España desescala a pesar del riesgo de una cuarta oleada

Con la incidencia más alta entre las comunidades, Madrid encabeza la relajación de restricciones

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Incidencia acumulada esp 19 febrero

MadridHace dos semanas que el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del ministerio de Sanidad, Fernando Simón, no deja de enseñar un mapa de España teñido de granado en cada rueda de prensa en que le preguntan si es el momento de relajar restricciones. Es el de los umbrales de la incidencia acumulada, que en la mayoría de comunidades continúan en una situación de riesgo extremo, por encima de los 250 casos por 100.000 habitantes los últimos 14 días. Pasado lo peor de la tercera oleada, con todos los indicadores a la baja, muchas comunidades tienen la tentación de desescalar. Pero los expertos alertan que la decisión es más que apresurada. Primero porque España todavía no ha salido ni de una situación de riesgo –cuando la incidencia es superior a 250 casos– y segundo porque es difícil de predecir qué pasará cuando la variante británica acabe ocupando más del 50% del nicho del virus, previsiblemente a principios de marzo.

El ejemplo paradigmático es el de la Comunidad de Madrid, que a pesar de tener la incidencia de contagios y la presión en las UCI más altas del Estado y a la vez las restricciones más laxas, ha ampliado la apertura de bares y restaurantes hasta las 23 h y a partir de lunes levantará la mayoría de los confinamientos perimetrales por barrios de la capital y municipios. Pero no es la única. Castilla y León ha levantado el confinamiento perimetral por provincias y también ha ampliado el aforo a los lugares de culto. Aragón, a su vez, ha desconfinado Zaragoza y Calatayud. Todo ello después de que Catalunya cambiara el confinamiento municipal por el comarcal pero haya decidido mantener las restricciones en la hostelería a la espera de conocer el impacto de las nuevas variantes.

“Es verdad que baja la curva, pero el momento es para seguir con las medidas que estamos tomando, con la guardia muy alta. No se trata de avanzar rápido para después retroceder, sino de no dejar de avanzar”, ha defendido este viernes el presidente español, Pedro Sánchez, desde Mérida, en una clara alusión al gobierno madrileño, que se enorgullece de tenerlo todo abierto y sin casi limitaciones de aforo. De hecho, es obligatorio el uso de mascarilla en el interior de bares y restaurantes cuando no se come, pero esta medida casi nunca se cumple. Tampoco que haya ventilación cruzada. En este sentido, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, apuntó jueves que las comunidades que han tomado más medidas también han reducido antes la curva.

El mapa de evolución de la incidencia acumulada por comunidades muestra de forma clara cómo las comunidades que han tomado medidas antes, como es el caso de Catalunya, han tenido picos de la tercera oleada menos altos. Y también cómo la aplicación de medidas se nota al cabo de dos semanas con un descenso claro de la incidencia. Pero el riesgo ahora, según señala al ARA Daniel López Codina, investigador del Biocom-SC de la UPF, es no conseguir reducir más contagios y quedarnos en una meseta de donde es fácil escalar hacia una cuarta oleada. Es lo que pasó con la segunda. La falta de restricciones en la mayoría del Estado por el puente de la Constitución condujeron a unas fiestas de Navidad en pleno ascenso de contagios. Y a esto hay que sumarle, alerta Codina, la incógnita de los efectos que tendrá el hecho que la mayoría de nuevos positivos sean de la variante británica. De hecho, apunta que el descenso rápido en la curva de muchas comunidades se puede deber a la poca presencia de esta variante. Catalunya, en cambio, se encuentra en un momento en que los indicadores podrían cambiar.

El modelo alemán

“Hay dos modelos: el de Madrid y el de Alemania. Y Catalunya está intentando seguir el segundo”, apunta el investigador del Biocom-SC de la UPC. El objetivo desde hace meses es llegar a una incidencia de solo 50 casos por 100.000 habitantes para poder afrontar la campaña de vacunación con la garantía que no haya grandes rebrotes. Pero para llegar a este punto hacen falta todavía semanas de duras restricciones. España llegó al pico de la primera oleada el 26 de marzo y todavía hubo dos meses más de confinamiento. En verano se llegó a la incidencia deseada pero desde agosto no ha habido manera de ponerle freno. Por eso Alemania ha alargado el confinamiento hasta al menos el 7 de marzo a pesar de tener una incidencia acumulada de solo 126 casos por cada 100.000 habitantes. La de España es más del doble: 295.

Mientras tanto, solo un 3,8% de la población española ha recibido alguna dosis de la vacuna y un 2,5% está totalmente inmunizada, pero Sánchez ha mantenido este viernes la promesa que 20 millones de españoles, un 42% de la población –según el censo del INE– estará vacunada este semestre, es decir, antes que acabe junio. A su parecer la vacuna de Janssen será el gran revulsivo de la campaña actual, después de que esta semana ya hayan llegado menos dosis de las de Moderna. La incógnita sigue siendo, sin embargo, si las vacunas serán suficientes para hacer frente a las nuevas variantes de coronavirus.

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