La alternativa (más cara) a Cercanías que también está desbordada
Presión social a los gobiernos catalán y español para mejorar la capacidad de los servicios Avant y mantener su reducción de precios
BarcelonaSon trenes más caros pero también más rápidos. Esto les ha convertido en la alternativa preferida de muchos usuarios que han claudicado ante el caos de Cercanías y le han dejado de utilizar para pasarse a los Avant. Tanto es así que en el último año y medio, la demanda de este servicio se ha desbordado. "Tengo que comprar los billetes con mucha antelación para asegurarme de que puedo ir a trabajar y volver. Y a veces no encuentro plazas en los trenes que mejor me van por horario", explica Laura, que debe realizar el recorrido entre Valls y Barcelona prácticamente todos los días. Su caso es idéntico al que relatan otros pasajeros de Tarragona, Gerona y Lérida. "Aquí, en Lleida, o compras los billetes de los Avant con tres o cuatro semanas de antelación o ya no encuentras", confirma Kevin Bruque, usuario y portavoz de la plataforma Usuarios Avant Catalunya.
Los trenes Avant también están operados por Renfe y forman parte de un servicio de alta velocidad, pero a precios regulados. Realizan trayectos rápidos entre ciudades cercanas: es decir, hacen recorridos más cortos y con menos servicios a bordo que los AVE, que es un servicio plenamente comercial donde los precios oscilan en función de la oferta y la demanda. "Claro que me sale mucho más caro que Cercanías, pero paso menos tiempo de viaje y es el único servicio puntual", argumenta Laura, que paga unos 160 euros por su abono –que equivaldría al mensual–, mientras que con Cercanías la tarifa plana mensual es de 20 euros. "Al menos sé a qué hora llegaré", dice resignada.
Como ella, el traspaso de usuarios de un servicio a otro es algo más que evidente. "Todos los trenes Adelante de entre las 6 y las 9 horas van llenos todos los días. La demanda prácticamente se ha duplicado en el último año", asegura el secretario de infraestructuras de CCOO, Alberto Puivecino. El motivo, dice, es doble: por un lado, las obras y el goteo constante de incidencias en la red de Cercanías y, por otro, el hecho de que el Estado decidiera bonificar también al 50% los Avant. "La reducción dejó las tarifas a mitad de precio y se convirtieron en una alternativa real al vehículo privado y, por supuesto, a los tiempos de viaje de Cercanías", argumenta Puivecino, quien afirma: "El tren convencional ha dejado de ser una alternativa real para muchos usuarios".
Actualmente, viajar de Girona a Barcelona en Avant supone un trayecto de 40 minutos, mientras que si se hace con los trenes convencionales de la R11 se tarda una hora y media de tiempo. Desde Valls hasta Barcelona ocurre lo mismo: una hora y media en Cercanías y sólo 36 minutos en Avant. En el caso de Lleida los tiempos también se acortan: pasan de las tres horas y media a tan sólo una hora y cuarto. "Y eso suponiendo que no tienes ninguna incidencia en Cercanías", subraya Bruque.
Pero esta alternativa, pese a ser más cara, también se ha quedado corta: faltan trenes y plazas por la alta demanda, y encontrar un billete de Avant para ir a trabajar o estudiar se ha convertido en un reto. "Cuando entras en la aplicación para reservar... ya está todo lleno; siempre", constata Laura. "La gente compra los billetes semanas antes para asegurarse el viaje, y después va entrando cada día a mirar si se libera alguna plaza y puede realizar cambios en un tren que le vaya mejor por horario", añade Bruque, quien asegura que esto supone una carga mental de organización muy alta e incluso conflictos entre usuarios.
Piden más plazas a precio rebajado
La demanda de las plataformas de usuarios es clara y tiene una doble vertiente: que el gobierno español mantenga la bonificación al 50% y que añadan más trenes y plazas. El ministerio de Transportes aún no se ha pronunciado sobre cómo quedarán las rebajas de los billetes de cara al próximo año, lo que inquieta a muchos usuarios. "Si dentro de menos de un mes los billetes bonificados desaparecen, muchos tendremos que pensar en salir del trabajo", asegura Bruque. "Yo pasaría de pagar 280 euros a pagar 560; es un gasto que no puedo asumir", ejemplifica. "La bonificación debe alargarse sine die porque es lo que hace que la clase trabajadora y los estudiantes puedan acceder a la alta velocidad: hemos invertido mucho con los impuestos de todos y sólo lo utilizan un 9% de los usuarios, hay que socializarla", insiste Puivecino.
De hecho, CCOO ya hace unos meses que presentó una vía de solución para realizar una red de Avant en Catalunya que ahora parece que la Generalitat ha tomado como propia, dentro de la hoja de ruta para la estrategia ferroviaria de los próximos años. El proyecto, llamado Catav, implica el reaprovechamiento de una serie de trenes fuera de servicio e introducirlos en la red de alta velocidad. "Eran unos trenes del servicio Avlo [la línea low cost de AVE] con muchas plazas disponibles que ahora no se utilizan y que propusimos introducir en el servicio Avant porque nos permitiría duplicar las plazas", detalla Puivecino. Como autor del informe, dice que el departamento de Territorio los ha reunido varias veces con responsables del ministerio para desbloquear estos trenes y paliar el alud de demanda. "Son trenes. En cambio, en Valladolid sí ya los tienen en marcha", advierte.
La semana pasada la consellera de Territori, Silvia Paneque, dijo durante una comparecencia en el Parlament que el Govern estaba trabajando con el ministerio "para mejorar los servicios de Avant en Girona y Lleida". "Nos consta que aceptan nuestra propuesta y que están trabajando técnicamente", corrobora desde CCOO Puivecino.
Luchas en paralelo
Para la asociación Promoción del Transporte Público (PTP) la demanda de este tipo de servicio es "natural", pero no debe hacer perder la "necesidad urgente" de mejorar Cercanías. "La mejora de los Avant va en paralelo. Sería la evolución del Regional Exprés o los Intercity, que hacían recorridos con pocas paradas uniendo capitales del país. Este servicio había existido y también se despreció, lo que hizo a los regionales más lentos y la alta velocidad más larga y más cara", reflexiona Adrià Ramírez, presidente de la P.
Puivecino añade otra derivada. "También es vital para la economía y para los puestos de trabajo tener una buena red de alta velocidad competitiva. Es un punto que las empresas valoran mucho a la hora de elegir dónde localizar sus fábricas. Y voces polígonos catalanes y en otros sitios de España, y no hay color en cómo están comunicados", concluye.