El Sáhara envenena las delicadas relaciones entre España y Marruecos

El gobierno marroquí quiere que la Unión Europea imite a Washington y reconozca su soberanía sobre el territorio saharaui

Ricard G. Samaranch
3 min
Un grupo de personas trata de aprovechar las aguas poco profundas ade la costa de la ciudad norteña de Fnideq para cruzar la frontera desde el Marruecos hasta el enclave norteafricano ceutí

BarcelonaLa llegada de 6.000 migrantes a las costas ceutís ante la completa pasividad de la policía marroquí ha abierto una nueva crisis diplomática entre dos vecinos, España y Marruecos, que mantienen una relaciones complejas, con muchos asuntos pendientes: la disputada soberanía de Ceuta y Melilla, los acuerdos que permiten la explotación por parte de barcos de pesca españoles de las costas marroquíes, la delimitación de las aguas territoriales en la zona de las Canarias y la posición española en el conflicto del Sáhara Occidental. A pesar de que ninguno de los gobiernos lo admite públicamente, este último asunto es el desencadenante de la grave crisis actual.

En una entrevista en el canal marroquí 2M TV, el director de la Policía Judicial de la poderosa dirección general de Seguridad Nacional de Marruecos, Mohamed Dkhissi, ha reconocido que se ha roto el acuerdo de cooperación en materia de seguridad con España. También la embajadora marroquí en Madrid, Karima Benyaix, ha dado a entender que la llegada masiva de migrantes no es casual, al declarar que todos los actos conllevan consecuencias que “se tienen que asumir”. Para Rabat, el acto de agravio sería la acogida hace cerca de un mes en un hospital de Logroño de Brahim Gali, el líder del Frente Polisario, tal como admiten de manera extraoficial ambos gobiernos. Gali, de 71 años, habría sido ingresado por covid-19.

Durante los últimos meses, Marruecos ha intensificado sus esfuerzos para modificar a su favor el statu quo en el Sáhara Occidental, un conflicto congelado que se ha recalentado a raíz del reconocimiento de la soberanía marroquí del territorio en disputa por parte del expresidente norteamericano Donald Trump en el mes de diciembre. Además, tres semanas antes, el Polisario había roto el alto el fuego en vigor desde 1991 por un conflicto sobre el control de la localidad de Guerguerat, en territorio saharaui.

“Marruecos ha obtenido varias victorias diplomáticas internacionales. Se siente empoderado y ha provocado la crisis para forzar un nuevo arreglo”, sostiene Eduard Solé, analista del Cidob. En concreto, Marruecos quiere que España y la Unión Europea sigan los pasos de Washington y reconozcan la soberanía marroquí del Sáhara, o al menos hagan una apuesta clara por su propuesta de resolución del conflicto, basada en la concesión de un régimen de autonomía al territorio. El Polisario, sin embargo, se mantiene firme en su exigencia de la celebración de un referéndum de autodeterminación apelando al derecho internacional.

Migracions "como chantaje"

Francia, que es un aliado tradicional de Rabat, ya defiende la “solución autonómica”. Un cambio de la UE pasaría por que también lo hiciera España, antigua potencia colonial en el Sáhara, y Alemania, el país más poderoso de los 27. Y no es casual que Rabat haya también forzado un conflicto con Berlín. En el mes de diciembre, se filtró a la prensa que las autoridades marroquíes cortaban todo contacto con la embajada alemana en Marruecos, una decisión que se hizo oficial a principios de mayo, ante la estupefacción del gobierno de Angela Merkel.

“Esta crisis no aparece de la nada. No hay una reunión de alto nivel entre los dos países desde 2015, y la primera crisis internacional del actual gobierno español fue por la delimitación de las aguas territoriales de las Canarias”, recuerda Solé, que apunta que el presidente Sánchez ha recurrido a la UE para resolver el conflicto y que incluso podría jugar la carta de Felipe VI, muy próximo al rey Mohamed VI.

“Desde hace años, Marruecos ha utilizado la migración como herramienta de chantaje en su relación con España y la UE, consciente de los miedos que suscita en el norte”, sostiene la investigadora de la Fundación Alternativas Itxaso Domínguez. Si bien la hospitalización de Gali ha sido el detonante, hay otros factores del contexto político que explican por qué Rabat ha optado por presionar ahora Madrid.

Por un lado, el ejecutivo de Sánchez se encuentra en un momento de debilidad, puesto que tiene que hacer frente a varias crisis, por lo cual podría ceder más fácilmente. Del lado marroquí, a Mohamed VI le interesa desviar la atención de la guerra de Gaza, puesto que la agresión israelí ha reavivado el rechazo entre un sector de la sociedad marroquí al acuerdo de normalización con Israel firmado por Rabat en diciembre a cambio del reconocimiento norteamericano de la soberanía marroquí del Sáhara Occidental.

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