WhatsApp reduce funciones a los usuarios que no acepten las nuevas condiciones de uso

Aplicació Whatsapp
15/05/2021
3 min

CardedeuDespués de tres meses largos de prórroga, este 15 de mayo acaba el plazo que WhatsApp ha dado a los usuarios del servicio para aceptar sus nuevas condiciones de uso. Según la empresa, los que no lo hagan empezarán a ver cómo se les restringen progresivamente las funciones: podrán recibir mensajes y llamadas de voz y de vídeo, pero no podrán acceder a la lista de chats, iniciar conversaciones o hacer llamadas. La única manera de continuar interactuando con los contactos será respondiendo a los mensajes y llamadas de voz y de vídeo recibidos, mediante las ventanas de notificación del teléfono. Encima, durante un periodo indeterminado, la aplicación irá pidiendo cada vez con más insistencia la aceptación de las nuevas condiciones, hasta llegar un momento en que los usuarios que se mantengan reticentes perderán toda opción de usar WhatsApp y, pasados 120 días, se los aplicará la norma existente de eliminación de los perfiles inactivos.

Para la mayoría de los usuarios de WhatsApp, estas medidas equivalen a hacer prácticamente inútil la aplicación, de forma que probablemente muchos cederán durante las próximas horas a la presión de la empresa. La ironía es que, haciéndolo para mantener el servicio, no notarán ningún cambio significativo. Las nuevas condiciones representan un cambio marginal sobre las que más de 1.500 millones de usuarios ya aceptaron en 2016, y a los 1.000 millones que se han incorporado después ya no se les ofreció nunca la opción de oponerse.

Estas condiciones preexistentes son las que determinan la mayoría de la explotación de los datos personales de los usuarios por parte de WhatsApp y, sobre todo, de su matriz Facebook. Facebook ya incumplió entonces el compromiso de no intercambiar sus datos con los de WhatsApp, compromiso expresado en 2014 en el momento de comprar el servicio de chat. Ahora solo está añadiendo la opción de incluir los datos sobre compras que los usuarios hagan mediante el servicio WhatsApp for Business. Además, los usuarios de WhatsApp en la Unión Europea pueden estar relativamente tranquilos, porque el Reglamento General de Protección de Datos les protege nominalmente contra este nuevo cruzamiento de datos... Mientras a Facebook no se le ocurra alguna argucia legal para revertir esto, como acostumbra a hacer. La empresa no ha aclarado por qué los usuarios europeos tienen que aceptar una modificación que supuestamente no les afecta.

Lo que en ningún caso se pone en riesgo al aceptar las nuevas condiciones de uso es la privacidad de las conversaciones entre los usuarios. A pesar de que en febrero circuló el rumor que el permiso que WhatsApp pedía era para acceder al contenido de los chats y las llamadas (lo que obligó la empresa a conceder la prórroga que acaba este sábado para tranquilizar a los usuarios), tanto unos como los otros están cifrados de extremo a extremo y la empresa no puede espiar de ninguna forma a los usuarios. De hecho, WhatsApp es en este aspecto tan seguro como Signal, una de las aplicaciones alternativas que han acogido estos meses a los usuarios que desconfiaban de WhatsApp. Las dos usan el mismo protocolo de cifrado, que hasta ahora se ha demostrado inviolable.

La información que Facebook y sus filiales Instagram y WhatsApp chupan con avidez son los llamados metadatos, con los que construyen un perfil detallado de cada usuario, sus relaciones y sus intereses para poder mostrarle anuncios extremadamente personalizados que puede cobrar muy caros a los anunciantes. Este es el negocio que hay en el trasfondo de la insistencia de Facebook para rastrear la actividad de los usuarios mediante WhatsApp y sus otras aplicaciones. Solo en el primer trimestre, la empresa facturó 26.000 millones de dólares, más del 90% en publicidad, y precisamente ahora este negocio está en peligro en sus mercados más lucrativos, como los EE.UU., por culpa de las nuevas medidas de protección de la privacidad que Apple acaba de introducir en los iPhones.

En todo caso, los cambios de WhatsApp pueden ser una excusa excelente para huir de la plataforma y el rastreo intensivo que practica. Muchos usuarios tendrán miedo a perder la comunicación con sus contactos actuales, pero solo hay que recordar la gran facilidad con la que los internautas adoptan servicios nuevos: si en los meses de pandemia nos hemos abocado a Zoom, Meet y Teams para hacer las mismas videollamadas que ya teníamos disponibles en Skype, ¿por qué tiene que ser un problema pasarse a Signal o a Telegram, que son infinitamente más respetuosas con nuestros datos?

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