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Celia España: "Desde que hago deporte soy más permisiva con el vino"

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Celia España en una foto de archivo.
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¿Cómo fue tu primer contacto con el mundo del vino?

— Yo creo que fue ya de bastante mayor, casi diría que después de terminar la universidad. Sí es cierto que a mi padre le gusta el vino y realmente es un mundo que le interesa, pero no fue hasta que fui mayor que me llamó la atención. Quise conocer el imaginario que hay alrededor del vino y para poder participar en las conversaciones y acompañar las comidas, aunque sea para hacer dos tragos, pero siento que redondea una comida.

Diciendo "sorbitos", entiendo que no sueles beber grandes cantidades.

— No, no. Pienso que el vino acompaña y, en mi caso, que con poco ya me sube, con una copa ya estoy satisfechísima.

¿Esta moderación al beber vino tiene que ver con la práctica de deporte?

— Pues a diferencia de lo que puede pensarse, desde que hago deporte soy más permisiva con el vino. El cambio también sale del hecho de que antes no bebía nada, pero justamente con el proceso de conocer el cuerpo y controlar su rendimiento, he podido ver que el vino con medida, junto con una vida equilibrada y activa, no es perjudicial. Al final todo es cuestión de equilibrio, porque a menudo cuando nos prohibimos algún alimento puede acabar desencadenando un efecto rebote y ser también perjudicial.

Para grabar el programa deInspirados y finalmente correr el maratón de Nueva York, ¿te prohibieron el vino?

— No me lo prohibieron con firmeza, pero sí es cierto que se recomienda muchísimo no beber alcohol antes de realizar grandes esfuerzos físicos porque deshidrata. Evidentemente, antes de una carrera nunca pico alcohol e, idealmente, después tampoco debería beberla porque tu cuerpo necesita recuperarse. Pero para mí hacer deporte significa aprender a escuchar lo que te está diciendo; por tanto, las posibles prohibiciones deben realizarse bajo el sentido común.

Más allá de centrarte en el deporte, también colaboras con distintas marcas. ¿Has colaborado alguna vez con alguna bodega?

— Hace poco me propusieron hacer un vídeo para una bodega catalana y estos días estoy preparando el guión. Apenas hoy pensaba cómo promocionar vino, tanto porque es un mundo que no es el mío, como también por el mensaje que doy promocionando un producto con alcohol. No es la primera vez que estoy en esta situación, tanto por el vino, como por promocionar cerveza. Las veces anteriores he llegado a la conclusión de que haga o no promocione la gente seguirá consumiendo, en todo caso yo querría incidir en la manera en que se consume, que sea responsable y moderada. Al final es un producto gastronómico. Si es con esta perspectiva sí me siento bien difundiendo este mensaje.

¿Cómo cambia un encuentro con vino de por medio, en comparación con pedir cerveza?

— Tienes razón de que es bastante diferente. Creo que aporta un ambiente de calma y una situación más reposada. Quizás también porque sé que el vino me sube más rápido y porque puedo degustarlo más, por tanto, me hace beber más lenta. Creo que es muy importante saber la historia, porque cambia mucho la forma de tomarlos, y yo soy un poco mística. Pero al igual que lo del vino, también ocurre en cualquier lugar que voy. Me gusta saber de dónde vienen las cosas, porque al final es lo que hace que tengan sentido.

Tu pareja es de San Sadurní de Anoia. ¿Ya dominas el mundo del cava?

— Pues todavía no, pero realmente el cava envuelve todo lo vinculado con Sant Sadurní. El otro día fui a una fiesta allí y el cava parecía ser infinito y bastante gente de mi alrededor me contaba que tenía su producción propia. Me parece fascinante que gente de mi edad se haya puesto a elaborar su propio espumoso. Me dieron por probar, con la explicación correspondiente, y vi que había todo un universo que desconocía. Además, siento que cuando conoces la historia familiar que hay detrás de cada botella, todo toma otro sentido.

Uno de los rituales cuando se toma vino, es el brindis. ¿Recuerdas alguno especial?

— Quizá lo que hice por mi cumpleaños. En general, me cuesta bastante decir que quiero a alguien porque me da vergüenza. Pero hace unas semanas cuando celebrábamos mi cumpleaños, brindando dije sin tapujos que amaba a toda mi familia y que me hacía mucha ilusión tenerlos todos juntos, para mí fue un momento muy especial.

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