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Ken Pollet: «Siempre he sido la 'marimacho'»

'Drag king' e impulsor del proyecto Kings en Barcelona

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Ken Pollet en una imagen cedida

Ken Pollet vio la luz por primera vez el 2018 en el escenario de la sala 3 de la Apolo de Barcelona, en el Futuroa Sarao Drag. “El nombre lo eligió una amiga mía justo antes de actuar, por el chiste de que en castellano la gente pronuncia Ken Follet con elle. Y porque no hay nada más definitorio de la masculinidad hegemónica que la polla”. Fue en aquel momento que la filósofa Elena Ramírez (Málaga, 1992) empezó a encontrarse como artista drag king o “terrorista del género”, como le gusta autodefinirse. Se identifica como persona no binaria, y aunque no se reconoce con ningún pronombre, durante la videollamada que atiende desde Berlín se refiere a su persona con los pronombres masculinos.

Ken define el drag king como una expresión artística que imita las actitudes construidas socialmente como masculinas "para hacer una crítica y deconstruirlas". En su caso, esto se traduce en un bigote espeso, unas patillas muy definidas, los pechos escondidos y un vestuario caracterizado por camisetas de imperio blancas que acompañan toda una serie de gestos corporales. "También es un ejercicio para crear otras masculinidades que no estén ligadas al machismo y el ejercicio de la violencia sobre los otros como signo identificativo".

"La masculinidad es la performance de la no performance, es hacer pasar por natural y neutro una construcción social". Buscar las expresiones, que hay detrás de cada gesto y las frases para afirmar la identidad masculina como drag king ha sido una forma para Ken de investigar los mecanismos que se utilizan para construirla. "Creo que tenemos que poner el foco en la masculinidad y que los hombres se replanteen qué teatro están haciendo y por qué". Sobre todo, explica, porque al final está "relacionada con las violencias que viven muchas personas".

Al principio, el drag king fue para Ken una manera de abrazar una parte de su identidad que la sociedad nunca había aceptado, era ser “aquello prohibido” y celebrarlo. “Siempre he vivido el género con violencia, porque he sido la marimacho del pueblo". Criada en el municipio de Torre del Mar, ya de muy pequeña tuvo que lidiar con los insultos y la discriminación por el hecho de no encajar con el rol de mujer. “Era la única niña que jugaba a fútbol y siempre se generaban situaciones absurdas… Ninguna criatura merece ser rechazada por no encajar en los roles de género”. Es por eso, dice, que "hacer drag king es política", puesto que supone "resistir ante lo que te ha generado violencia".

Todas estas situaciones se convirtieron en una mezcla de sentimientos ("siempre estaba enfadado") para los cuales no encontró palabras hasta que llegó a Barcelona a los 23 años. A pesar de que iba para cursar el máster de filosofía, también lo hacía porque la ciudad tiene fama de ser más "abierta". "Empecé a moverme en ambientes queer, y tenía algunas amigas drag queen y las veía tan empoderadas que pensaba: «Esto es lo que quiero hacer»". "No tenía ningún referente y por internet tampoco había videotutoriales ni nada, así que fue complicado", explica. Lo único que sí que tenía claro era que quería crear un espacio en el cual las personas no binarias y disidentes de género pudieran sentirse libres y seguras. Incluso dentro del mundo LGTBI. "Ser gay o lesbiana no quiere decir ser queer. Hay espacios LGTBI donde se siguen imitando dinámicas heteronormativas. Con esto no quiero juzgar, pero yo allí sentía que no encajaba".

En 2019, Ken creó el colectivo Queer That, una boy band con más personas no binarias que hacían drag king. "Era importante que fuéramos un grupo para empezar a crear la escena drag king y visibilizarla. Generar una comunidad que entonces no existía". La aceptación y el éxito fueron tan grandes que aquel mismo año ganaron el concurso del Futuroa Sarao Drag. Actualmente, Ken trabaja haciendo talleres, organiza mensualmente una noche drag king en el bar Candy Darling y hace la fiesta Kings. Este proyecto, autogestionado, está buscando financiación para salir adelante, puesto que es la única plataforma escénica drag king que hay en Barcelona. "Nos falta tener un espacio seguro donde poder encontrarnos, porque todavía hay mucho odio".

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