¿Hay que aplicar el certificado covid en Catalunya?
Diferentes factores, como el nivel de escepticismo y los índices de propagación, podrían influir en la decisión final
BarcelonaDiferentes países, como Francia, Italia y Portugal, han empezado a pedir el certificado covid, también llamado pasaporte covid —que acredita la pauta completa de vacunación o un test negativo reciente—, para entrar en algunos espacios. Catalunya, de momento, lo descarta. "Todavía no se ha podido vacunar a todo el mundo", argumentó para rechazarlo el conseller de Salud, Josep Maria Argimon, en el acto inaugural de la Universidad Catalana de Verano (UCE) de Prades. Pero pronto todos los catalanes de más de 12 años habrán tenido la oportunidad de estar inmunizados con la pauta completa y, por lo tanto, el certificado covid ya no implicará una discriminación para los que hasta ahora no habían tenido acceso a las vacunas. "Hace unos meses era injusto, pero ahora todo el mundo se puede vacunar y el debate ha cambiado: no sería disparatado aplicar algún tipo de restricción para los que no están inmunizados", dice Salvador Macip, médico y profesor de ciencias de la salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Hay diferentes factores que pueden influir en la decisión de incorporar el uso de el certificado covid en Catalunya, como los índices de propagación del virus y el nivel de saturación de los hospitales. "Ahora hay una cierta relajación, quizás tenemos un otoño caliente y el octubre podría ser un buen momento para restringir accesos a gente no vacunada", apunta Macip, que considera que el certificado covid puede ser una buena medida "temporal" en momentos en que el virus está disparado. También se puede utilizar con el objetivo de empujar a los escépticos a los puntos de vacunación, como ha hecho Francia.
De hecho, uno de los motivos por los que el presidente de la república francesa, Emmanuel Macron, restringió los accesos a diferentes espacios a los no inmunizados es porque Francia es uno de los estados europeos con más escépticos y antivacunas, y el Elíseo tenía miedo de que el ritmo de vacunación se estancara. La jugada de Macron tuvo éxito y el mismo día que anunció la obligación de presentar el pasaporte covid para entrar en cines, teatros, bares y restaurantes, entre otros lugares, un millón de personas pidieron cita para vacunarse y, solo a lo largo de la semana, cuatro millones más.
En Catalunya el nivel de escepticismo y negacionismo no tiene nada que ver con el de Francia, pero este verano Salud no ha puesto tantas vacunas como querría. "España es uno de los países del mundo con más vacunados y el escepticismo no lo empezamos a ver hasta ahora, con los jóvenes y los adolescentes", señala Macip. Sin ir más lejos, según explicó Argimon en la UCE, la segunda semana de agosto solo se administraron unas 315.000 vacunas de las 600.000 que llegaron. Además, con la variante delta se calcula que para conseguir la inmunidad de grupo se tiene que llegar como mínimo al 90% de la población inmunizada, si es que se puede llegar.
En todo caso, casi se tendrá que convencer a todos los catalanes para que las vacunas tengan el máximo efecto. "Tal vez después de las vacaciones el ritmo de vacunación se acelera, lo tendremos que ir viendo y habrá que hacer mucha pedagogía. Se tienen que agotar todas las vías antes de obligar a nadie a nada", dice Macip. Ahora bien, seguro que no se puede eliminar el covid si el acceso a las vacunas no se universaliza. "Por esto se llama pandemia, y no saldremos de esta si no somos solidarios", subrayó el conseller de Salud en la UCE. "Claro que el país que está más vacunado puede estar más tranquilo, pero es un problema global y, si no se soluciona a escala mundial, pueden ir saliendo nuevas variantes, como pasó en India", recuerda Macip.
Derechos y libertades
Más allá del debate epidemiológico, el certificado covid también es un tema espinoso en cuanto a los derechos y las libertades. Los tribunales han tumbado lo que querían impulsar diferentes comunidades autónomas del estado español, como Galicia, Andalucía, las Canarias, Melilla y Cantabria, porque han considerado que supone una vulneración de la intimidad, es discriminatorio para los que no se quieren vacunar o no está suficientemente bien justificado. El catedrático de derecho constitucional de la Universitat de Barcelona (UB) Xavier Arbós considera que no se vulnera el derecho a la intimidad. "Si pedimos los antecedentes penales a los monitores, ¿por qué tenemos que descartar el certificado covid?", pregunta. En todo caso, apunta que si bien no se vulneraría un derecho fundamental, "porque desde el punto de vista de los ciudadanos no es un derecho fundamental acudir a determinados establecimientos, como un concierto o una discoteca", sí que se vulneraría uno constitucional: el de libertad de empresa. Aún así, cree que los tribunales lo tendrían que poder permitir "si las restricciones están bien justificadas y son proporcionales". En la misma línea, el catedrático de derecho constitucional de la Universitat de les Illes Balears Joan Oliver Araujo recuerda que "todos los derechos se limitan entre ellos" y cree que "sería posible limitar algún derecho de los que se niegan a vacunar para evitar consecuencias negativas para todos". Por otro lado, el catedrático de derecho procesal de la UB Jordi Nieva Fenoll, a pesar de que no cree que el certificado covid pueda vulnerar de forma muy "agresiva" derechos fundamentales, teme que en el futuro esta "forma de hacer" se pueda "aplicar a otras muchas enfermedades, también genéticas, que se consideren puntualmente peligrosas en algunos lugares".
El sector del ocio nocturno es uno de los que se ha visto más afectado por la pandemia y vería con buenos ojos la aplicación del certificado covid. El secretario general de la Federación Catalana de Asociaciones de Actividades Recreativas Musicales, Joaquim Boadas, asegura que toda medida que permita reabrir es "buena", y la presidenta de la Asociación de Salas de Conciertos de Catalunya, Carmen Zapata, cree que sería "la única manera de volver a una actividad parecida a la de 2019". Por otro lado, según la ACN, el sector de la hostelería está dividido: el Gremio de Restauración de Barcelona cree que les permitiría afrontar mejor futuras olas , mientras que el Gremio de Hoteles de Barcelona apuesta por medidas alternativas que no impliquen que los negocios tengan que hacer de controladores. En esta línea, el profesor de economía de la UOC Pablo Díaz Luque cree que el certificado, al principio, "puede suponer algunos retos logísticos", pero a largo plazo "tendría un impacto positivo en la economía", puesto que mataría dos pájaros de un mismo tiro: "evitaría cierres e incentivaría la vacunación".