El radar suculento

Así se cena en el restaurante donde importan ingredientes de Japón que no encontrará en ningún sitio más

Carlota Akaneya es el primer 'sumibiyaki' que abrió en Europa y sirven productos de lujo como el Matsusaka Beef y el Crown Melon

El interior del restaurante Carlota Akaneya.
15/01/2025
4 min
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BarcelonaEs muy difícil pasar por la calle Pintor Fortuny y no fijarse en la puerta del restaurante Carlota Akaneya. Cualquiera que haya estado en Japón sabrá ver que respira autenticidad. No estamos frente a un decorado, sino de suelo japonés en medio del Raval de Barcelona. Por eso es mágico, porque te transporta al País del Sol Naciente sin necesidad de pisar el aeropuerto de Narita. En este artículo os contaré el menú Fukuroi que sirven, donde se prueba la mejor carne de Japón (atención porque es prácticamente imposible de conseguir, incluso dentro del propio Japón), y cómo lo han hecho para llegar hasta aquí.

La fachada del Carlota Akaneya.

Todo comienza en el 2009 con su propietario, Ignasi Elías, paseando por Kioto. Estaba pasando una temporada después de haber oído una conexión muy fuerte con el país nipón. Un día, a orillas del río Kamo, ve el restaurante Akaneya Junshinken. Entra y descubre el concepto de sumibiyaki, una especie de barbacoa que se hace el propio comensal. Se enamora y piensa en su amigo Felipe, que trabaja en la restauración. Sabe que esto le hará alucinar. Vuelve de Japón y lo va a buscar a la plaza Reial, donde trabaja. Aparece de sorpresa y le dice que debe acompañarle a Kioto. Deben ser muy amigos, porque Felipe le hace caso. Van a la antigua capital de Japón y cenan tantas veces en Akaneya Junshinken que al final los trabajadores les preguntan qué caram están haciendo. Incluso tomaban tamaños. Lo que hacían era plantar la semilla del proyecto que sería Carlota (en honor a la madre de Felipe) Akaneya (en honor al restaurante de Kioto, que, por cierto, ya ha cerrado).

Ellos no copian el restaurante, lo que hacen es llevar la idea de sumibiyaki en Europa, donde no había ninguna, pero con producto de primera. La calidad se percibe en todos los aspectos, como las luces de papel que hay en el restaurante. El romanticismo se ve en todo el establecimiento, que tiene un rescoldo que no se puede superar. Abrió en el 2011 y la cosa no ha parado de crecer.

Hay tres hitos a destacar antes de pasar a hablar de la teca. Cuando logran importar el Crown Melon. Un melón pequeño, naranja por dentro, gustoso y que en Japón se regala como un producto de lujo. Cada pieza va numerada. Importarle es casi imposible. Pero ellos lo hacen. Sobre todo porque se cultiva en la región de donde está Chiho Murata, la mujer de Ignasi Elías, que es japonesa y con la que dirige los restaurantes. Restaurantes en plural, porque el segundo hito ha sido abrir uno en Madrid, Pilar Akaneya, y uno en París, Marie Akaneya. Y el tercer hito ha sido conseguir lo que nunca ha conseguido nadie antes: tener carne de Ito Ranch, la mejor de Japón y la más cara del mundo. Hay que tener en cuenta que allí sólo se sirve en cuatro restaurantes y que la producción es limitadísima. La carne de Ito Ranch forma parte de la denominación Matsusaka Beef, con mayor prestigio que la de Kobe, pero más desconocida fuera del país nipón.

Carne de Matsusaka Beef.
Uno de los platos del menú.

Ellos han podido llevarla a Europa (motivo por el que tuvieron que cambiar las leyes, que no permitían sacar a Matsusaka Beef fuera de Japón). El azar y la buena predisposición lo hicieron posible. Y ahora se puede degustar en Barcelona en el menú Fukuroi. Se comienza con un umeshu, un sake de ciruela, y le siguen diez platos más que son extraordinarios. Se pueden probar varios cortes de Matsusaka Beef, que cueces a tu gusto, y que permite ver lo veloz que es el punto de cocción. La grasa infiltrada hace que la fusión sea muy rápida. Hay otros pasos, que te van preparando para la experiencia, como el hotpot de verduras y setas o el tonkatsu. Pero realmente el cenit absoluto llega con el nigiri de lomo bajo de Ito Ranch. Un bocado inigualable. Uno de esos platos que recordaréis siempre. ¿Cómo puede que algo tan pequeño pueda reportar tanta felicidad? Después vendrán el postre, una mousse de té macha y, finalmente, coronando (valga la redundancia) la experiencia, llega el Crown Melon.

En el Carlota Akaneya tienen dos menús, uno que cuesta 79,90, que incluye Kobe Beef A5 y que, por tanto, ya es extraordinario, y lo que acabo de relatar, que vale 119,90, en los que hay productos que es todo un lujo poder degustar. Un lujo discreto, que cueces tú mismo en tu barbacoa, lo que hace que la comida sea muy distraída. Si el comensal sabe apreciar lo exclusivo y lo privilegio que es tener estos ingredientes en Barcelona, ​​será una comida memorable.

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