmisión comunitaria. El departamento también ha puesto en marcha un cribado universal con PCR con muestra nasal a todos los residentes de todas las residencias de gente mayor o viviendas de personas con discapacidades, con el objetivo de poder tomar medidas adecuadas para frenar la entrada del virus.
Paralelamente, se mantiene el cribado a los profesionales que trabajan en una residencia de gente mayor o vivienda de personas con discapacidades, con una periodicidad semanal independientemente del riesgo de rebrote. En el caso de encontrar un caso positivo en algún trabajador, se ampliará el cribado con PCR a todas las personas residentes.