Si el tapón es de corcho, debe ir al cubo de la orgánica. Con el tratamiento adecuado, obtendremos compuesto por las plantas. Si es metálico o de plástico, debe ponerlo con los envases. Se podrá reciclar y hacer otros nuevos.
La mejor historia del mundo es la pequeña historia de este vino
Disfruten del Gebrada, un vino elegante como los campesinos, fino como la música y expresivo y ligero como el vuelo de un pájaro
- Variedad: Macabeo y picapollo
- DO: Pla de Bages
- Añada: 2019
- Productor: Vinos Urpina
- Para tomar sol escuchando 'Such a beautiful world', de Àlex Torío, leyendo 'Sueños de trenes', de Dennis Jonhson.
Ampans es un proyecto muy arraigado en el Bages que me emociona y me gusta, pero nunca les hablaría de un vino "solidario" si no estuviéramos hablando de un gran vino. La gran gracia de ese vino solidario es que el placer será mutuo. De ustedes hacia el vino, del vino hacia ustedes.
Ampans nació, como asociación, en 1965, de modo que este 2025 cumple sesenta años. Y nació de la necesidad que había, en aquella época, donde todo estaba por hacer, de estar "al lado" (lo remarco, "al lado") de las familias que tenían a alguien con discapacidad intelectual. Empezaron con una pequeña guardería con cuatro alumnos y dos maestros.
¿Y por qué hacen vino y queso? La historia es preciosa. En 2006 se presentó en Ampans un matrimonio de campesinos. Los Villa Isern, que vivían en Sant Salvador de Guardiola, en una finca; la finca Urpina. Tenían dos hijos con discapacidad intelectual, que vivían en la masía, arraigados en la tierra, en los animales, en los trabajos de la casa, en aquella rutina sanadora.
Estos padres tenían el miedo que tienen todos, todos los padres que tienen hijos con discapacidad intelectual: "¿Y qué pasará cuando nosotros no estemos?" Ese miedo a que todos los padres entendemos tan bien, como si fuera nuestro. "Estamos pensando en el futuro de nuestros hijos", le dijeron a Toni Espinal, que es el director de Ampans (y acaba de recibir la Medalla en el Trabajo President Macià), que les daban la finca, con una condición. "Lo único que queremos –les dijeron– es que se cuide de nuestros hijos cuando no estemos y de nosotros cuando no podamos valernos". Ellos querían –qué sabiduría– que esos chicos siguieran viviendo "en su casa". Y viven allí.
Los padres ya han muerto: él hace dos veranos, ella un poco más. Y vieron en vida cómo sería la vida de sus hijos una vez ocurriera esto, porque la finca Urpina fue creciendo mientras ellos estaban allí. En 2006 recuperaron los viñedos. Unos viñedos de Sumoll. Hay una, de finca de Sumoll, centenaria. Es de dónde sale el vino 1 de Urpina. También hicieron la quesería. Prueben los Quesos Muntanyola. Serán felices porque son buenísimos (no paran de ganar premios) y porque crean oportunidades de trabajo para todas las personas que existen en la asociación. Estas personas hacen la vendimia y con frecuencia también hacen etiquetas.
El enólogo del proyecto es de los mejores del mundo, y, por tanto, al ser un rey Midas campesinos (sé que le gustará el calificativo), no hace falta decir nada más. Es Joan Soler, y todo lo que toca Joan Soler se convierte en oro. No pueden dejar de probar, si tienen la oportunidad, la Albahaca, un vino que te hace pensar en el pesto (albahaca y piñones) y que un día deberemos, también, glosar.
Disfruten del Gebrada, un vino auténtico. Elegante como los campesinos, fino como la música, expresivo y ligero como el vuelo de un pájaro, vertical, largo y determinado como estos dos padres que un día fueron a ver a Toni Espinal, una de esas personas de las que quisieras hacer amiga. Disfruten del talento inmenso de Joan Soler y piensen mucho, en cada sorbo, en las manos que han cosechado las uvas. ¡Salud!
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