El papa Francisco da voz y voto a las mujeres por primera vez en el sínodo del Vaticano
El encuentro aborda el acceso de hombres casados al sacerdocio y de mujeres diáconos, así como la bendición de parejas homosexuales
BarcelonaEl acceso de hombres casados al sacerdocio, que las mujeres puedan ser diáconos o la bendición católica a las parejas homosexuales son parte de la ambiciosa e histórica agenda que se abordará en las próximas semanas en el Vaticano. Este miércoles el papa Francisco inaugura la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, un gran encuentro eclesial que durará tres semanas y en el que se reflexionará sobre el futuro de la Iglesia católica. Por primera vez, las mujeres y los laicos elegidos para participar podrán votar el documento final, un derecho que hasta ahora sólo tenían los prelados.
“No estamos aquí para celebrar una unión parlamentaria o un plan de reformas. Estamos aquí para caminar juntos, con la mirada de Jesús, que bendice al Padre y acoge a todos los que están aquejados y abrumados”, ha dicho el Papa durante la misa que ha abierto la asamblea en la plaza San Pedro, delante de los miembros del colegio cardenalicio presentes en Roma, incluidos los nuevos cardenales ordenados recientemente. En total, 464 personas participarán en este sínodo, de los que 364 tendrán derecho a voto, incluidas las 54 mujeres invitadas. Una decisión sin precedentes en la Iglesia católica que evidencia la voluntad del pontífice de promover la presencia femenina en la institución.
El Sínodo de los Obispos –dedicado a la sinodalidad– se está preparando desde octubre del 2021 con la convocatoria de reuniones de católicos en parroquias y diócesis, cuestionarios a los fieles y asambleas en distintos países y continentes, y concluirá en octubre del 2024 con otra asamblea de obispos. ElInstrumentum laboris, el documento de trabajo a partir del cual debatirán los padres sinodales, publicado en junio del 2023, pone sobre la mesa algunas de las cuestiones más críticas que han influenciado el debate dentro de la Iglesia católica en los últimos años. Esto incluye no sólo el acceso al diaconado femenino, sino también el celibato, la apertura al sacerdocio de los hombres casados o la acogida de las personas LGTBIQ+.
No es la primera vez que una asamblea de obispos debate estos temas. De hecho, el sínodo sobre la Amazonia de 2019 reflexionó sobre la ordenación de hombres casados en zonas remotas para hacer frente a la escasez de vocaciones, lo que despertó las críticas de los sectores más conservadores. En aquella ocasión, Francisco eludió aprobar esta propuesta a su exhortación final (Estimada Amazonia), puesto que el documento de conclusión que votan los padres sinodales tiene carácter consultivo y es sólo el Papa quien tiene el poder de tomar decisiones.
El malestar de los conservadores
Esta vez, en los días previos al inicio del sínodo recién inaugurado, los sectores conservadores más polarizados dentro de la Iglesia ya han empezado a enseñar los dientes al pontífice ante el temor a que esta asamblea empuje a Francisco a introducir, ahora sí, cambios relevantes en las reglas de la Iglesia (lo que se llama magisterio). Hace pocos días, cinco cardenales conservadores presionaron al Papa para que avanzara su posición sobre cuestiones como la bendición de parejas gays o el sacerdocio femenino y le pidieron que declarara públicamente que no va a modificar la doctrina. El alemán Walter Brandmueller, el estadounidense Raymond Burke, el mexicano Juan Sandoval, el guineano Robert Sarah y el arzobispo retirado de Hong Kong, Joseph Zen, publicaron las cuestiones (dubia, en términos teológicos) en el pontífice hace semanas y, según su versión, él respondió de forma vaga.
En la carta, los cardenales expresaron su preocupación por la posible apertura al sacerdocio femenino y porque “la bendición de las parejas homosexuales pueda crear confusión, no sólo haciendo que parezcan análogas al matrimonio, sino porque los actos homosexuales serían presentados como un bien”.
Aunque el Papa había respondido en privado a la carta de los prelados, como suele ser habitual, este lunes el Vaticano publicó la respuesta de Francisco a los cardenales para intentar frenar las críticas. El pontífice reitera la posición de la Iglesia católica sobre el matrimonio, que define como “la unión exclusiva, estable e indisoluble entre un hombre y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos”, pero no cierra la puerta a bendecir las uniones del mismo sexo. Una supuesta apertura a las parejas homosexuales que ha incendiado el Sínodo de los Obispos antes de arrancar.
Mención al cambio climático
Coincidiendo con la apertura de los trabajos sinodales, el papa Francisco publicó también la exhortación apostólica Laudate Deum (Alabad Dios), con el que avanza en su magisterio sobre el medio ambiente y la crisis climática. En el texto, que tiene una extensión de 13 páginas en su versión en castellano, el Papa hace un llamamiento para intentar frenar el cambio climático y propone reconfigurar el multilateralismo "teniendo en cuenta la nueva situación mundial". “No tenemos suficientes reacciones mientras el mundo que nos acoge se va hundiendo y quizá acercándose a un punto de quiebra”, advierte.
El documento magisterial, el primero desde su encíclica Fratelli tutti, publicada en octubre de 2020, es una continuación de Laudato si, publicada en 2015, en la que Francisco reflexionó sobre la explotación de los recursos naturales. También recogía el sometimiento de la política a la economía y la innovación tecnológica como medio para el desarrollo de los pueblos, que despertó las críticas de algunos sectores dentro de la Iglesia por tratarse de cuestiones sobre las que no se había pronunciado nunca un pontífice.