Salud

Infartos que se confunden con ansiedad y otros sesgos de género en salud

El libro 'Eres una exagerada' recoge 13 enfermedades que se diagnostican y tratan a partir de un modelo de hombre "universal"

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Las autoras del libro 'Eres una exagerada', Isabel Muntané y Blanca Coll-Vinent.

BarcelonaInfartos que se confunden con ansiedad, retrasos en el diagnóstico del trastorno del espectro autista, pérdidas gestacionales no acompañadas, intoxicación por fármacos para recibir una dosis no adecuada a su sexo, mujeres a las que no toman en serio sus síntomas, invisibilización de la violencia obstétrica o problemas de salud mental diagnosticados demasiado tarde. Son sólo algunos de los ejemplos del sesgo de género que hay en medicina e investigación y que han recogido la periodista Isabel Muntané y la médica del servicio de urgencias del Hospital Clínic Blanca Coll-Vinent en el libro Eres una exagerada. Sesgo de género y sexo en salud , publicado por Rayo Verde.

El libro, que se ha presentado este jueves en Espai Línia de Barcelona, ​​analiza trece enfermedades que se diagnostican y tratan a partir de un modelo de hombre universal como los infartos, el cáncer y el trastorno del espectro autista a través del testimonio de pacientes y textos de médicos especialistas de hospitales catalanes.

Partimos de una medicina androcéntrica que ha investigado las manifestaciones en hombres y ha extrapolado los resultados a las mujeres. Parecía que sólo la salud reproductiva era un rasgo diferencial, pero los síntomas, tratamientos y recuperación de una misma enfermedad pueden no ser iguales en hombres y mujeres. Las diferencias biológicas, muchas veces invisibilizadas, explican sólo una parte de las desigualdades en salud, que también están condicionadas por los roles de género. "Este libro refleja una realidad: que existe un sesgo de género y de sexo en la atención sanitaria que recibimos", dice Antonia Sambola, cardióloga del Hospital Vall d'Hebron y experta en salud cardiovascular de la mujer.

Y son un buen ejemplo de ello las enfermedades cardiovasculares. Es la primera causa de muerte en las mujeres en el Estado, por encima del cáncer de mama, y ​​si bien los hombres sufren más infartos y las mujeres más ictus e insuficiencias cardíacas, ellas tienen el doble de probabilidades de morir en caso de infarto. La tasa de mortalidad del infarto de miocardio es del 9% en los hombres y del 18% en las mujeres. Y los motivos son varios. Ellas tardan más en ir al hospital y no reconocen los síntomas o se confunden a menudo con cuadros de ansiedad y suele pasarlos en casa, cuando hay menos posibilidad de una intervención rápida.

A Elena Martínez, uno de los testigos recogidos en el libro, le confundieron durante años el dolor de pecho que sentía y que incluso le impedía andar más de diez minutos con un cuadro de ansiedad. Hasta que, ante la insistencia, la acabaron derivando en el servicio de cardiología del Hospital de Bellvitge, donde le detectaron una obstrucción en varias arterias del corazón.

Exclusión de los ensayos clínicos

Durante décadas ha habido un sesgo de género en la investigación médica porque las mujeres, por los cambios hormonales y por cuestiones de seguridad, no estaban incluidas en ensayos clínicos. Esta exclusión ha supuesto carencias de conocimiento. También en estudios con animales, donde más de dos tercios son machos. Y cuando se han incluido a mujeres en los ensayos, no se han segregado los resultados. Es decir, los resultados se aplican igual tanto en hombres como en mujeres, aunque la participación de las mujeres es menor. La exclusión de las mujeres en ensayos clínicos también comporta que se desconozcan las reacciones adversas de medicamentos o se tarden años en darse cuenta y en adoptar medidas.

Según Elisa Llurba, jefe de obstetricia y ginecología del Hospital de Sant Pau, el libro "refleja esta falta de conocimiento". "Deberíamos reescribir la medicina desde cero", sostiene. Es necesaria más investigación médica con perspectiva de género, pero hace falta "tiempo" y "dinero", ha asegurado la médica y una de las coordinadoras del libro, Blanca Coll-Vinent, que también ha propuesto no financiar proyectos de investigación que no incluyan la perspectiva de género.

Varios hospitales catalanes han puesto en marcha comisiones de género, un primer paso para incluir la perspectiva de género en la salud que también debe llegar a las facultades. En la unidad docente de Vall Hebron (UAB), por ejemplo, se ha incluido en una asignatura optativa, ha explicado Sambola. Sin embargo, se necesitan más acciones. Tanto las coordinadoras del libro como las médicas presentes en la presentación han reclamado políticas públicas feministas. "Las acciones individuales son heroicas, pero no pueden hacer una transformación, es necesaria la implicación de directivos e instituciones para cambiar las cosas", según Sambola.

En este sentido, Muntané asegura que "lo que ocurre en el sector sanitario y médico es lo que ocurre en toda la sociedad, no podemos aislarlo de un sistema patriarcal". Y, de hecho, la medicina con perspectiva de género beneficia tanto a hombres como a mujeres: si en mujeres existe un sobrediagnóstico de problemas de salud mental, en hombres existe un infradiagnóstico de depresión, fibromialgia y cáncer de mama.

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