GENÉTICA

Descubren el gen de dormir pocas horas

4 min
Descobreixen el gen de dormir pocas horas

Shakespeare le hizo desear a Hamlet, en su famoso monólogo, una muerte que acabara con todos sus problemas, que él comparaba con la paz absoluta que se consigue durmiendo. Porque dormir, efectivamente, es un estado de reposo total, necesario para los humanos, que nos permite empezar cada día con las fuerzas renovadas. Durante las horas que estamos en la cama se llevan a cabo una serie de procesos de mantenimiento del cerebro, desde eliminar toxinas hasta consolidar recuerdos, para dejarlo a punto para una nueva jornada de actividad. Pero este tiempo que tenemos que cerrar los ojos varía mucho de una persona a otra: algunos necesitan dormir solo unas cuantas horas, mientras que otros parece que no tengan nunca suficiente. Ahora se acaba de identificar una mutación en un gen que podría ser, en buena medida, responsable de estas diferencias, porque permite a quienes la tiene pasar con menos rato de sueño que el resto.

¿Cuántas horas tenemos que dormir?

No hay un número de horas seguidas que, por definición, los humanos tengamos que dormir. A pesar de esto, se ha propuesto que nos hace falta una media de siete u ocho, más en niños (hasta catorce) y menos a medida que nos vamos haciendo mayores. No llegar a estos mínimos tiene consecuencias negativas en nuestras capacidades físicas y mentales, como sabe todo el mundo que haya pasado una mala noche. También hay personas que se despiertan e, inmediatamente, están preparadas para ponerse a trabajar, mientras que otras necesitan más tiempo para estar a punto. Las razones que explicarían estas diferencias todavía no están claras.

El grupo de la doctora Ying-Hoy Fu, de la Universidad de California, ha publicado recientemente en la revista Science un estudio en el que se propone que el gen llamado DEC2 está implicado en la necesidad de dormir. El DEC2 fabrica una proteína encargada de desconectar otros genes y tiene una función reguladora importante. A través de estudios genéticos identificaron una mutación en este gen que da a quien lo hereda la capacidad de funcionar a pleno rendimiento con pocas horas de sueño.

Un encuentro familiar de mormones

Todo empezó cuando, en 2005, el profesor Chris Jones, de la Universidad de Utah, fue al encuentro anual de los Johnson, una familia numerosa de mormones que tenían fama de dormir poco y levantarse llenos de energía. El investigador pidió permiso para recoger muestras de sangre de las cerca de 200 personas de las diversas generaciones que se habían reunido, a la vez que les preguntaba sobre sus hábitos nocturnos. Jones y Fu habían publicado hacía cuatro años el primer estudio que relacionaba un gen con el sueño (en aquel caso, el responsable de un síndrome por el que los que lo sufren se duermen pronto y se levantan pronto). Esto les hizo pensar que tenía que haber una base genética para otras características relacionadas con dormir. De aquí su interés por los Johnson.

Los análisis genéticos de miembros de la familia revelaron que todos los que invariablemente dormían poco, por mucho que se esforzaran a llegar a las siete horas mínimas, tenían una mutación en el mismo gen, el DEC2. Supusieron que las dos cosas podrían estar relacionadas. Para confirmarlo generaron unos ratones transgénicos que tenían la misma mutación en el gen equivalente. Tal como suponían, estos ratones dormían menos que sus congéneres, lo que demuestra que la mutación reduce la necesidad de dormir.

Curiosamente, en los humanos la mutación de DEC2 se asocia en la gran mayoría de casos con otras características que en principio no tendrían que tener nada que ver con el sueño, como ser extrovertidos y optimistas, ser muy productivos, tener buena memoria... Y correr maratones. Parece como si el hecho de dormir poco se correspondiera con más actividad (mental y física), a pesar de que no está claro hasta qué punto dependería lo uno de lo otro. Esta hiperactividad la vieron también en los ratones transgénicos, que, además, también eran capaces de recordar mejor.

Primer gen humano del sueño descubierto

Este trabajo es especialmente interesante porque antes solo se habían descubierto genes similares en animales de laboratorio, pero no se había encontrado correspondencia de ninguno de ellos con un gen humano. El DEC2 es el primero que demuestra un control sobre la duración del sueño, tanto en ratones como en personas. Lo que todavía no se sabe es qué actividad tiene esta variante de DEC2 que permite dormir menos. La hipótesis que se está investigando es que permitiría hacer las tareas de mantenimiento del cerebro a mucha más velocidad y, por lo tanto, no harían falta tantas horas de sueño, pero esto todavía se tiene que corroborar.

Artículos anteriores del mismo grupo de investigadores, publicados a partir de estudios con ratones, también han implicado otras mutaciones en este patrón de sueño corto (por ejemplo, en los genes ADRB1 o NPSR1). Esto quiere decir que, muy probablemente, el rato que necesitamos dormir debe de estar determinado por una red de genes que interaccionan entre ellos y que, además, es posible que esto se relacione con ciertos aspectos de la personalidad. Falta ver si hay alguna manera farmacológica de manipular alguno de estos genes para obtener resultados similares en personas que no tienen las mutaciones pero que preferirían tener que pasar menos horas en la cama.

Salvador Macip es investigador de la Universidad de Leicester y la UOC

stats