Cataluña alcanza el mínimo histórico de abandono después de la ESO: ¿y ahora qué?
A pesar de la mejora del último año, Cataluña todavía está lejos de la media europea
BarcelonaCataluña ha alcanzado el mínimo histórico de abandono escolar prematuro (AEP), es decir de jóvenes que no siguen estudiando después de la ESO. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) hechas públicas este martes, el pasado año un 13,7% de los catalanes de entre 18 y 24 años no tenían ninguna titulación más allá de la ESO ni estaban estudiando.
El porcentaje se ha reducido un punto respecto al 2023 y ya es el más bajo desde que se empezó a analizar esta casuística y más de veinte puntos inferior que hace dos décadas cuando la AEP en Catalunya rozaba el 35% entre los jóvenes. "Es una buena noticia en el sentido de que está muy bien que el abandono escolar prematuro se vaya reduciendo a lo largo de los años, porque es un problema y una lacra social importante, pendiente de resolver. Por tanto, bienvenida sea esta reducción, pero no olvidemos que ahora el camino que queda por recorrer es mucho más difícil", apunta Elena Sintes, jefe de proyectos de la Fundación Jaume Bofill.
De hecho, a pesar de la importante mejora en este ámbito, Cataluña continúa por debajo de la media española (13%) y de la Unión Europea (9,5%) y también está muy lejos del objetivo que ha marcado la UE de cara a 2030: que la tasa de abandono escolar sea inferior al 9%.
Hay que tener en cuenta que Cataluña es la octava comunidad autónoma con mayor abandono escolar prematuro del Estado, sólo por detrás de lugares como Melilla (26%), Baleares (20%), Murcia (18,2%), La Rioja (17%), Andalucía (15,5%), Castilla-La Mancha y Ceuta (14,6%). También seguimos muy lejos de las comunidades mejor situadas como Navarra (9,9%) o Cantabria (8,5%) y País Vasco (5%), los dos únicos territorios que ya han cumplido el hito que marcaba Europa dentro de cinco años.
Pero después de reducir veinte puntos el abandono escolar, ¿qué pasos debe seguir Cataluña para reducir aún más a los jóvenes que no han continuado estudiando después de la ESO y acercarse así al resto de países europeos?
"Las apuestas que se han hecho hasta ahora eran buenas, como una mayor oferta de la formación profesional (FP), una buena oferta postobligatoria, la reducción de la repetición y el incremento de la graduación para aumentar las posibilidades de seguir estudiando", reconoce Sintes. También celebra la mayor conciencia social de que los estudios son importantes para poder tener un mínimo de acceso al mercado de trabajo, pero advierte que "cuando se llega a un nivel de abandono como el que tenemos ahora se necesitan medidas mucho más específicas que en Cataluña todavía no se han desplegado".
Medidas quirúrgicas
La jefa de proyectos de Bofill explica que los territorios que han logrado rebajar aún más el abandono en esta etapa educativa lo han hecho con medidas mucho más quirúrgicas "centradas en los colectivos, lugares y centros que tienen niveles de abandono más preocupantes y una mayor vulnerabilidad social" y no tanto con una política global "para todos". Ahora bien, también advierte que el abandono escolar no puede vincularse directamente con el aumento de riesgo de pobreza entre los alumnos, ya que antes de este incremento ya había tasas muy altas de abandono escolar en Cataluña.
Sintes apunta que los primeros pasos que debe seguir el Gobierno es idear un plan de choque para identificar y revertir la situación en los centros en peor situación, sacar del cajón el decreto de orientación que está pendiente de aprobarse y que "debería dotar al país de los recursos necesarios para que la transición entre la ESO y la postobligatoria sea un camino más claro para los alumnos", así como ofrecer un programa de becas para "asegurar que la situación económica de los adolescentes no sea un impedimento para poder seguir estudiando".
Mirarnos con Irlanda, Portugal y el País Vasco
En cuanto a los lugares que Cataluña podría utilizar como referentes, la investigadora alaba la capacidad de Portugal (con un 8% de abandono prematuro) para "saber poner el foco en el alumnado y los centros de mayor riesgo creando zonas de 'atención prioritaria'. También insiste en que Irlanda, con una complejidad socioeconómica similar a la catalana, ha logrado reducir el abandono hasta el 4% con "un recorrido excelente que incluye la concentración de recursos en centros con mayores dificultades, programas de refuerzo escolar, becas y una mejora de la orientación".
Finalmente, mirando dentro del Estado, Sintes propone reflejarse en el País Vasco que sólo tiene un 5% de jóvenes que no sigue estudiando después de la secundaria, "porque es uno de los territorios que ha hecho una apuesta clara por la FP". La jefa de proyectos de Bofill explica que "el hecho de tener una economía más industrializada y tener un mayor vínculo entre el sistema educativo y la industria les ha ayudado", pero que también ha sido crucial "un modelo de acompañamiento y de "orientación mucho más cercano, personalizado y garantista" por el alumno.