El análisis de Antoni Bassas: "No cumplir con Junts tiene consecuencias. También para Junts"

Estos días he repasado la entrevista que el ARA realizó a Carles Puigdemont en julio del 2023, justo antes de las elecciones españolas. En ese momento Puigdemont afirmó que a Sánchez no se le podía investir, por falta de confianza, al igual que no se le podía comprar un coche de segunda mano. Y que no entendía esos partidos, hablaba de Esquerra, que pactaban a cambio de nada.

Pocos días después de aquella entrevista, la historia puso a Junts en una posición insólita: la de decidir, con sólo 7 votos, qué gobierno tendría España. Y eligió a Sánchez. Entonces volvimos a Bruselas y preguntamos a Puigdemont por qué entonces sí que Sánchez era de fiar, y el expresidente de la Generalitat contestó que porque Junts cobraría por adelantado y porque en la mesa de negociación en Suiza habría un mediador que podría decir que el coche de segunda mano que estaba intentando vender a Sánchez estaba estropeado.

Hola, ¿cómo están? Dos años después de esa entrevista, ese cálculo de Puigdemont que cobraría por adelantado y que un mediador ayudaría a que los socialistas no les levantaran la camisa, no ha funcionado demasiado. Y por eso,ayer anunció que rompía el diálogo con el PSOE. No negociará los presupuestos del Estado del próximo año y deja correr el diálogo de Suiza. Y, en consecuencia:

"El gobierno español no tendrá ni podrá recurrir a la mayoría de la investidura. No tendrá presupuestos. No tendrá capacidad para gobernar. Podrá ocupar poltronas, pero no podrá gobernar. Podrá tener poder, pero no podrá tener el gobierno [...] El nuestro no es un proyecto político que tenga por vocación la estabilidad española. Si va bien para Cataluña, hablemos. Si no".

O sea que España no tendrá presupuestos en el 2026, y Sánchez sabrá si puede contar con los votos de JuntEs cuando los vea en el marcador de las votaciones del Congreso.

Eso sí, el único respiro para Sánchez, acostumbrado a sobrevivir, es que Juntos no apoyará una moción de censura para hacer presidente a Feijóo y, por tanto, ayer se rompió un acuerdo que ya no funcionaba demasiado. Para el resto, si Sánchez sabe navegar por estas aguas, aguantará.

¿Por qué lo hace esto, Junts, más allá de las razones que dio ayer Puigdemont? Es decir, ¿por qué renuncia a la mayor fuerza que tiene (aparte del poder municipal), que son los 7 famosos diputados de Madrid?

A ver, en 2023, Junts se fijó unas expectativas muy altas, como decir que negociaría el conflicto político Catalunya-España en una mesa en Suiza. Cualquiera de nosotros, también Junts, ya podía ver que era difícil arreglar un conflicto nacional de siglos con sólo dos partidos hablando. Pero si no ponía el listón muy arriba, no podía justificar pactar con un partido que decía que no era de fiar y que había apoyado el 155. En cambio, ahora, dos años después, cada día que pasa podemos estar más cerca de una convocatoria de elecciones y Puigdemont quiere que Junts vaya con las manos libres y bien separado de Esquerra. Nunca que Sánchez avance elecciones, Junts ya no estará. Y esto se debe, también, a que Junts se siente estalonado por las encuestas y los discursos de Aliança Catalana. Por eso, el cálculo de Puigdemont es que Junts debe hacer oír su voz sin ruido ajeno.

Lo que nos lleva a una pregunta final. ¿Por qué Junts hace una jugada que recuerda otra renuncia sonada, la de irse del gobierno de coalición con Pere Aragonès? ¿Por qué Junts ha vuelto a renunciar al poder o la influencia que tiene? En parte, porque Puigdemont, ocho años después, sigue en el exilio, y tener que hacer política normalmente como si la situación fuera normal, no es normal. Por todo ello, Junts prefiere renunciar a cuotas de poder o de influencia pero poder decir, como Jordi Turull hoy en TV3, que "no cumplir con Junts tiene consecuencias". Las consecuencias que tendrá para Junts este ejercicio en nombre de la coherencia, que dejan el partido temporalmente lejos del centro del terreno de juego, están por ver.

Buenos días.