Las aplicaciones podrían reducir los contagios a la mitad

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Las aplicaciones pueden ser más efectivas para identificar los contagios de los positivos que el rastreo manual. A la imagen, gente con mascarilla  por el Arrabal.

“Distancia, manos, mascarilla”. Hace meses que esta tríada de medidas se ha erigido en la estrategia principal para controlar la propagación del coronavirus. Pero a estas medidas, que ya se usaron durante la pandemia de gripe de 1918, se podría añadir otra, más propia del siglo XXI: “Distancia, manos, mascarilla y app”. ¿Tiene sentido esta coletilla? Una serie de estudios científicos publicados recientemente dicen que sí.

El primero se hizo en la isla canaria de La Gomera el mes de junio pasado con la aplicación Radar Covid, desarrollada por el ministerio de Asuntos Económicos y Transferencia Digital español. Participaron cerca de tres mil personas y los resultados se acaban de publicar en la revista Nature Communications. Como la incidencia en aquellos momentos era muy baja, los científicos simularon los casos positivos. Pero la movilidad de los voluntarios era real y, por lo tanto, también lo eran los patrones de contactos que tenían con otras personas.

“Si la gente descarga la aplicación e introduce los códigos que recibe del sistema sanitario en caso de ser positivo, la aplicación permite trazar 6,3 contactos estrechos de media por cada positivo”, explica Lucas Lacasa, investigador en matemáticas aplicadas de la Queen Mary University de Londres que encabezó el experimento. En contraste con esta cifra, el rastreo manual consiguió identificar una media de tres contactos por cada caso positivo. Más allá del número, una de las diferencias principales es que el rastreo manual identificaba contactos conocidos de las personas que habían dado positivo, mientras que la aplicación permitía identificar también contactos desconocidos.

La efectividad de la aplicación en un brote

La cifra de los tres contactos identificados manualmente, además, se dio en un momento en que el sistema de rastreo no estaba saturado por una incidencia elevada. “Cuando hay un brote este número se reduce, pero el 6,3 se mantiene”, dice Lacasa. Además, la aplicación es más rápida que el rastreo manual, con lo que se pueden aislar los positivos potenciales antes y ahorrarse nuevos contagios.

Otro estudio en el Reino Unido, pendiente de publicación en la revista Nature, ha concluido que gracias a la aplicación desarrollada por el gobierno británico se pueden identificar 4,4 contactos por cada positivo, mientras que el rastreo manual encuentra una media de 1,8. “Las diferencias entre los dos estudios se pueden deber a motivos geográficos y de movilidad o culturales”, explica Lacasa: “De todas maneras, son resultados coherentes entre sí y también respecto a estudios que se han hecho anteriormente”.

En Suiza, según un estudio pendiente de revisión, se ha visto que la aplicación utilizada ha aumentado en un 5% el número de personas en cuarentena, un 17% de las cuales han sido positivos. Según el estudio británico, además, por cada aumento del 1% en el número de usuarios de la aplicación, siempre que la utilice más de un 15% de la población, se puede reducir el número de contagios entre un 0,8% y un 2,3%. Por lo tanto, considerando el valor mediano de una reducción del 1,5%, esto quiere decir que si la usara un 50% de la gente se podrían evitar más de la mitad de los contagios.

En el Reino Unido el 28% de la gente ha descargado la aplicación, mientras que en España la tasa de descargas se sitúa en el 17%. Ahora bien, la utilización de la aplicación es bastante desigual en las diversas comunidades autónomas, que son las que tienen que promover y gestionar el uso.

Una “frustración gigante”

En Cantabria, Asturias, el País Vasco y Galicia se ha solicitado un código para cada positivo, pero en el resto de España se han solicitado muchos menos. Estos códigos son fundamentales: las autoridades sanitarias lo tienen que proporcionar a cada positivo para que lo introduzca en la aplicación y se active el rastreo automático de contactos. En Catalunya se han pedido cerca de 8 por cada 100 positivos.

En todo caso, de todos los códigos solicitados, se han introducido pocos en la aplicación. En Asturias, que es donde más se ha hecho, los han introducido un 6,6% de los positivos. En Catalunya lo han hecho el 0,4%. “La frustración es gigante: hay un cuello de botella contra el que no podemos hacer nada”, comenta Lacasa.

Según su parecer, este cuello de botella es que ni el ministerio ni las comunidades autónomas han hecho lo suficiente para que la aplicación haga todo el servicio que puede hacer. En el Reino Unido, por ejemplo, se envió un SMS a toda la población y se hicieron campañas en toda la prensa. “En La Gomera hicimos una campaña con estands en la calle y presencia en los medios de comunicación y en el transporte público que duró quince días, pero a escala estatal no se ha hecho”, se queja.

La cuestión de la privacidad no tendría que ser un impedimento: “Las aplicaciones respetan tanto la privacidad que los datos que podemos extraer los investigadores son bien pocos”, asegura. “Eso sí, sabemos que si se usan pueden ser muy útiles para cortar cadenas de transmisión”.

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