Los consejos de un científico italiano que quiere vivir más de cien años
La población centenaria está protegida genéticamente y por la dieta mediterránea original, dice un investigador
MilánEn 1990 Valter Longo era un estudiante de doctorado italiano obsesionado con la nutrición que luchaba contra una adicción que le ha durado toda su vida: estudiar la longevidad. Ahora, Longo, de 56 años, se dedica a la bioquímica ya buscar el nexo de unión de dos obsesiones italianas: la alimentación y el envejecimiento. "Para eso, Italia es increíble", afirma desde el laboratorio que dirige al instituto de oncología molecular de Milán (IFOM). De hecho, Italia tiene una de las poblaciones más envejecidas del mundo, con múltiples regiones con personas de edades centenarias que estimulan a los investigadores en busca de la fuente de la juventud. "Es el nirvana", asegura Longo, que también es catedrático de gerontología y director del Instituto de Longevidad de la Universidad de California del Sur.
El investigador defiende desde hace tiempo que se puede tener una vida mejor y más larga a través de la alimentación lite italian, una teoría en pleno auge en el mundo sobre cómo mantenerse joven. Siguiendo esta idea y mediante el estudio para identificar los genes que regulan el envejecimiento, Longo ha creado una dieta a base de plantas y frutos secos con suplementos y galletas de repollo que imitan el ayuno. Según él, así se logra que las células se deshagan del equipaje nocivo y rejuvenezcan sin el inconveniente de tener que pasar hambre en serio. De hecho, ya ha patentado y ha vendido algunos de sus kits de dieta –tiene una fundación que elabora dietas para enfermos de cáncer, pero también asesora a empresas y escuelas italianas–, ha publicado libros superventas (como La dieta de la longevidad) y la revista Time lo califica de "influyente evangelista del ayuno”.
De hecho, el mes pasado publicó un nuevo estudio que, basándose en ensayos clínicos con cientos de personas mayores, sugiere que los ciclos periódicos del ayuno podrían reducir el edad biológica y evitar enfermedades asociadas al envejecimiento ¿Cómo?, a través de una dieta mediterránea que, dice Longo, en realidad, no es tan común para la mayoría de los italianos: "Casi nadie la sigue", dice. italianos, sobre todo en el sur del país, son obesos por lo que él llama las cinco p venenosas: pizza, pasta, proteínas, patatas y pan.
Los libros sobre la dieta de la longevidad de Longo se han traducido a varios idiomas y están llenos de recetas similares “en la dieta mediterránea original, no en la actual”, dice, señalando fotografías de un cuenco de legumbres antiguos parecidos al garbanzo y de una vaina de judías verdes de Calabria. Conceptos como la longevidad, el ayuno intermitente y la edad biológica han ido cobrando fuerza, y muchos científicos y nutricionistas de todo el mundo siguen buscando en Italia el ingrediente secreto. “Probablemente, hace muchos años, se reproducían entre primos y parientes”, plantea Longo, refiriéndose a las estrechas relaciones en las pequeñas ciudades de las colinas italianas. "Sospechamos que en algún momento esto generó en cierto modo el genoma de la superlongevidad", dice.
Según su hipótesis, los centenarios italianos que vivieron la ajeta pobreza de la Italia rural de la época de la guerra están protegidos de enfermedades porque sufrieron un período de inanición y tenían una dieta mediterránea original durante los primeros años de vida. Y después, continúa, el aumento de proteínas y grasas y la medicina moderna –debido al milagro económico de la posguerra– les protegió de la fragilidad a medida que envejecían y mantuvieron con vida. Podría ser, plantea, una "coincidencia histórica que nunca volverá a verse".
Dos tipos de población
Los misterios del envejecimiento interesaron a Longo a una edad temprana. Creció en Génova, pero cada verano visitaba a sus abuelos en Calabria, una zona conocida por su población centenaria. A los 16 años se trasladó a Chicago a vivir con unos parientes y no pudo evitar darse cuenta de que todos ellos, alimentados con la “dieta de Chicago” de salchichas y bebidas azucaradas, sufrían diabetes y enfermedades cardiovasculares. Hace unos 10 años, deseoso de estar más cerca de sus padres en Génova, aceptó un segundo trabajo en Milán, donde encontró una fuente de inspiración en la dieta piscitariana de Génova y las legumbres de Calabria. "Los genes y la nutrición son increíbles", asegura. Sin embargo, también le pareció que la dieta italiana moderna —los embutidos o la lasaña— era una horrible fuente de enfermedades.
Con su equipo, Longo ha identificado un importante regulador del envejecimiento en la levadura e investiga si la misma vía actúa en todos los organismos. ¿Qué pasaría si utiliza su dieta para matar de hambre a células afectadas de cáncer y otras enfermedades? Ésta es su misión, dice: buscar la manera de prolongar la juventud y la salud y no simplemente aumentar la esperanza de vida. Ahora bien, es un objetivo que, a su juicio, podría conducir a un “mundo aterrador” en el que sólo los ricos podrían permitirse vivir durante siglos.
En el futuro, dice, habrá una población que, como ahora, llegará a los 80 o más años gracias a los avances médicos pero que cargará enfermedades crónicas. Una segunda población seguirá dietas de ayuno, se beneficiará de los avances científicos y vivirá hasta los 100 o 110 años con buena salud. Esto es lo que él desea. "Quiero vivir hasta los 120 o 130 años", exclama.
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