Establecen por primera vez comunicación con gente que sueña

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Todos los seres humanos soñamos, a pesar de que no está nada claro por qué. En varios momentos de la noche, de manera involuntaria, el cerebro genera una serie de historias, imágenes y sensaciones que a menudo ni siquiera recordamos cuando nos despertamos. Los sueños aparecen sobre todo en lo que se llama la fase REM (las siglas inglesas de movimientos oculares rápidos ), durante la que la actividad de algunas neuronas se parece mucho a la que tienen durante la vigilia y los ojos se mueven espontáneamente. Estos periodos REM suelen durar entre quince y treinta minutos, y tienen lugar unas cuatro o cinco veces cada noche, hasta ocupar más o menos el 25% del tiempo que pasamos durmiendo. Se han observado también en animales, sobre todo en la gran mayoría de mamíferos, por lo que podemos asumir que soñar no es un hecho específico de los humanos.

Soñar con lucidez

Hay sueños especiales durante los cuales las personas son conscientes de que están soñando y que, a pesar de que las experiencias que tienen les parecen reales, no están sucediendo de verdad. En estos casos, a veces pueden hasta cierto punto controlar las historias y los personajes de los sueños, que normalmente no es factible. Esto se llama sueño lúcido y es un concepto conocido desde hace mucho tiempo, puesto que aparece tanto en prácticas hindúes y budistas como en textos de Aristóteles. Los sueños lúcidos son poco frecuentes, pero se cree que posiblemente la mitad de la población tendrá al menos uno a lo largo de su vida. También se cree que con un entrenamiento específico se podría aumentar esta frecuencia, a pesar de que la fórmula para hacerlo no está todavía muy definida. Tampoco se conocen los motivos por los que algunas personas experimentan sueños lúcidos y otras no. Hay teorías que proponen que son una mezcla entre sueño y vigilia, pero es difícil de estudiar porque, al fin y al cabo, la única garantía de la lucidez del sueño es la descripción subjetiva que hace la persona de ello.

Entrar dentro de los sueños

En un artículo publicado recientemente en la revista Current Biology, un consorcio de científicos de Alemania, Francia, Holanda y los Estados Unidos han demostrado por primera vez que se puede interaccionar con las personas que están teniendo estos sueños lúcidos sin que dejen de tenerlos, hasta el punto de conseguir que respondan a preguntas y resuelvan problemas sencillos.

Los investigadores reclutaron 36 voluntarios, algunos de los cuales tenían normalmente sueños lúcidos y otros no. Entonces les entrenaron para que reconocieran que estaban soñando, por ejemplo fijándose en un sonido o un gesto, de una manera similar a lo que hacían los personajes de la película Inception (2010). Los voluntarios se ponían a dormir durante diferentes horas del día y tenían que hacer una señal cuando creyeran que ya estaban soñando, como mover los ojos un número a veces en una dirección. Mientras tanto, se les medía la actividad neuronal para determinar si entraban en fase REM. Con este protocolo, consiguieron que, con 57 sesiones, seis individuos tuvieran quince sueños lúcidos.

Cuando esto pasaba, los investigadores intentaban hablar con los voluntarios, normalmente formulándoles preguntas simples u operaciones matemáticas sencillas; por ejemplo, sumas o restas. Las respuestas se comunicaban a través de movimientos faciales, como sonreír o mover los ojos siguiendo el código morse. De las 158 preguntas que les hicieron, 18,6% de las veces los soñadores las contestaron correctamente. Hay que tener presente que el 3,2% de respuestas fueron incorrectas, el 17,7% no fueron del todo claras y en el resto de casos, un 60,8%, simplemente no hubo ninguna. La conclusión es que es posible una cierta comunicación con las personas cuando están en un sueño lúcido.

Cuando se despertaba a los voluntarios después de las pruebas, algunos recordaban las preguntas como parte de un sueño. Por ejemplo, uno dijo que había puesto la radio y ahí había oído unos problemas matemáticos. Otras veces, la comunicación interrumpía la narrativa de los sueños, como si fuera una voz en off que no tenía nada que ver. Esto sugiere que el cerebro en este estado puede no solo procesar los datos que le llegan del exterior, sino también retenerlos en la memoria.

Una posibilidad para la terapia

Naturalmente, este estudio tiene limitaciones importantes. La muestra es muy pequeña, y la cantidad de veces que realmente se estableció un flujo de información con el soñador es relativamente baja. Esto demuestra que, aunque sea factible, es bastante difícil conseguirlo. A pesar de todo, abre la posibilidad a manipular los sueños en ciertas condiciones. Esto podría ser útil, por ejemplo, para tratar las personas que tienen pesadillas crónicas o sufren de estrés postraumático. La clave sería primero conseguir aumentar la frecuencia de sueños lúcidos, lo que es complicado y limita mucho qué personas podrían participar en estas terapias.

Si alguna vez se llegara a perfeccionar la técnica, también se podría intentar hacer realidad la idea de aprender cosas mientras se duerme, puesto que se cree que en fase REM la mente entra en un estado especialmente receptivo a las asociaciones y la creatividad. De momento, sin embargo, la idea de intervenir en los sueños y cambiarlos todavía queda lejos.

Salvador Macip es investigador de la Universidad de Leicester y de la UOC

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