La historia de amor que fue portada de diario
Mar Garcia, trabajadora en el Hospital Vall d'Hebron
“Mar, ¿sois conscientes de que tú y Lucas salís en la portada del ARA?” Este es el mensaje que recibió Mar Garcia mientras cenaba en un restaurante con su novio el día de Sant Jordi. “¡¿Que qué?!”, exclamó. A riesgo de atragantarse corrió a descargar el adelanto del diario y comprobó que era cierto: la imagen de su beso en la Rambla, con una rosa roja y una amarilla en la mano, ocupaba toda la superficie de la portada. Ni siquiera se habían dado cuenta de que el ojo experto de un fotógrafo había captado aquel momento romántico.
“Entonces no lo sabíamos, pero cuatro años después de aquella fotografía estaríamos casados”, explica Garcia. Encontrarse en la portada de un diario, dice, les hizo mucha ilusión, y de hecho sus padres la tienen enmarcada en la entrada del restaurante familiar, una antigua masía catalana. El día de la fotografía llevaban tres años juntos. “Sant Jordi es mi día preferido del año. Lo tiene todo: primavera, amor y cultura. El primer Sant Jordi juntos Lucas me regaló una totebag con un poema de Ovidi Montllor: «Será azul y tranquila la mar / Será verde y espeso el valle / Será grande y dulce la montaña / Será un día que durará años»”. Es el poema que incluimos en las invitaciones a la boda”, detalla Garcia.
La forma en la que se conocieron fue bastante divertida. “Nos conocimos en la discoteca Plataforma [de Barcelona] a las 5 de la noche. Con los compañeros de piso el cachondeo siempre era: «Escucha, para haberlo pillado en las segundas rebajas está muy bien este chico»”, rememora. El caso es que aquella misma noche, cenando con los amigos, Garcia había dicho que estaba hasta el gorro de los hombres. Ya en Plataforma, una amiga le quiso poner a prueba y se pasó toda la noche presentándole chicos. “Uno de ellos era Lucas. Empezamos a hablar y conectamos enseguida”, recuerda la chica, que añade: “Me gustó, pero yo que iba de digna no le pedí el teléfono. Él sí que lo hizo y la cosa quedó allí, en una conversación fluida y bonita”.
Pasaron los días y Mar no recibía ningún mensaje de Lucas. “Una amiga mía me dijo: «¿Tú no eres tan feminista? Escríbele tú!”» «Tiene razón», pensé. Lucas no tenía WhatsApp y le tuve que enviar… ¡un SMS!” A raíz de aquel mensaje Lucas y Mar quedaron para verse. “Sé que suena a tópico, pero fue la mejor cita de mi vida. Quedamos hacia las 8 de la tarde en el Chatelet de Gràcia. Recuerdo que estábamos charlando muy a gusto cuando vinieron a avisarnos de que cerraban. «¿Cómo? –dije yo–, ¡pero sí siempre cerráis a las 2.30 h!» y entonces miré el reloj: eran las 2.30 h, pero el tiempo a su lado se me había pasado volando”. Un día, como diría Ovidi Montllor, que duró años.