La felicidad más completa es unir garnacha y muscado de Alejandría

Se preguntarán, claro, por qué razón el vino de hoy se llama 30.70, y quizá, pensando, llegará a la conclusión de que explica un coupage: 70% de garnacha blanca y 30% de muscado de Alejandría. Detengámonos, un momento, en esta variedad. Si sigue estas páginas, ya sabrán que en la Asociación Ampans, del Bages, tienen un vino hecho de muscado de Alejandría. Joan Soler, enólogo admirado y reconocido, siempre explica, a propósito de este moscatel de Ampans, que son cosas de la historia. De la misma manera que un puente "que siempre ha estado aquí" es el "puente del diablo", los higos que vienen de muy, muy lejos, son "higos de moro". El muscado no viene de Alejandría, pero Alejandría nos resulta "exótico".

En la zona donde se encuentra la bodega de hoy, Hugas de Batlle, que es el Empordà, a éste se le llama, claro, "muscat de Llançà", y al otro lado de las Alberes se vinifica como un vino seco. Es un moscatel, éste de hoy, que viene de un viñedo centenario. Lo remarco: ¡de cien años! Es el viñedo de la Falguera, en la parte interior de Colera. De hecho, los cuatro viñedos de la bodega están allí, en el valle de Molinars. "Nos gusta decir que formamos parte de la Albera marítima, porque es donde van a morir los alberes", me dice la gentilisima Esther Pujol, que en la bodega hace de todo un poco. Fideliza a clientes, se ocupa de todo.

Los viñedos de la bodega (una bodega en medio de Colera, que era un antiguo restaurante) están en un espacio de interés protegido. Lleno de bancales y muros de piedra seca antiquísimos, un espectáculo emocionante para los que –me cuento– estén heridos del mal de la piedra. Son bancales de los siglos X y XI que ellos, la gente de la bodega, reconstruyen con paciencia y emoción histórica. "Cuidamos las que nos hemos ido encontrando..." Con esto, pues, y con que tienen el viñedo plantado en pendientes de hasta el 49% de inclinación, hacen lo que llamamos siempre "viticultura heroica". Todo manual. Ningún tractor puede subir por estas pendientes. Y ahora viene la sorpresa. Hablamos de altitud (hay cepas a 160 metros), hablamos de tramontana, que refresca, pero también hablamos de la cepa más cercana al mar. Está a cincuenta metros del Mediterráneo. Mar y montaña, pues. Salinidad, viento y suelos de pizarra. Las cepas sufren sed (no hay riego), pero esto significa concentración única.

Notas tropicales

Este coupage de hoy, que no se puede perder, le dará a la nariz toda la flor del muscado. Una flor blanca, pero también notas tropicales, como maracuyás y lichis. En boca, y así lo quiere el maestro que ha creado esta joya, predomina la garnacha y, por tanto, frutas blancas. Es un vino que te llena la boca, pero cuando haces el sorbo notas la perfectísima acidez y la frescura. Me encanta este vino.

Un día más, tenemos en la copa la añada que ahora está en el mercado, la 24, que ya es añada de sequía. El Empordà la está viviendo más, tal vez, esa falta de agua, que la zona del vino de hoy, que llamamos "la subzona del cabo de Creus". Colera, pasando por Port de la Selva en el cabo de Creus, ya es una zona muy seca, y este sufrimiento da calidad a la uva. Pero la sequía añadida de esta añada no ayuda, porque calidad ya había.

El proyecto es de Edu Hugas de Batlle. Un proyecto familiar, que él capitanea. Su abuelo tenía tierra y él, dicen, le ayudaba. En 2000 quiso hacer su propio vino, lo propuso a la familia y la familia decidió que se sumaba y le ayudaba. Cogieron terrenos en el valle de Molinars y los transformaron en viñedo. Es una bodega pequeña, no deben hacer más de 30.000 botellas, pero ya es una bodega de referencia en la zona, muy, muy admirada por la radicalidad, la ciencia y el pequeño toque de genial intuición que hay en lo que hacen. Alguien debe decir: "¡Esto funcionará!" Y funciona.

Tome con arroces y fideuadas, o incluso una cáscara. Es una maravilla.