Movilidad

El boom del bicibús: fiesta y reivindicación camino de la escuela

Las líneas se multiplican y se suman a una acción internacional para exigir recorridos seguros para los más pequeños

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Los participantes en el estreno del bicibús del Ensanche.

BarcelonaNueve niños y dos maestras. Así empezó a funcionar, en febrero de 2020 en Vic, el primer bicibús de Catalunya. Y desde entonces la práctica de ir todos juntos a la escuela en un tipo de pelotón ciclista por el medio de la calzada ha ido salpicando diferentes municipios hasta vivir un auténtico boom este 2022. Canvis en Cadena, una iniciativa que bebe de aquel primer proyecto de Vic para compartir información con todo el mundo que quiera impulsar bicibuses, estima ahora que hay en 17 municipios y que en total mueven unos 700 niños (y muchos familiares acompañantes). Las líneas se multiplican semana tras semana a aquel ritmo que hace que cada estreno ya no tenga un titular.

Solo en Barcelona hay nueve en marcha o haciendo las últimas pruebas, y los que conocen de cerca cómo van las cosas avisan que "habrá más". Y recuerdan el carácter reivindicativo de la propuesta: si se organizan bicicletadas de este tipo es porque la infraestructura ciclista para llegar hasta las escuelas con los niños no es suficientemente segura. Y, por eso, ahora todos los bicibuses catalanes preparan una acción coordinada para reclamar el derecho de cualquier niño a poderse mover en bicicleta sin peligro. Ya hace días que a través de las redes llaman a reservarse la fecha del 15 de mayo y este viernes han concretado que se suman a la organización global del Kidical Mass, una iniciativa que nació en 2008 en los Estados Unidos, y que traerá bicicletadas reivindicativas a ciudades como París, Roma, Viena, Berlín, o Guayaquil. Y ahora también a Barcelona.

El primer transbordo

En el Eixample, que es donde se hizo viral la línea que enlaza el Mercat de Sant Antoni y la Model –que con picos de asistencia de cerca de 200 personas es la más numerosa–, ya hay dos más en funcionamiento: la que sale de la plaza Letamendi también hacia la Model y la que recorre la Diagonal desde Verdaguer hasta Les Glòries. Y dos más a punto de ponerse en marcha: la que llevará el nombre de Sagrada Familia, que saldrá de Provença-Cartagena y acabará en la Escola 9 Graons después de pasar por las escuelas Sagrada Familia y Fructuós Gelabert, y la que consolidará lo que eran ramas de la línea de Sant Antoni. Es decir, recorridos que hasta ahora se hacían por los carriles bici para llegar hasta las escuelas que no se encuentran en la calle Entença y que ahora se considera que, por nivel de asistencia, "ya han desbordado" estos carriles bici y empezarán a circular, también, por la calzada: en concreto por la calle Consell de Cent con salida desde Entença.

Será, de hecho, la primera posibilidad de hacer transbordo con bicibús, como si fuera el metro o la nueva línea de bus. Alguien podrá empezar el itinerario en el Mercat de Sant Antoni y al llegar a Consell de Cent cambiar de línea para llegar hasta escuelas como Diputació o Auró.

También está empezando a funcionar una línea en Les Corts –que tiene la peculiaridad de circular los jueves y no sumarse, por lo tanto, a los bicivendres–, una por Ciutat Vella, impulsada por la escuela Pere Vila y que arranca en la Rambla, la de Sant Andreu y la recuperada en Sarrià, donde ya hubo una experiencia pionera el curso pasado y ahora hay una línea que funciona con tres turnos horarios para dar servicio a los estudiantes que entran a las 8 h, a las 8.30 y a las 9 h.

El debut del bicibús por la Diagonal de Barcelona.

"Ahora somos más y nos atrevemos incluso con la Vía Augusta", explica Yago Raventós, que es el profesor del Col·legi Reial Monestir de Santa Isabel que trajo el bicibús a Barcelona el año pasado y que ahora participa en el proyecto conjunto de ocho escuelas, que mueve a unos 90 niños y 40 adultos y que, según tienen registrado en la aplicación donde cada semana se pregunta a los participantes cómo irían a la escuela si no se sumaran al bicibús, retira una quincena de vehículos entre coches y motos. Desde Canvis en Cadena calculan que de los bicibuses que usan su aplicación, que no son todos sino que engloban a 454 niños de diez municipios, sustituyan 180 coches.

Carriles bici, lugares donde aparcar y radares

La primera iniciativa en Sarrià, sin embargo, dejó de funcionar por la falta de lugares seguros donde aparcar las bicicletas, una demanda que mantienen para el Ayuntamiento. También tienen demandas los organizadores de las líneas de bicibús del Eixample, que esta semana se han reunido con el regidor para informarlo de las dos nuevas líneas en cartera y preguntarle en qué punto están sus peticiones. Es decir, demandas y reivindicaciones como la de hacer un carril bici seguro en la calle Entença, donde hay tres escuelas de primaria que cada viernes se suman a las bicicletadas; el de la calle Mallorca, o preguntar por la instalación de anclajes donde aparcar las bicicletas junto a los centros educativos.

El regidor del distrito, Pau Gonzàlez, que asegura que están "encantados de que el proyecto del bicibús crezca porque es una reconquista infantil de las calles", respondió a las peticiones asegurando que, de momento, lo que se hará en Entença es el carril de servicios, que es lo que ya estaba acordado, pero que el compromiso es que esta obra no impida, en un futuro, poder hacer el carril bici. También informó que el distrito ha comprado unos 200 anclajes para bicicletas que ahora se distribuirán con el compromiso de atender las necesidades de los bicibuses.

Pero las escuelas que se han sumado a la fiebre del bicibús tienen todavía más peticiones, como reducir el número de carriles o, como mínimo, que se controle más el límite de velocidad en las calles que pasan por delante de centros educativos. Es el caso de 9 Graons, a la derecha del Eixample, en la calle Roger de Flor, donde los datos de un radar pedagógico y de un sensor instalado por las familias indican que más de la mitad de los conductores se saltan la limitación a 30 km/h. El 8%, de hecho, circula a más de 70 km/hora. "Necesitamos elementos que obliguen a reducir la velocidad, no queremos tener que lamentar sustos", lamenta Marc Hurtado, del AFA del centro, que también reivindica mejorar la red ciclista.

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