Los rescates en la montaña registran máximos históricos en la era postcovid

BarcelonaLos Bomberos de la Generalitat estaban acostumbrados a realizar entre 1.400 y 1.500 rescates en la naturaleza cada año. Las cifras variaban muy poco –hicieron 1.410 en el 2016 y 1.440 en el 2019–, pero después de la pandemia todo cambió. Acabado el confinamiento, mucha gente optó por la montaña. Aunque prácticamente la mitad del año no hubo movilidad, los rescates en 2020 ascendieron ya a un récord de 1.600 y al año siguiente se superó este récord absoluto: 1.954, un 35% más que dos años antes .

Esta dinámica se consolidó en 2022, con 1.857 rescates, y el 2023 también va camino de unos registros que podrían superar todos los precedentes. Hasta el 20 de julio, ha habido 1.202 rescates en la naturaleza. Es la cifra más alta de los últimos años si sólo contamos los rescates hasta julio: hubo 991 en 2022 y 997 en 2021. No hay prácticamente ningún fin de semana que no acabe con un buen puñado de salidas de rescate de los Bomberos en distintos puntos del país.

"Mucha gente que nunca había ido a la montaña lo está haciendo ahora", resume Rafael Esteban, oficial Grupo de Actuaciones Especiales (GRAE) de los Bomberos, y explica que la gran mayoría de gente que va no hace cosas extrañas. Dice que cada rescate es diferente, pero que normalmente son problemas con los que todo el mundo puede encontrarse. Perderse, desorientarse, lesionarse... "La gran mayoría son servicios totalmente normales", añade el oficial. Esto no quiere decir que todos los rescates sean inevitables, pero sí que las actuaciones de los servicios de emergencia por claras negligencias son una minoría. De hecho, desde que la Generalitat empezó a multar a los excursionistas rescatados que habían cometido una negligencia grave, los expedientes no llegan ni a quinze. Esteban quiere dejar claro un mensaje: nadie debe dejar de llamar a los Bomberos por miedo a que le cobren el rescate. En la grandísima mayoría de casos, si no hay una negligencia muy grave y evidente, no acaba cobrándose.

Esteban sí detecta un fenómeno nuevo: "Hay personas que llaman por cosas que hace años no pasaban". Por ejemplo? "Que están muy cansados y que debemos ir a buscarlos". Valorar estas situaciones, admite, es muy complicado. "Hay quien dice estar muy cansado y está a punto de tener un infarto. Otro, sin embargo, está cansado y punto". Valoran muchos elementos, como la ubicación, el tiempo que tardan en llegar, la edad, si va acompañado, la meteorología, si el terreno es peligroso... Hay que tener en cuenta que cada rescate es un esfuerzo” muy grande" (suele ir un helicóptero con dos GRAE y una médica del SEM) y, además, que tienen muchos otros servicios que quizás deben priorizar. Hay jornadas, por ejemplo, que tienen los tres helicópteros del GRAE volando y varios servicios a la espera. En estos casos, se priorizan los que pueden ser más graves.

Sin embargo, la tecnología les ha permitido establecer nuevas modalidades de rescates que ayudan a detensionar su unidad. Internamente lo llaman los "rescates por internet", aunque oficialmente se llama "guías de personas perdidas". El "valor añadido" de los GRAE, explica el oficial, es que se pasan el día "en la montaña" aunque estén fuera de servicio. Por eso se las conocen mucho. De esta forma, cuando una persona se pierde y la zona no es muy complicada, a veces los GRAE le facilitan un teléfono para que envíe su ubicación en directo. Después, desde el teléfono la van guiando hasta llegar a buen puerto. Este año, por ejemplo, ya se ha hecho más de 40 veces. Aunque está siendo una primera parte de año de récord, 2023 es el primer año en que se cuentan este tipo de rescates. Por tanto, al dato del 2023 de 1.202 rescates deberían restarse estos 40 casos para hacer una comparativa real con los otros años.

Incluso, desde el GRAE tienen detectados algunos puntos de la topografía catalana donde la gente suele perderse más de la cuenta. "Tenemos un punto en Queralbs donde se han perdido cinco grupos en tres meses", explica el oficial del cuerpo. Normalmente estas zonas coinciden con tracks que puedes encontrar por internet que parece que no tienen pérdida, pero sobre el terreno la cosa es distinta. Ante estas situaciones, los Bomberos hablan con los parques naturales o las administraciones para mejorar la señalización o poner barandillas.

Recomendaciones

Para evitar situaciones de riesgo, explica Esteban, lo importante es saber "quién eres tú en la montaña". "Hay que plantearse un objetivo realista con tu capacidad", resume. Esto significa no hacer muchos kilómetros el primer día, sino andar pocos para probarte físicamente y entrenar, por ejemplo, la interpretación de los mapas y rutas. Las aplicaciones de hoy en día que permiten seguir rutas dan "mucha información y buena", pero el oficial de los Bomberos añade que "no es suficiente". Recomienda, por ejemplo, llevar un mapa y una brújula por si falla la cobertura del teléfono o te quedas sin batería. También recomienda llevar una batería externa. Todo esto es parte de la preparación antes de salir, y hay otras cosas fundamentales. "Zapatos en condiciones, ropa de abril, un silbato para hacer ruido por si te vienen a rescatar... Y, sobre todo, uno de los elementos más importantes: mirar la méteo, el riesgo de incendio y el riesgo de alud antes de salir de casa".

"Lo más preocupante es que algunos de estos servicios son grupos organizados", explica Esteban, y repasa algunos de los últimos casos. Uno de los que más le impactó es cuando rescataron a un grupo de 140 excursionistas holandeses en la Garrotxa el pasado mayo. Iban con monitores y se preveía un cambio de tiempo por la tarde, y les enganchó la tormenta de lleno. Este suceso marcó el inicio de un verano, como en los dos últimos, que está siendo intenso. ¿Los GRAE necesitan más efectivos? "Todo es mejorable, no nos plantemos aquí, pero tener tres helicópteros operativos, dos médicos asegurados exclusivos para los rescates, cuatro submarinistas y la unidad canina centralizada nos da mucho juego", responde el oficial del cuerpo. Además, ahora existe una nueva sede de los GRAE funcionando en Valls.