Movilidad

El coste oficial de la T-Mobilitat se eleva a 94 millones, según la ATM

Además del contrato se suman más de 14 millones en personal y 7,5 millones más en tecnología, según las cifras de la administración

2 min
Una máquina validadora de T-Movilidad

BarcelonaEl coste oficial de la T-Mobilitat ya llega a los 94 millones de euros, casi un 62% más de lo que se previó inicialmente. Así lo ha confirmado al ARA la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), después de repasar todas las modificaciones del contrato que se han hecho hasta ahora y que han provocado que se superen, con creces, los 58 millones iniciales por los cuales se adjudicó el proyecto en 2014.

La factura total de esta nueva tarjeta recargable y virtual, que tenía que suponer "una revolución" en el sector del transporte público y que ya acumula más de seis años de retraso, ha sido opaca desde el inicio, y hasta ahora. La enésima traba fue en el otoño pasado, cuando Caixabank dejó de financiar el proyecto. El conflicto, derivado de los incumplimientos por parte de la concesionaria, se cerró con un adelanto a la empresa de hasta 14 millones de euros por parte de la ATM, tal como reveló el ARA. Desde el inicio, las dificultades de implantación —que según el director de la autoridad del transporte, Pere Torres, son básicamente "tecnológicas"— han hecho que el diseño inicial haya variado mucho y, de rebote, también los costes.

La factura, paso a paso

Ahora, cuando según el ATM la ejecución del proyecto está en su fase final y una vez firmada la última modificación del contrato original (cuatro en total, de las cuales tres se han hecho en los últimos dos años) la autoridad del transporte admite que el coste acumulado se eleva actualmente hasta los 94 millones.

La cifra total recoge todos los cambios que ha sufrido el proyecto. Esta es la suma:

La factura oficial de la T-Mobilitat
  • 58,1 millones Este es el valor del contrato inicial que se adjudicó a SOC Mobilitat (formado por CaixaBank, Indra, Fujitsu y Moventia) en 2014.
  • 10,6 millones El contrato cambia muy pronto. Aquel mismo 2014 se hicieron dos ampliaciones por valor de 10,6 millones "para ampliar el alcance del encargo".
  • 14,6 millones Además del contrato con SOC Mobilitat, hay otras actuaciones que han hinchado la factura, como por ejemplo la que la ATM clasifica como "asistencias técnicas", que suman estos 14,6 millones de euros más. Se trata mayoritariamente de personal que trabaja para la administración en "labores de supervisión, control administrativo y económico, apoyo jurídico" y sobre todo "de ayuda al despliegue propio que tienen que hacer la ATM y los operadores" para incorporar esta tarjeta. "En una situación normal —apunta Pere Torres, director general de la ATM— la mayor parte de estas tareas la habría hecho personal propio de la ATM, pero la T-Mobilitat ha coincidido con un periodo de restricción de contratación de personal propio por las administraciones públicas debido a las normas de austeridad".
  • 7,5 millones También hay que sumar un capítulo de "proyectos tecnológicos", que la misma ATM cifra en estos 7,5 millones más. Son partes del proyecto que, desde un inicio, quedaron fuera de la adjudicación, como la tecnología para que la T-Mobilitat también esté disponible en los teléfonos móviles (4,6 millones); la tecnología y los dispositivos para pagar también con la tarjeta bancaria como título de transporte en el billete sencillo (1,8 millones); y la mejora del "núcleo tecnológico" de la T-Mobilitat, de la cual la ATM tiene la patente (1,1 millones).
  • 2,7 millones Aún hay otra partida que eleva en 2,5 millones más el coste final de la factura: la adquisición de las validadoras para los autobuses del transporte interurbano, donde habrá que picar el billete al inicio y al final del trayecto para calcular el precio. Esta partida se clasifica en las cuentas como "suministro de materiales" y está financiada por fondos europeos (se pondrá en marcha en 2023, cuando la tarjeta nueva se implante en el conjunto del territorio)

Lo que la ATM no cuenta

Los datos facilitados por la ATM no incluyen, sin embargo, el 21% de IVA porque, según argumenta Pere Torres, la administración —en cuanto que prestadora de servicios de transporte— se deduce plenamente este impuesto y, por lo tanto, no lo paga. "En ningún caso puede sumarse el IVA como un coste adicional", explica Torres.

La factura actual tampoco tiene en cuenta los contratos menores (es decir, los que tienen un importe inferior a 40.000 euros), que en el caso de la T-Mobilitat se cuentan por decenas, según el portal de contratación pública.

La ATM tampoco suma el sobrecoste que suponen todos los retrasos, que obligan a mantener vigentes los actuales billetes de cartón: un sistema obsoleto que provoca un coste añadido de unos 6 millones de euros anuales de dinero público debido al fraude que generan y de la creciente dificultad que hay para realizar las tareas de mantenimiento de esta tecnología. En este sentido, la administración argumenta que no contabiliza este sobrecoste porque en 2020 —en una de las últimas modificaciones de contrato— ya penalizó a SOC Mobilitat con 14 millones de euros para compensar, precisamente, estos costes sobrevenidos de la no implantación a tiempo de la tarjeta.

Según explicó Torres a este diario, la previsión es que "antes del verano" la mayoría de títulos ya estén disponibles con la T-Mobilitat en todo el área metropolitana (actualmente solo se puede usar con la T-Usual y la T-Joven) y que, durante el 2023 —si no hay más retrasos— el uso de esta tarjeta se implante en todo el territorio.

stats