El PP de Madrid quiere obligar a informar a las mujeres sobre un falso "trauma posturamente"
El ministerio de Sanidad avisa de que impedirá legalmente esta propuesta, que no tiene ninguna base científica y sí una motivación ideológica
BarcelonaCon la excusa de dar más apoyo a las mujeres que quieren abortar, el Ayuntamiento de Madrid obligará a los profesionales de sus centros de salud y de los servicios sociales a informar sobre un supuesto "trauma posturamente" que no tiene ninguna validez científica y que responde a una propuesta de Vox, con el apoyo del grupo municipal del PP. La iniciativa, que este miércoles también ha avalado la cúpula de los populares, va en la línea de lo que dicta la agenda de los grupos internacionales más ultraconservadores, de reducir los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, como, por ejemplo, lo fue el fracasado intento de Castilla y León de hacer escuchar a las mujeres el latido del feto antes de someterse a la interrupción voluntaria del embarazo.
En una rueda de prensa para presentar los datos sobre la interrupción voluntaria del embarazo de 2024, la ministra de Sanidad, Mónica García, ha advertido al PP de que si implantan la iniciativa "el ministerio revisará judicialmente la legalidad de la acción y las consecuencias legales que pueda tener este acoso". La ministra ha criticado a populares y Vox por intentar vincular "el aborto a un futuro de miedo" y ha insistido en la falta de evidencias científicas del supuesto síndrome: "El único síndrome que existe ahora es el giro ultraderechista del PP, con su odio, su ataque a las mujeres y su negacionismo".
El PP, encabezado por el alcalde José Luis Martínez-Almeida, aprobó el martes en el pleno municipal la propuesta impulsada por los concejales de Vox, que contó con los votos en contra de la oposición que representan al PSOE y Más Madrid, que consideran la propuesta un retroceso en la libertad de las mujeres. Según el delegado de Asuntos Sociales del ayuntamiento madrileño, José Fernández, la información que los profesionales sanitarios y sociales darán a las mujeres antes de abortar será "verbal y escrita", pero también habrá un refuerzo del mensaje con carteles esparcidos por los centros municipales "de forma permanente y visible".
Para Gemma Candela, miembro de la Comisión por el Derecho al Aborto de Madrid, es necesario que se tomen medidas para que la iniciativa no se ejecute por falta "de base científica y jurídica", ya que ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni las sociedades científicas, ni tampoco los tratados más consultados de trastornos mentales. La activista denuncia que la propuesta es una forma de "violencia institucional" que busca "poner fin al derecho ya la autonomía de las mujeres a decidir" a través de la difusión de "miedos y mentiras" y generar culpa entre las mujeres. "Esta medida no es más que un mecanismo de control que se va instalando y va anulando toda capacidad de decisión", afirma.
Gincana burocrática
Las feministas madrileñas llevan años denunciando que las décadas de gobiernos conservadores del PP han recortado el derecho de las mujeres a abortar. Por un lado, las interrupciones del embarazo que se realizan en los hospitales públicos son casi anecdóticas (menos del 1%), en parte por los trámites que ha diseñado la propia Comunidad de Madrid para dificultar el acceso a este derecho, que precisamente hace 40 años que se aprobó por ley. Es esta "gincana burocrática" la que hace que las mujeres tengan miedo de que pasen los días y no puedan "abortar dentro del plazo estipulado de las 14 semanas", que permite la interrupción libre sin ninguna justificación.
Las activistas pro derechos señalan que la del PP y Vox es una motivación "ideológica" que pretende intimidar a las mujeres que libremente ejercen el derecho a abortar voluntariamente. En este sentido, apuntan que la iniciativa puede ir en contra de la legislación actual, que castiga penalmente a las personas y las acciones que obstaculicen el acceso a la prestación.
Los hendiduras frente a las clínicas autorizadas para llevar a cabo interrupciones del embarazo o la obligatoriedad de escuchar el latido del feto son estrategias que utilizan las organizaciones fundamentalistas. Para las expertas, también son del todo ineficaces, porque las mujeres que han decidido abortar se lo han pensado bien, y prohibirles o ponerles bastones en las ruedas para someterse al proceso les puede perjudicar más que abortar.